Hace poco, descubrimos, con sorpresa, que una de las tiendas especializadas de Sevilla había dado el cerrojazo, y quizás la que menos esperábamos por las circunstancias que más abajo abordaremos. Se trata de Héroes y Villanos, de la calle Bustos Tavera.
Como homenaje (cualquier baja en nuestro pequeño sub-universo es un crítico acontecimiento) hemos decidido los componentes de Aluzine Comix escribir unas líneas:
Juanma Castillo (http://laantorcha.wordpress.com/)
La verdad, nunca lo hubiera creído; que una tienda tan bien ordenada, céntrica, y en donde para la búsqueda de un número atrasado no tenías que encomendarte a los dioses para encontrarlo, se cierre, es algo tan absurdo que más de uno pensaría que en qué mundo vivimos. Y cada uno tendrá sus propias teorías, incluido el de la tienda, pero sólo el ávido coleccionista de tebeos que ha sufrido los avatares de encaminarse a la compra compulsiva sabe bien los motivos.
Y si rectificar es de sabios este tipo no tenía ni pizca de sabiduría. Eso, o vivir en una burbuja donde el único que consigue estar a la altura eres tú mismo y, por tanto, mirar a los demás con indiferencia, desdén y hasta un cierto toque de aversión. Y ese era el espectáculo que se percibía al entrar en Héroes y Villanos, cosa que llamaba la atención al principio pero que, al final, los sucesivos desaires terminan por hastiar a cualquiera y, donde antes se veía un punto de pintoresca gracia, se convertía en una experiencia desagradable.
Yo no soy quién para decirle a nadie cómo debe comportarse pero, desde luego, llevar una tienda y el hecho de estar cara al público te debe condicionar en cierta manera. Cuidar un poco las formas y tener un mínimo de educación no estaría de más. Si a esto le añades que ese día, vete tú a saber por qué, te has levantado con el pie izquierdo y le alzas la voz a cualquiera que pase cerca, aunque sea para dejarte el dinero del tebeo en el mostrador, ya tiene delito.
Pues todas estas cosas, en forma de anécdotas, se podrían contar como experiencias vividas en esa tienda de Héroes y Villanos. El villano, no cabe duda, sería el propio dependiente y propietario de la misma. Sólo le faltaría un nombre... ¿"El perro rabioso"?
PD: Pero que no decaiga la cosa pues "a tienda muerta, tienda puesta". Se ha abierto una recientemente en Nervión. ¿Quién será el villano que esté al otro lado del mostrador...?
Alejandro Barba (http://www.llauna.blogspot.com/)
En la vorágine de consumismo feroz en que se está convirtiendo el centro de Sevilla existía aún un pequeño reducto de tranquilidad para los amantes del cómic, Héroes y Villanos, donde podían encontrar un amplio stock junto a todas las novedades mensuales de las editoriales. Una tienda amplia, detallista, bien estructurada y medida en su organización en la que podía uno sumergirse a gusto y con tranquilidad a la búsqueda de aquello que más le interesaba, sin dependientes empalagosos ni masas enfebrecidas de compradores. También se apreciaba allí una atención y un cuido especial a los fanzines, colocados en un buen sitio de la tienda y acogidos siempre con buen agrado.
En la vorágine de consumismo feroz en que se está convirtiendo el centro de Sevilla existía también una tienda valiente, ajena a afianzar clientela, donde el máximo temor de los compradores llegaba al dirigir cualquier pregunta o incluso el saludo al habitual dependiente. Además de disponer de un catálogo amplio, estaba llena de números atrasados, coleccionables de periódicos y libros de saldo vendidos con usura. Encontrábamos allí una casa altiva y orgullosa en la que se permitía el lujo de seleccionar a qué clientela agradar y que ya nunca se rebajaba a asistir a las citas comiqueras de la ciudad, no sin sus argumentos razonables desde luego, pero ¿pensando en intereses de proyección, tan importante como es la publicidad hoy día? Héroes y Villanos no competía con su entorno, era un reducto autoalimentario que sucumbía hasta comerse sus propias entrañas.
Y todo esto lo hablamos en pasado, porque este rincón nuestro, que vivía para bien y para mal como un punto más de la red extendida del mundo que amamos ha capitulado definitivamente. Trágica pérdida. Farewell, my dog.
Sergio González (http://sergeus.divagaciones.com/)
Había una vez una tienda de comics, uno de los pocos paraísos para los marginales seres que mezclamos la pintura y la literatura, en un engendro amalgamado de arte poco reconocida socialmente (aunque poco a poco se van consiguiendo avances al respecto), llamado 9º Arte,a pesar de ser más antiguo que otros de sus hermanos que portan numeraciones menores. Precisamente, aquella tienda se llamaba Arte 9, y estaba regentada por unos chicos que anteriormente llevaban otra en la calle Sinaí (cuyo nombre no recuerdo). El emplazamiento, la calle Bustos Tavera, unos metros antes del bar “el Perro Andaluz” (uno de mis garitos de la adolescencia).
Allí mismo, años después, a finales de los 90, hubo una transformación. Al principio no parecía drástica, cambio de dueños, pero seguía con la misma política de números atrasados, fanzines, etc… ¡Error! Poco a poco fuimos descubriendo que no hace falta tratar bien a los clientes para que te compren. Supongo que es uno de los motivos por los que terminé trabajando en el área comercial. Si aquel dependiente, con esa actitud, mantenía un negocio de ese tipo, yo podría venderle la Giralda al mismísimo alcalde de Sevilla.
Pero ese trato al que me refiero fue progresivo, aunque desde un principio de veía que aquel chico no parecía entusiasmarle que dejáramos allí mes a mes unas buenas pesetas. Su mirada, hacia cualquier revista, comic o libro que tuviera sobre el mostrador, hasta que llevabas la compra para pagarle. Aun así, apenas levantaba la mirada, y apenas te susurraba el precio total. Si le hacías una pregunta, consulta y/o comentario, levantaba esa mirada minimamente y, tornando los ojos como Harry el Sucio apuntando al matón de turno, salían de sus labios palabras poco diplomáticas cuanto menos, aunque hay que admitir que al menos eran escuetas, claras y concisas.
En diversos foros y blogs de la red, desde hace años se pueden encontrar comentarios dedicados a esta tienda, con gente narrando sus experiencias allí, y recomendando no ir a ese establecimiento.
Pero el hecho es que siempre había gente comprando. A pesar de todo lo comentado anteriormente. Y es que en un gremio tan minúsculo, donde apenas nos podemos mover en nuestra ciudad en lugares que puedo contar con los dedos de una mano, no se podía descartar ninguna posibilidad. Aunque, como es lógico, personalmente lo usaba para los “desabíos”, como esas tiendas de alimentación de tu barrio, donde el domingo por la tarde te cobran el pan al doble.
Lamentablemente, es bien seguro que este comportamiento de su dependiente es lo que se va a recordar del establecimiento. Y aunque, en cierto modo, sea merecido, también hay que admitir que la gestión de la tienda era bastante buena. La distribución de las novedades, y de los números atrasados, las zonas de tomos, de manga, de libros (que también tenían en varias estanterías) era sencilla. No tenían merchandising como en otras, solo lo básico para no saturar. Personalmente, en el tema de los fanzines, es de los sitios donde, por una parte, no nos ponían ningún tipo de pegas para exponerlo, y por otra, el lugar donde se exhibían era muy bueno.
Mucho más se podría hablar, los diferentes (y en ocasiones extraños) dependientes y colaboradores que tuvo, las anécdotas más surrealistas, los momentos de risas y encuentros con amigos del gremio… pero por hoy solo deberíamos decir… Adios.
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