domingo, 29 de mayo de 2011

RECONSTRUIR JAPÓN A TRAVÉS DEL MANGA

OTROS ACERCAMIENTOS A JAPÓN


Los mangakas, autores de cómic japonés, conscientemente o no, siempre han ido mostrando en su obra conjunta un rico fresco de la cultura japonesa y su paisaje, a pesar de la atracción por lo occidental que observamos les acompaña habitualmente en su hacer. A través de múltiples géneros han hecho de su campo de trabajo un testimonio del ser de la sociedad nipona, de sus intereses, de su sensibilidad, de sus territorios, de sus pasiones. También de su Historia. De hecho, el reto que nos plantemos en BLOG DE ESPIRAL con este artículo es una actividad que consiste en ser capaz de ofrecer una visión histórica de Japón intentando para ello usar únicamente nuestra comprensión y en todo lo posible imágenes extraídas del Manga.

Al reconocer el tiempo y su transcurso por un lugar determinado, estamos desvelando a su vez el paso de unos seres humanos concretos por la vida, y seguramente, aunque existan estanterías interminables de enciclopedias, no nos quedará constancia de ello hasta que hagamos una comprensión personal, que es el mejor patrimonio inmaterial que podemos conservar. Estamos canalizando Oriente a través de este país, y por medio de nuestra experiencia concreta, pero principalmente lo que pretendemos es animar a todo hipotético lector de estas palabras a que indague sus propias pistas, huellas, mapas para construir su versión y así tender un puente a Japón. Y la verdad es que, por ejemplo, en el caso de las imágenes, hemos podido destilarlas sin tener que husmear demasiado, casi fue que ellas nos encontraron a nosotros; así que supongo que habrá tantas certidumbres como personas amen Japón.

Japón es un país del oeste de Asia con morfología insular. Es un conjunto constituido por cuatro islas que podemos ver señaladas en título de color “rojo” en la imagen que presentamos arriba (Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu) y el archipiélago Nansei, una cadena de pequeñas islas que se situarían más al sur de dicha imagen –aunque no salen. Estos accidentes geográficos presentan un relieve principalmente montañoso en el interior, y dentro de él existen centenares de volcanes, muchos en actividad. Además, se producen frecuentes movimientos sísmicos al encontrarse en una zona de fricción tectónica (pueden ocurrir unos 1500 temblores al año). Históricamente, la población ha tendido a asentarse en la costa, que es rectilínea hacia el Mar del Japón (al este) y abrupta y recortada al Océano Pacífico (al oeste). La climatología presenta veranos húmedos y lluviosos (debido al monzón), y temperatura fría en invierno.
Los territorios del archipiélago fueron colonizados en un principio por pueblos asiáticos que emigraron allí durante la era Neolítica (6000 a.C.). La fertilidad de la tierra y la acción de las corrientes marinas en los mares interiores que bañan las islas promovieron la dedicación a la agricultura y a la pesca. Por el dominio del lugar se sucedieron enfrentamientos entre los clanes pobladores hasta que uno de ellos se impuso a los demás y creó el Imperio Nipón, que asentó sus instituciones y sus creencias confucionistas y budistas a partir del siglo VI, cuando se introdujo la influencia china.

El sistema de dominio de las divisiones de tierra fue muy parecido al feudalismo europeo, con señores propietarios de extensiones explotadas por sus vasallos.

Con el paso del tiempo, hubo una sucesión de clanes en el gobierno, hasta que en el siglo XII los caudillos militares (los shogun) accedieron al poder y fundaron una dinastía para regir y someter al país a lo largo del tiempo. Estos hechos establecieron ya un rígido y poco permeable sistema de clases en Japón, que ganó intensidad con los siglos. Era controlado por la disciplina y la fuerza (siendo el brazo armado los samuráis, guerreros al servicio de los señores) y dividía al país en múltiples administraciones locales. Llegó la paz y el Arte fue perdiendo su carácter bélico inicial y se dejó influenciar por la espiritualidad de sus creencias religiosas y su mitología para explicar el mundo, así como por la elegancia de la aristocracia.

Durante los siglos XV y XVI comenzaron a llegar a las islas del Japón comerciantes occidentales y misioneros cristianos, pero en 1624 fueron expulsados y prohibidas sus ideas. El aislamiento casi total de Japón con respecto al resto del mundo, acentuado por su carácter insular, prosiguió hasta el siglo XIX. En 1867, el emperador Mutsu-Hito asume el poder e inaugura lo que se denomina el periodo Meiji, caracterizado por las presiones de la burguesía comercial y de las potencias europeas y de EE.UU., que piden la apertura de las fronteras de las islas. Llega entonces al país la energía eléctrica, la red ferroviaria y la industria. Esto producirá un enorme contraste con la realidad nipona, y exigirá un rápido cambio de mentalidad para personas que aún viven el rol social del vasallaje feudal. Comienza así la “occidentalización” de Japón, y la población destapa su gusto por esas ideas que desembarcan y que pueden producir una mejora en su calidad de vida y sus libertades. En un periodo muy corto, tradiciones arraigadas quedarán obsoletas y aparecerán figuras desfasadas como los ronin (samuráis que se han quedado sin señor y vagabundean perdidos entre la obediencia al pasado y el contraste de los nuevos tiempos), personajes que posteriormente han ejercido un enorme atractivo para la actividad de las artes por su doble vertiente.
Una curiosidad de principios del siglo XX es que los periódicos japoneses tomaron la idea de EE.UU. de publicar tiras cómicas en sus páginas, orientadas sobre todo al humor y al público infantil. Poco a poco, comenzaron a recopilarse en tomos y así fue naciendo el Manga, o cómic japonés, así como la afición a él.

Al mismo tiempo, los oportunistas países occidentales comenzarán a armar al ejército nipón, vendiéndole los aparatos modernos de la época. Desde finales del siglo XIX, Japón desarrollará una expansión militar con la intención de erigirse como líder de Asia. El afán belicista de los gobernantes de la época conducirá al país a participar en las dos guerras mundiales y terminar destrozados por los horrores de la guerra, con 500.000 civiles muertos, millones de personas sin hogar y una enorme falta de alimentos y atención sanitaria; eso sin contar la terrible desgracia que sufrieron cuando EE.UU. lanzó bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

Tras la paz, Japón fue ocupado por las tropas estadounidenses que ejercerán un gobierno provisional hasta 1951. En ese periodo, el emperador renunció a su divinidad para pasar a ejercer sólo un papel representativo y se establecerá una constitución democrática. También, se instalará el sistema económico de Occidente, copiándolo y sacándole tal partido que en pocos años el país se convertirá en una gran potencia económica. En ese crecimiento el Manga jugará un papel importante, con Osamu Tezuka a la cabeza, cuya obra cargada de entretenimiento y valores ejercerá un importante papel educativo en los niños de la posguerra. Los periódicos y las revistas locales celebrarán numerosos certámenes que motivarán el surgimiento de nuevos y numerosos autores y a promover poco a poco la aparición de una fuerte conciencia social hacia los horrores de la guerra, traducida en múltiples géneros y temáticas. Una forma barata e inteligente que empleó el manga para llegar a todos los ámbitos de la población fue el sistema de tiendas de alquiler de libros, los kashibon, donde también se podía leerlos como si fuera una biblioteca. En poco tiempo aparecieron numerosas editoriales para hacer frente a las necesidades lectoras y se consolidó una interesante industria creativa.
Si bien el rechazo a los conflictos armados y la opinión sobre la inutilidad de la guerra fueron generalizados en la sociedad, la política y las artes desde estas fechas -y que se mantiene hasta el presente-, por otro lado, el país tuvo que hacer a partir de ahora empleo de fuentes de energía como la nuclear (y también la geotérmica) con objeto de atender la elevada necesidad energética. Se construyeron numerosas centrales para atender los sectores económicos y a los más de 125 millones de habitantes del país distribuidos en una superficie de 380.000 Km2 (España, por ejemplo, posee 505.000 Km2 y cuenta con una población que no llega a los 50 millones, véase el contraste).

Históricamente, la casa tradicional japonesa ha empleado materiales perecederos como la madera y el papel. Este sistema constructivo no tiene vida más allá de los 25 años, y tiene que ir renovándose periódicamente. Se realiza así debido a los sismos, que han destruido parte de la edificación del país en múltiples ocasiones, y se veía inútil la consideración estructural imperecedera que nos parece tan habitual en Occidente (piedra, conglomerados, metal). Este aspecto no cambió tras los sucesos derivados de la Segunda Guerra Mundial; aún en la actualidad el 90% del tejido construido en Japón es de tipo suburbano (edificaciones de 1 ó 2 plantas) y emplea los sistemas constructivos tradicionales, planteando sobre todo parámetros de funcionalidad y atendiendo criterios de estética apegados a la fisicidad, con una sensibilidad casi aristocrática.

Sin embargo, en esa gran masa informe edificada van apareciendo también casi espontáneamente unos puntos focales de grandes rascacielos que albergan las sedes de importantes empresas. Son fruto del capitalismo feroz, y para representar fortaleza y presencia son construidos con visos de permanencia y con estrictas normativas sísmicas para hacer frente a la alta actividad tectónica a la que puedan estar sometidos. El paisaje urbano japonés parece una gran ciénaga de tejados en la que se elevan de repente agujas, como si fueran juncos.

El ferrocarril y la alta velocidad serán factores que determinen fuertemente la morfología territorial a partir de los años 50. Las empresas ubicadas en un mismo núcleo se alían para construir infraestructuras que pasen por su zona y así atraer la atención hacia ellas. Surgirá de esta forma una gran competitividad entre las grandes ciudades, aun entre las sedes de la misma compañía. Serán escenas urbanas congestionadas, hechas a través del consumo. Los edificios se convertirán en meros carteles, dominados por los luminosos (con letreros tanto en idioma japonés como en inglés) y su carácter de espacio habitado por nómadas (personas que acuden a través del transporte para trabajar, y luego divertirse). En sus interiores aparece una promiscuidad de usos, motivados por las alianzas económicas: empresas, bancos, pachinkos (espacios de juego japoneses), hoteles, prostíbulos. La significación de esta idea adquiere su máximo por la noche, cuando la espiral de neones se nos torna más evidente.

Consecuentemente, las ciudades se verán llenas de estaciones de transporte y la movilidad será una gran característica de la población, que vive muchos momentos del día en esos “no lugares”, esos espacios que habitas sólo un breve momento del día al estar continuamente desplazándote de casa al trabajo y viceversa.

Es destacable cómo en un ambiente tan moderno aún se desarrollan unas relaciones sociales heredadas de la época feudal japonesa. Existe un lenguaje coloquial en el que la persona se expresa dentro de la familia, uno de respeto para dirigirse a los amigos, y otro de máxima corrección que se utiliza en el ámbito laboral. La normativa es muy estricta y hay muchas censuras de comportamiento, sobre todo en el terreno de lo sexual.

De noche, todo se diluye: existe otro nivel de relación social más basado en las relaciones fenomenológicas de la experiencia, todo el mundo se habla como hermanos, se emborrachan y dejan caer un velo que confunde realidad y ficción. También es increíble cómo el Manga exprime su talento al máximo para forzar esos límites legales e introducir lo picante y la violencia en el mayor grado que puede. Muchas veces, sin saber de estas restricciones del gobierno y la sociedad, cuesta entender por qué esa obsesión con tratar tanto estos temas.

Al llegar los años 90, Japón siente ya la presión económica por la irrupción en el mercado global de otros países del sureste asiático –como China-, que experimentan un espectacular auge por la instauración de un modelo que también compite imitando y perfeccionando los procesos occidentales, pero al mismo tiempo forzando los derechos de los trabajadores (e incluso de los seres humanos), abaratando así los costes de una manera imposible de igualar. Caen empresas niponas que pretendían negocios ferroviarios e inmobiliarios, Japón entra en recesión y se produce la bancarrota de varios bancos, así como una elevada tasa de paro (4%). Las consecuencias se derivan hasta la actualidad, todavía el país no ha remontando el vuelo que llevaba por entonces. A partir de estos momentos, el sistema económico japonés se dispersa y diversifica por todo el tejido y pierden relevancia los núcleos de empresas. La población se une más a su propio territorio y se creará una unidad habitacional -más que el concepto de una casa- con lo mínimo y suficiente para vivir: cama, baño y cocina, apenas 20 m2. Serán complementadas por tiendas que abren 24 horas para atender el resto de necesidades domésticas (lavandería, restaurante, peluquería, librería, etc.). El panorama hoy día se hace muy disperso y con pocos puntos focales, tan sólo las grandes ciudades se mantienen en ese papel.

Tal era el devenir de los acontecimientos para Japón hasta la llegada de un desventurado suceso natural. El 11 de noviembre de 2011 un brutal temblor sísmico en el mar ha provocado numerosas muertes, fuertes daños en la edificación y una catástrofe nuclear de dimensiones similares a la que se produjo en Chernobyl. Nos llegan noticias de que desde el día siguiente a la tragedia los japoneses se afanan en salir adelante, es tanto su carácter luchador y su ánimo por recuperar su vida, su lugar, su realidad. Por nuestra cabeza no pasa otra cosa que el convencimiento de que pronto hallarán la restitución de la normalidad, aunque indudablemente este hecho marcará un antes y un después y, de nuevo, han de comenzar casi desde cero. Desde aquí esperamos que en esta reconstrucción el Manga siga sabiendo ejercer esa influencia vivificadora para las personas de la que ya fue capaz en el siglo XX, y que dibuje un futuro prometedor para Japón y su gente y, por extensión, para todos los que nos sentimos implicados con ellos.

OTROS ACERCAMIENTOS A JAPÓN

FAIRPLAY Y PAZ [PIS]. 2x07

lunes, 23 de mayo de 2011

LAS SETAS “VENENOSAS” DE LA ENCARNACIÓN DE SEVILLA

El proyecto “Metropol / Parasol” para un nuevo mercado y la reorganización de la plaza de la Encarnación de Sevilla -apodado “Las Setas” en esa costumbre de poner sobrenombres, procedente de las áreas rurales andaluzas- es en la actualidad uno de los símbolos más polémicos y rechazados por los sevillanos, y sin embargo es el punto álgido de la ciudad donde la gente ha estallado a protestar contra las deficiencias del sistema democrático que habitamos, con grandes de dosis de inteligencia, agudeza, civismo, y ejemplo de buen comportamiento y compromiso masivo. No deja de sorprender que tantos miles de personas se acojan en su protesta bajo la sombra y el simbolismo de este contradictorio espacio, y por ello, retomando unos viejos apuntes, deseamos explorarlo en nuestro lugar en Internet (el único medio que aún no está vendido a uno u otro bando, como la radio, la televisión o la prensa).

Para comprender la realidad de la plaza de la Encarnación, diremos que es un emplazamiento del centro histórico de Sevilla situado en el interior del recinto amurallado. Como en muchos lugares europeos, está presente el increíble trenzado cultural que la Historia ha traído por estos territorios, y bajo su suelo se superponen estratos romanos, árabes, judíos, cristianos, y suponemos que si nos fuéramos mucho más atrás también podríamos seguir reconstruyendo muchos otros testimonios olvidados o desconocidos por nuestro legado. Se podría decir que, aunque hoy día contemplamos todos esos trazos históricos como una unidad, cada uno de esos restos fue en su día una agresión a lo anterior y desde luego también al lugar.

A principios del siglo XIX, la edificación que ocupaba los terrenos de la plaza que nos ocupa este artículo era el convento de la Encarnación. Por estas fechas, se produjo en España la invasión francesa de Napoleón, y este acontecimiento introduce en el país las ideas revolucionarias de Europa del momento. En cuanto al urbanismo, en París el barón Haussman había implantado un modelo que saneaba las ciudades medievales mediante la expropiación y el derribo de edificios, la apertura de calles y plazas para que en el tejido dejara pasar sol, luz, aire. La ciudad se convertía así en un espacio mejor para vivir, para ser disfrutado por todos sus habitantes, fueran ricos o pobres; aunque también suponía la expulsión y abandono por parte de las autoridades de las personas que habitaban esos edificios. Era uno de los máximos ejemplos de la Ilustración: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
Como decimos, en Sevilla también ocurrió esta forma de gobernar durante el siglo XIX, tomando el ejemplo del barón Haussman. La idea era hacer un trazado más “limpio” y habitable para la ciudad, y crear grandes plazas para que en ellas se desarrollara la escena urbana, al estilo de las más modernas ciudades europeas de la época. Con tal objetivo, se derribó el convento de la Encarnación, que era idóneo porque poseía planta rectangular y estaba rodeado de una edificación homogénea que podía hacer de telón de fondo a las nuevas actividades que se desarrollaran allí una vez se abriera ese gran espacio libre. También se liberaron los terrenos que hoy ocupan la Plaza de San Pedro, y los de la Plaza Nueva, con la demolición del convento de San Francisco. En estos escenarios una de las ideas principales era que se produjera una buena sombra para filtrar el ajusticiador sol de Sevilla, y para ello se tomaron grandes árboles (ficus) procedentes de América que poseen una espesa copa muy horizontal. Finalmente, el protagonismo se lo llevó la Plaza Nueva, que acogió la mayor representatividad al implantarse en ella el edificio del ayuntamiento, y recibió la mayor parte de las inversiones que se hicieron. Como los franceses abandonaron su hegemonía sobre el país a mediados del siglo XIX, sus ideas también cayeron en desgracia y en la Encarnación quedó un amplio solar sin uso, lleno de escombros, que poco a poco fue ocupado por vendedores ambulantes. También existía allí una fuente pública del siglo XVIII (es la más antigua de Sevilla) que fue trasladada en diversas ocasiones y que hoy día aún se mantiene. En el siglo XX, se construye un mercado cubierto para que los comerciantes desarrollaran allí su actividad y de esa forma el ayuntamiento podía cobrarles impuestos. En el otro extremo de la plaza quedó una parte libre para disfrutar de la fuente y la sombra de la arboleda traída de los ficus americanos del Parque de María Luisa.

En 1973 el mal estado del mercado de abastos provoca su traslado a una construcción lateral, la demolición del viejo edificio, y su sustitución por otro nuevo. A la hora de realizar la cimentación, se construyeron pantallas de contención de tierra perimetrales y se comenzó a excavar. Como era de esperar, aparecieron importantes restos arqueológicos no datados y la obra quedó parada, pues de repente había tantas actividades por realizar que no se encontró presupuesto para tal labor. Así se mantuvo largas décadas, con los restos arqueológicos vallados y cegados y con calles alrededor estranguladas. Un lugar que se convirtió en una rotonda para que los coches cambiaran de sentido y sólo un sitio de paso, desplazado por el éxito de otros espacios más habitables del centro histórico. También la edificación alrededor se fue degradando y haciendo impersonal, extraña a la histórica iglesia de la Anunciación que se levanta en la esquina con la calle Laraña.

Al llegar el siglo XXI, España comienza con bonanza económica para amplios sectores de la sociedad y con ello se empieza a reactivar la vida y las esperanzas de la gente. También llega la necesidad de intervención para la Plaza de la Encarnación, que no puede seguir ya más tiempo en el deterioro y abandono que sufre, la gran mayoría entiende que no se puede quedar como está. La disciplina elegida para actuar sobre la realidad existente es la Arquitectura como se entiende hoy día, que posee un gran carácter social por su amplia repercusión, porque se instala en lugares reales y los rehabilita, los pone en valor, los hace más habitables para las personas y destapa cualidades en ellos, nuevas y ocultas. La solución que se busca, capitaneada por el ayuntamiento de Sevilla en 2004, es la del concurso de ideas, abierto a toda la comunidad internacional de arquitectos. La intención era producir un debate, un diálogo para sacar a la luz múltiples lecturas de lugar, mejor que la forma de encargo directo.

Al concurso se presentaron 65 proyectos, la mayoría de arquitectos prestigiosos de diferentes lugares del mundo. Todos optaron por conservar al descubierto las ruinas excavadas, y la verdad es que la mayoría eran muy espectaculares y llamativos, fruto del capitalismo feroz que dominaba el panorama por esos años; es decir, la mayoría requería para construirse un presupuesto titánico, que lo cierto es que no se consideró un aspecto descabellado por la exacerbada psicosis económica en que el mercado se movía entonces. Por supuesto, en ello el papel protagonista lo tenía el Ayuntamiento de Sevilla, pero es justo decir que al jurado del concurso se encontraban representados también las universidades de Sevilla y Pablo de Olavide, la Junta de Andalucía, la Gerencia de Urbanismo de Sevilla, el Instituto Andaluz del Patrimonio, arquitectos de reconocido prestigio no participantes en el certamen, los empresarios de Sevilla así como representantes de las asociaciones vecinales. Tampoco el Colegio de Arquitectos de Sevilla, aunque no participara en la elección de la propuesta, se manifestó en contra de que se diera luz verde a esta obra. Es curioso como a día de hoy todos escurren el bulto y nada quieren tener que ver con los importantes daños a la economía sevillana que ha provocado este interesante proyecto (a nivel arquitectónico), y parece que es sólo el alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín su responsable.




La propuesta ganadora, conocida ya por todos, fue la del arquitecto alemán Jürgen Mayer, con su “Metropol / Parasol”. Su proposición consistía en abrir todo el espacio de la plaza de la Encarnación y darle unidad pese a la obligación de contemplar el mercado. Sólo el perímetro edificado restringe la circulación y el esparcimiento por los espacios, y en una superficie libre tan amplia (10500 m2) surge una gran cubierta única para toda la plaza que dé sombra ante la intensidad del sol en las horas diurnas. También ofrece iluminación durante la noche, como un cielo artificial de luz y sonido. De esta forma, se producen 4 niveles: el museo de las ruinas excavado en el terreno, a nivel de sótano; el mercado de abastos a la cota de la calle, que se estrecha y así amplía el espacio libre a su alrededor; la plaza pública con el tráfico rodado restringido y que se extiende sin limitaciones desde los ficus y la antigua fuente hasta la cubierta del mercado, con una gran escalinata a modo de escenario monumental; y la cubierta transitable para la contemplación de todo el mundo de tejados del casco histórico, una visión que públicamente sólo era ofrecida por la Giralda. El pavimento también cobra intensidad destacable, pues se reproduce por todo suelo y por los alrededores, dotando de una nueva piel a las callejuelas anexas, olvidadas demasiado tiempo.


Hasta aquí todo parece muy aceptado por todos, pero la polémica surge con la formalización de esa gran cubierta que simula las frondosas copas de los árboles que existen en muchas placitas del centro de Sevilla. Hoy día ya no es lógico “robar” a otros territorios esos árboles centenarios, milenarios, y transplantarlos aquí, ese terrible expolio colonial. Por lo tanto se construyen artificialmente, con el dinero que el capital permite. De esta manera, surgen unos enormes pilones que sustentan el piso a 30 metros de altura, con una forma orgánica y aparentemente aleatoria, que tiene mucho de provocación, se busca irrumpir con descaro en nuestra retina para llamar la atención. Con todo el trasfondo de reflexión sobre un lugar y su historia que tiene detrás, al final lo primero que nos llama la atención es un icono, un reclamo, “las Setas”, precisamente con el objeto de no sólo abrir la plaza a los sevillanos, sino traspasar fronteras y volverse conocido, atraer gente a la ciudad.

Si bien la imagen inicial del concurso con esta arboleda ficticia era muy vaporosa y permeable, que pretendía ser un filtro visual para la luz y entre los laterales de la plaza, esto no era posible técnicamente, pues había que contrarrestar las cargas del peso propio, del viento, del sismo, de los usuarios, y para ello se necesita cierta rigidez y esta estructuración física contempla quizás más opacidad. La solución formal por la que se optó para proceder a la construcción de la cubierta se convirtió entonces en más figurativa y potenció esa idea del champiñón, necesitando la friolera de 500 Toneladas de madera para llevarse a cabo. Además esta nueva imagen era aún más potente visualmente y acentuó el rechazo de la gente por ponerlo junto a un entorno de edificación histórica homogéneo y tradicional, con mucho carácter religioso, espiritual. En nuestra opinión particular, a los 30 metros de altura que están las Setas su carácter pasa desapercibido para las personas que transitan la plaza, es tan orgánico como una arboleda, y además les hace gozar de una sombra muy buena. Ni siquiera se ven desde la mayoría de las calles más lejos de la zona, pues no sobrepasan la altura de los edificios d su perímetro y quedan tapadas por ellos.



Sin embargo, la mala fama actual del proyecto proviene sobre todo del presupuesto, calculado en 33 millones de euros, inicialmente. Como los procesos que utiliza y los medios han sido tan singulares, no existía en el mercado nada con lo que compararlos, y el precio que se dio ha distado mucho del real necesario para la ejecución. Además, la inversión era mayoritariamente de dinero del erario público, que esperaba rentabilizarse en tiempo breve, alquilando los locales comerciales en el mercado y en la cubierta a empresas privadas.

La obra sufrió varios parones en su desarrollo, pues fue realizada por SACYR, una empresa constructora de las poderosas pero que ha sufrido algunos reveses con la horrorífica crisis económica que nos ha venido a azotar. Por supuesto, nada comparado con lo que estamos viviendo los ciudadanos de a pie, pero sí es verdad que destapó muchas de las tramas que en bonanza fueron maquinando políticos y banqueros para enriquecerse personalmente, y el dinero para ejecutar la obra no llegaba con la misma fluidez. Para colmo, por varias veces hubo que aumentar el presupuesto, tan malo había sido el estudio económico previo, y por momentos dio la sensación que era un “presupuesto abierto”. La presión pública hizo que tuviera que hacerse conocido el dato, que informan que ha sido de 100 millones de euros al final. En multitud de ocasiones se pretendió parar este gasto, cuando la economía española iba en caída libre, pero siempre salió adelante con el voto de calidad del alcalde de Sevilla Monteseirín, que al igual que en muchos otras obras de Sevilla, coloca una placa con su nombre para destacar su labor y gusta pasearse frecuentemente por los periódicos y la televisión local. Este proyecto del “Metropol / Parasol” toma ideas ilustradas no sólo en su materialización –rescatando para la ciudadanía un lugar perdido-, sino que en su gestión hace verdad eso de “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.


La nueva plaza de la Encarnación se inauguró en abril de 2011, en los días previos a la Semana Santa. Por su forma impactante, espectacular, y la enorme calidad espacial que ofrece ha atraído desde entonces a multitud de visitantes y curiosos. También protagonizó el cartel del Encuentro del Cómic de Sevilla de 2010, parece poseer mucho del mundo de la ficción que se trata en el cómic. Por supuesto, aún no se ha amortiguado el impacto económico que ha supuesto, aún están vacíos la mayoría de locales comerciales, era lógico y esperable con la situación que vivimos.

De momento, se puede decir que ya ha hecho historia. El movimiento 15-M en Sevilla ha elegido este escenario como su sede de protesta para la necesidad de DEMOCRACIA REAL YA. Parece contradictorio que exporten esta imagen como símbolo, y sin embargo una fuerza parece atraer las actividades hacia aquí, donde se concentra ese dinero que, dividido en ayudas para las personas que más han sufrido, hubiera evitado que muchos desfavorecidos y que ninguna culpa tenían, pagaran la mala gestión que se hizo del sistema. Tantos que han perdido su vivienda, sus ahorros, sus ilusiones, sus esperanzas, que han caído en problemas de salud (incluso conozco suicidios, desgraciadamente), que viven de la caridad, que asisten atónitos a cómo continuamente siguen saliendo casos de corrupción política y cómo los bancos españoles son las únicas empresas solventes y a las que se les sigue dando las ayudas. A cómo los dos partidos se acusan entre sí y no hacen nada más que seguir cortando leña del árbol caído e intentan llevar la fractura a las buenas personas. A cómo los demás políticos que surgen parecen sólo buscar un hueco en el que meterse a pillar cacho, si caen los otros. A darnos cuenta cómo son las costillas reales de nuestro mundo. Es como si, una vez abierta esta herida, ya muy difícil de cerrar, e infectada, mohosa, el pueblo haya decidido dárselas a los poderosos para ver si estos hongos a ellos les resultan tan indigestos y venenosos como lo han sido para nosotros.

jueves, 19 de mayo de 2011

¡UNA SOLUCIÓN REAL YA!

Desde BLOG DE ESPIRAL interrumpimos nuestra programación y nos sumamos a los necesarios movimientos pacíficos desde los ciudadanos que al fin llegan, pidiendo fin a la tomadura de pelo que llevamos años sufriendo:


¡DEMOCRACIA REAL YA!

sábado, 14 de mayo de 2011

SUPERLÓPEZ Y LA BANDA DEL DRAGÓN DESPEINADO

OTROS ACERCAMIENTOS A JAPÓN


En esta primera entrada dedicada al País del Sol Naciente nos inspiramos en una mirada a Japón a través de los ojos de un occidental. Hemos elegido a JAN, uno de nuestros autores predilectos, que pone a nuestra disposición todo su arte y su lenguaje gráfico para destilarnos este álbum fruto de su observación de aquel territorio, que pasamos a comentar.

En su web particular, JAN recopila diversos escritos que realizó por la época de la revista “Superlópez” (desde 1988). En ellos nos habla de muchas cosas interesantes que tiene en cuenta en su hacer, pero hoy queríamos detenernos en la cuestión de las ambientaciones de sus tebeos, de las que allí da buena cuenta. Sobre todo, nos dice que ve necesario que los escenarios sean diferenciables para un personaje tan particular que tiene poderes para desplazarse aquí y allá, y destaca la relevancia de la documentación para un dibujante que quiera reflejar lo que observa a su manera propia. Si bien antes en su obra ya eran perfectamente reconocibles los fondos de sus viñetas, con su entrañable visión de Cataluña (Barcelona se la recorría a menudo, atento con su cámara) y las imágenes de otros lugares que sacaba de postales, recortes de periódicos, revistas o libros, todo se transformó en 1989 cuando se lanzó a viajar más lejos, tomar sus propias fotografías en esos lugares y estudiar personalmente a pie de campo las localizaciones. Comenzó con Bulgaria, luego Japón, Grenoble, Sevilla (qué recuerdos...), Méjico. El resultado que comenzaron a ofrecer esos álbumes fue el de una auténtica guía turística en formato cómic (y muchos más que eso, pues contienen su valoración sobre los lugares, es un cuaderno de viaje, un block de espiral colmado de subjetividad) y conducidas a través de una entretenida aventura del superhéroe de Bruguera.

Lo de Japón surgió como un desafío que se impuso, una apuesta lanzada en los textos de la revista Superlópez: “Ya..., estás pensando que con una aventura en Bulgaria o en el Japón no saldría a hacer fotos... ¡Pues a que lo hago...! pero deja, cosas mías...” Por otro lado, una fuente diferente que podría convencernos sobre si JAN viajó realmente al País Nipón es la maravillosa página dedicada particularmente al personaje Superlópez y en general a la obra de JAN que conduce David Fraile Vieyto. Allí se expone en sus FAQ: “¿Ha viajado realmente a todos los países dónde transcurren sus historietas? Sí, a casi todos. Para cada historia viajaba a tomar fotos y volvía con un montón de diapositivas, ¡de 600 a 800! y no sólo de monumentos sino hasta de las papeleras. Sólo el primero, el de Bulgaria, quiso que pareciera un verdadero viaje turístico pero eso marcó los siguientes y se ganó la crítica de que hacía catálogos turísticos en vez de cómics. Lo cierto es que se pateó esos sitios y más por su propia cuenta.”


“LA BANDA DEL DRAGÓN DESPEINADO (YAKUZA)” (46 páginas, 1989) y “LA BOMBA” (16 páginas, 1990) son las dos historietas que el autor de origen leonés emplazó en Japón y que fueron recopiladas en el nº18 de la colección de Superlópez. Normalmente, en sus cómics de viajes, aparece un grupo de turistas en los que se integra un hombre con barba blanca y una cámara de fotos que podríamos identificar como el propio JAN, aunque en este caso concreto no lo hemos conseguido encontrar por ninguna página. Cada obra suya es gráficamente muy rica, abundante y profusa en referencias, y tal vez se nos escapa algún detalle sutilmente deslizado; no sabemos si esto podría alimentar la duda de si estuvo realmente o no en Oriente. No queriendo redundar más sobre este tema particular, pues en verdad da lo mismo, visto el despliegue de conocimientos que nos ofrece, pasemos a comentar el tebeo en sí.

Desde el nº8, ya todos las historias de Superlópez comenzarán con una cita inventada/adaptada que evoca alguna idea de las que se tratarán a continuación, separada en una página con dicho texto y una ilustración. En este caso, la frase aparece en caracteres japoneses y se podría traducir al alfabeto occidental como "Nihon mo ingenmame wo tsukurimasu", lo que según Eric Meurée no es japonés auténtico, sino que si traducimos palabra por palabra, directamente nos sale en español: “En Japón también cuecen habas”.

El argumento nace como casi siempre en LLAUNA (la empresa donde trabaja el alter ego López), punto de encuentro de los protagonistas principales y donde por lo general se entretejen muchos de los hilos que JAN irá manejando al avanzar la narración -¿adivinan ahora por qué la sede web de nuestro BLOG DE ESPIRAL toma la denominación “llauna”?-. El gag cómico del que hace gala la generación en que se formó JAN está presente, no lo abandona, y sin embargo sus historias tratan de buscar un apoyo más realista, hacerse más orgánicas y tener en cuenta la continuidad. El Jefe ha mandado a Jaime y a Luisa (derivados de Jimmy Olsen y Lois Lane) a Japón a firmar unos contratos con la Mishmishima Company, empresa que quiere crear en Barcelona sus cadenas de montaje para un robot tripulado. Serán 5 días de viaje en una época en la que no existen medios de comunicación tan rápidos y eficaces como el móvil o Internet. Entonces, el Jefe es atacado por mafiosos japoneses y envía a Superlópez a paralizar el acuerdo. Allí, también Jaime y Luisa son sorprendidos por una banda de yakuzas y el héroe los salva y se les une. Entablarán conversaciones con el señor Mishmishima, empresario innovador de tecnología, y saldrá a la luz su rivalidad con otro empresario más anclado a las tradiciones niponas, el señor Gonikito. Por medio, un grupo extorsionador -“La banda del dragón despeinado”- ha sido contratado por Gonikito para forzar que la construcción del robot permanezca en su propio país. La madeja se enredará y cada uno jugará sus diferentes cartas, surgiendo la cuestión de una bomba H de la Segunda Guerra Mundial que descansa en el fondo del mar y que sólo alguien con las habilidades de Superlópez podría recuperar. Eso es, básicamente, lo que discurre por las 62 páginas en total, ya que las dos partes en que se divide la narración entran en concatenación.

El despliegue gráfico que JAN establece es, en nuestra opinión, monumental. Abraza una composición de página móvil, dinámica, con viñetas trapezoidales que suben, bajan, entran en tensión al ritmo que pide el guión. Podríamos decir que esto no es nuevo, pues sus dibujos siempre han evolucionado para buscar el símil con la realidad (abundando la crítica social), han gozado de acción y quizás de caracterizaciones más poliédricas que los de la mayoría de títulos de su editorial, orientados más al humor y al absurdo; esto se derivaba en una buena dosis de plasticidad para captar esos saltos temporales, emociones e intensas peripecias, aquí llevado a un extremo para ponerse en paralelo al estilo de la composición de página del manga en general, que suele seguir pautas de este tipo. Uno a uno, la inmensa mayoría de recuadros se llena de un paisaje diferenciado y rico por el que los personajes se desenvuelven. Además, está presente el paso de los días, la aventura va desarrollándose en diferentes lugares y con tan sólo una doblez en una viñeta, sin hacer falta cuadro de texto explicativo, producimos esos cambios. Hacemos hincapié en lo bien atado que el autor ha puesto el guión al servicio del recorrido que nos sugiere por Japón, todo parece encajar y hacerse necesario. La forma de comenzar y la de terminar es asimismo bastante hermosa, diluyendo los márgenes de las viñetas como fundiéndolos con el papel y conectándolos a algún lugar profundo de nuestra imaginación.

Los personajes en esta serie siempre suelen representar, por lo general a lo largo de toda la obra de JAN, tres generaciones: la mayor, la adulta y la juvenil. Aquí, los jefes de las empresas harían el papel de ese tipo de gente experimentada, ya con una carga de valores consecuencia de sus rutinas vitales; Superlópez, o Juan López, que son la misma persona (clara proyección del propio JAN), Jaime González, Luisa Lanas y Arigato Gozaimas supondrían la segunda generación, ésa que acomete la acción principal de la historia. López es despistado, despeinado, siempre con un chichón por sus descuidos; Luisa, insoportable, con carácter y muy crítica; Jaime, racional, paciente, aventurero; Arigato es una japonesa cercana a la cultura occidental, un nexo de unión narrativo. En estas dos edades nos parece siempre que habitan diversas perspectivas del propio JAN, poniendo personajes para expresar distintas las apreciaciones de su personalidad. Pero tampoco olvida a los jóvenes, el tercer caso de los que hablamos, un grupito de amigos japoneses que contrastan su visión más inmadura pero sí más enérgica y apasionada, y que nos evoca quizás a cómo ve él a sus lectores. Ni malos ni buenos, todos se interrelacionan, en este mismo álbum y a través de todos los demás dedicados al título Superlópez, cada cual parece representar su papel, y en el fondo realizan un debate sobre temas reales enmascarados en la chispa de la aventura y la evasión.

En un apunte sobre los rasgos de los personajes orientales que se crean, destacamos que para un estilo caricaturesco generalmente es fácil caer en tópicos de exageración (y por consiguiente deformación) sobre todo aquello que al dibujante –y a la sociedad en que está inscrito- le resulta más lejano. El mismo Osamu Tezuka, maestro del manga, ha pecado de estos vicios y actualmente en sus obras que se reeditan se expresa una disculpa por esta razón. En el caso de JAN, la verdad es que nos parece que, aunque su forma de dibujo es satírica y desde ella representa siempre la realidad, ha tratado el tema con bastante atención y sensibilidad, tanto al dibujo como al guión se muestra natural y respetuoso con todas las presencias y culturas que ejercen protagonismo.

Un detalle que nos llama la atención es el hecho de que la mayor parte de personajes que JAN crea repiten apariciones en diferentes títulos; sin embargo, hasta la fecha han aparecido 58 números de Superlópez y los japoneses no han vuelto a concurrir en ellos, esperemos que de alguna forma puedan ser recuperados en el futuro, pues creemos que contenían un potencial interesante.

Como hablamos más arriba, en este trabajo y al igual que en todos los dedicados a viajes, JAN determina un recorrido por tierras niponas, su propio itinerario, el que él ha ideado para aproximarse a las circunstancias de Japón y explicárnoslas a través de un guión aventurero. Es éste un recurso que el autor ha usado ya en diferentes ocasiones para entretener a una audiencia pero al mismo tiempo conectarlos con su visión de la realidad, pues siempre pretende que su trabajo tenga alguna significación. La cultura japonesa que nos desvela se va desarrollando en las siguientes etapas:

La acción comienza en Tokio, en un ambiente urbano colmado de neones y anuncios. Aparecen comercios, grandes edificios y nos describe una población muy ordenada y educada. La acción se desplaza al rascacielos de la Mishmishima Company, de aspecto occidentalizado. Excepto por los personajes orientales, nos parecería estar en el interior de una empresa europea o americana. Más tarde, Superlópez cruza los cielos de la ciudad en busca de la residencia particular del señor Gonikito, un escenario arquitectónico más conservador, rodeado de jardines y naturaleza humanizada, con múltiples referencias a la tradición. En su dibujo nos parece destacar la necesidad de cada pieza de la composición, la serenidad y espiritualidad de los espacios.

Luisa y Jaime acudirán mientras a la factoría Mishmishima, un emplazamiento amplio y tecnológico, donde construyen un robot, y que conecta a la ciencia ficción del manga. El robot escapa y se inicia una persecución por las vías de comunicación japonesas, hasta llegar al Santuario del Gran Buda de Bronce. Los sucesos de los personajes nos ofrecen diferentes perspectivas de este lugar, se aprecia que JAN quiere detenerse en su descripción. Poco después terminan en un enorme lago surcado por embarcaciones turísticas.

El grupo continúa dividido en dos, y unos van hacia Kyoto usando los trenes de alta velocidad y otros visitan un pachinko, sitio de juegos. Ya en Kyoto, pisarán un mercado y calles de carácter más residencial, alojándose en un hotel tan caracterizado que suponemos que existe realmente. Luisa completará la acción en esta ciudad al ser raptada en el entorno de un santuario ajardinado y poblado de ciervos.

Enseguida pasaremos a visitar los fondos marinos de la costa, en opinión de JAN unos espacios tristes, colmados de chatarra militar, fruto de la tragedia de las guerras en las que Japón se embarcó en el siglo XX. A continuación los hechos nos llevarán hasta otra ciudad, Okinawa, de nuevo poniendo de manifiesto el contraste de unos espacios con un corte más tradicional y otros totalmente occidentalizados, y se dará cuenta del desenlace de la historia. A modo de despedida de Japón, acabamos las últimas viñetas en el aeropuerto.

Otros paisajes surgen de un vistazo a vuelo de pájaro, mientras Superlópez navega por el cielo. Aunque JAN a lo mejor no haya revisado a fondo estos escenarios (o tal vez no encajaban en su guión) al menos sí los menciona con sus lápices, observamos su compromiso con su labor de documentación, no dejando ningún cabo suelto del entendimiento que ha hecho del país, y contemplamos arrozales, montes del interior del país, monumentos que le parecen destacables. También, detalla explicaciones sobre la mafia y la delincuencia japonesa; el estilo de vida de la población; las circunstancias naturales (número de terremotos al año y actividad volcánica); la afición por la lectura del manga; la comida y los utensilios a la mesa; el mobiliario urbano propio de la zona (uno de los temas favoritos a lo largo de toda su obra); la escritura japonesa, todo el tiempo en un ejercicio detallado de representación. El número de hallazgos que ha hecho es largo y variado, y se introduce sutilmente a veces, otras parándose en extensos textos que se comen parte del dibujo.

En suma, la lectura de este trabajo nos aporta una perspectiva muy completa de cómo es percibido Japón desde una localización lejana, mediante la sensibilidad de alguien de la talla de JAN. Y por si fuera poco, es un autor muy unido a su público, y busca retroalimentación continua, dirigiéndose directamente al lector y haciéndole partícipe de sus sensaciones y estado de ánimo al dibujar. Para nosotros, supone un viaje en papel único.

OTROS ACERCAMIENTOS A JAPÓN

FAIRPLAY Y PAZ [PIS]. 2x06

jueves, 12 de mayo de 2011

ACERCAMIENTOS A JAPÓN

Queremos exponer diversas ideas lanzadas desde el cómic sobre Japón. Sin duda me considero demasiado inexperto en la cultura oriental, de hecho aquí en este BLOG DE ESPIRAL nunca hasta ahora nos habíamos decidido a abrazar algo sobre esta realidad (excepto esta tira de “F y P”; un chiste malo, lo sé), aunque sí lleve desde pequeño pegando patadas de karate y me haya leído algunos de los mangas de éxito que están en los medios. Por supuesto, hasta lo que he llegado, he disfrutado muchísimo, pero mientras no pueda entender el idioma japonés, disponer de un buscador en Internet que me permita moverme libremente sin esperar a que sea una editorial la que me importe el material que ella misma decida, o tampoco pueda coger un folio y un lápiz y salir a la calle a percibir el ambiente por mis propios sentidos y a tomar apuntes de ello, seguiré pensando que soy un analfabeto en la materia. Por eso, durante varias entregas, con una idea clara pero sin prisa, y sin afán de dar una idea completa del hecho japonés, vamos a ir colgando por aquí una serie de artículos que destaquen impresiones del país nipón que con el tiempo hemos ido obteniendo desde nuestra perspectiva.

Será casi un experimento, supongo que incompleto, pero sí colmado de intenciones de despertar y compartir un interés por la exploración de lo oriental para que a algunos como yo mismo no nos resulte algo tan lejano. La motivación principal que nos llena es la de acercarnos de alguna manera a la decisión que ha tomado un amigo de toda la vida, que vivió in situ la tragedia de la reciente catástrofe en Japón, hace apenas unos meses, y que ha decidido quedarse allí, llevado por su amor a aquel territorio y su cultura, su gente, y sobre todo por ese sentimiento tan grande que es la Libertad individual. Simplemente, dejémonos imbuir nosotros también un tiempo por esas sensaciones mientras le hacemos un merecido reconocimiento a la persona de Nico, que sigue con sus labores periodísticas que va colgando en su web.





domingo, 1 de mayo de 2011

“101 MEDIDAS DEFINITIVAS CONTRA LA CRISIS”, DE ELJUEVES

Prácticamente el único tebeo que podemos encontrar aún en los quioscos es eljueves, y curiosamente es raro verlo por una tienda especializada de cómics. Es una revista longeva, aparece semanalmente desde 1977, y sin duda representa un título arraigado ya en la cultura tebeística del país. Personalmente gusto de leerlo en los viajes, y asimismo me parece muy divertido ponerlo encima de una mesa para que sea hojeado por varias personas a la vez, cada uno comentando sus opiniones sobre lo que se expone, a veces muy dispares, lo que nos hace ver lo diferentes que somos los seres humanos unos de otros, pero al mismo tiempo la relevancia de pensar las cosas, de que nuestro cerebro procese la información que recibe, antes que aceptarla porque nos la impongan, aunque pudiera ser acertada. Y eso es un valor enormemente cultivado en eljueves.

Se trata de una publicación de humor que se contagia de la actualidad de la semana en que se produce, y su característica principal es el no dejar títere con cabeza; es decir, se cuestiona todo el sistema en que vivimos, sin colores, buscando echar unas risas, indisolublemente unidas a la reflexión, y consideramos que esta labor es indispensable para que las cosas se hagan bien en una colectividad humana. Decía recientemente Alan Moore en la entrevista que albergamos en la web Sigue al conejo blanco: “Al cómico, al idiota si quieres, se le permite decir cosas que a nadie más se le permite decir. Él/ella puede criticar las instituciones sociales desde la seguridad de su persona ridícula. Es la forma por la que a los bufones siempre se les permitía burlarse del rey, y creo que hay muchos cómicos que se unen a la lucha.”


Dentro de este proceder, que en parte toma mucho del modelo de la revista MAD norteamericana, existen dos maneras de encarar los hechos: usar personajes y argumentos salidos de los imaginarios personales de cada autor o extraerlos todos ellos de la vida política y social. Ambas se emplean en eljueves. La primera forma es más sutil, y no requiere la adscripción a la temporalidad; la segunda se coloca en la primera línea de la actualidad, junto a otros medios (de hecho muchos de sus autores colaboran en ellos, por ejemplo, con tiras en periódicos) y contiene el concepto de “caducidad”. También es más arriesgada, porque la crítica caricaturiza realidades, y ello puede herir la imagen, el honor o la intimidad de las personas a que se refiere, que es un derecho fundamental (plenamente garantizado por los poderes públicos). En alguna ocasión apurar esos límites les ha llevado a los tribunales, como en el caso de Guillermo. Pero también es verdad que, por la escala de su posición en el mundo, y por la relevancia de cualquier mínima acción suya sobre los colectivos, es inevitable hablar de estas personalidades famosas. Y nos parece que es otro derecho lícito y un bello ejercicio de libertad el poner al juicio de nuestra opinión a aquellos que tienen la capacidad de afectarnos con tal impacto; de hecho, otro de los derechos fundamentales recogidos en la Constitución Española, nuestra superley, es el de la libertad de expresión sin censura previa, y para determinar si perjudica al caso concreto de estos poderosos terceros siempre quedará la Justicia, no obstante. Precisamente a Guillermo (cuyas aportaciones, por la claridad con que narra y expresa gráficamente sus ideas, siempre suelen encontrarse entre nuestras favoritas, aunque eso sea mutable cada semana), digo que le oí decir en una charla suya a la que tuve la oportunidad de asistir, que las mismas celebridades le pedían salir caricaturizadas en los medios, porque eso era síntoma de que se hablaba de ellos y de que aún seguían siendo importantes.

Paralelamente a la revista semanal, suelen acompañarse especiales que se pueden comprar de forma separada. En concreto, nos referimos al título “101 medidas definitivas contra la crisis”, un librillo de 116 páginas a color, de precio 4,50 €, que actualmente podemos adquirir en los quioscos y en el que los autores de la casa ofrecen sus propias recetas para salir de los apuros económicos que día a día viven tantas personas en España. El ejercicio lo describen así: “Un número primo de sabios consejos para sobrevivir a la debacle y una cifra casi infinita de carcajadas locas a costa de los que la causaron” . Añadimos nosotros: y que no asumieron la responsabilidad de su trabajo mal hecho (ni les hicimos asumir aquí en España, como sí ocurrió en 2009 en los sucesos pacíficos y altamente silenciados de la democracia de Islandia, que hizo dimitir a los poderes políticos al completo, encarcelaron a banqueros, se negaron a pagar la deuda y modificaron su Derecho) y, por otro lado, como ellos sí nos obligan a hacer a todo hijo de vecino.

Esta iniciativa de eljueves se presenta, en su estilo, como una manera justa y necesaria de la gente de a pie de expresar su malestar en el presente. Emplea personajes salidos principalmente de las páginas de eljueves, y de la actualidad. No hay restricciones, cada artista ha usado la técnica y la extensión que necesitara, únicamente con la premisa de demostrar que se pueden dar 100 soluciones, y una más si hace falta, para acabar con el grave problema del sustento alimenticio. Que si se quieren buscar y si de verdad se tiene voluntad, siempre hay remedios. Que si bien la cosa no es tan fácil como parece, y por ello las respuestas de las altas esferas surgen tan complicadas y requieren tanto tiempo de aplicación, ¿por qué no pueden las personas normales clamar por que se agilice todo para que se produzca esa cosa tan sencilla de “quiero estar vivo para cuando ustedes nos concedan el dar con alguna/s solución/es real/es”?

Disculpen que nos entrometamos en su economía privada, pero hemos de decir que se trata de una lectura obligada para todo aquel que sienta el compromiso de reflexionar sobre su tiempo.