SUPERHÉROES DE LA VIDA REAL

¿Qué ocurriría si los superhéroes existieran en la realidad? Ésta es la cuestión que autores como Alan Moore o J. M. Straczynski, entre otros, han planteado desde la ficción con bastante acierto. Los cómics de superhéroes, típicamente americanos, pero de aceptación mundial, ya no volvieron a verse de igual modo desde entonces, como el género idealista y bello que emocionaba en un principio; comenzaron a partir de entonces a aparecer historias de mundos oscuros, personajes de doble moral que se toman la justicia por su mano aprovechando sus habilidades, buenos que son malos o malos que son buenos, etc.

Pero de nuevo, ¿qué ocurriría si los superhéroes existieran en la realidad? En la real real. Éste es un debate que existe ya en la vida ciudadana, fuera de metáforas sobre la dominación de unos pueblos con más recursos desarrollados sobre otros con menos. Pululando por la red encontré una comunidad de superhéroes reales en la que puede inscribirse todo aquel que se considere como tal. La dirección es la siguiente:

http://www.worldsuperheroregistry.com/world_superhero_registry_maine.htm

Mantenido por el canadiense Kevlex, su director, el sitio web aloja una ficha de cada superhéroe que desee registrarse y pase el “examen de entrada”. Cada uno con una fotografía, sus habilidades, país y ciudad de actuación, e ideales; también encontramos entrevistas a los mismos, consejo legal para que sus actuaciones no sean consideradas delitos sino “labor ciudadana” (el director es estudiante de derecho), e incluso un manifiesto de los ideales de cada héroe adscrito en el que destacan los principios de no hacer daño y el de hacer cosas útiles para la sociedad.

En general, los afiliados -que tienen la garantía de anonimato mantenida por el director- optan por esconder su verdadera identidad, emplear un nombre pegadizo -Red Arrow, Geist, Dark Guardian entre otros-, usar un disfraz inspirado en algún motivo (los insectos, el diablo, vaqueros, ninjas, en su superhéroe favorito de los tebeos, etc. -sí, sí, incluso hay un Batman y un Robin), y sus actividades consisten en la mayoría de ocasiones en patrullar vestidos de tal guisa para mantener el orden en las calles. Para ello entrenan físicamente y trabajan aparte como una especie de detective que analiza las pistas que va encontrando. Otros se encargan de la defensa del medio ambiente, la protección de animales, ir a donar sangre y en gran medida lo que se observa es una gran ego para imponer un rol que sea aceptado popularmente.

Están por todos los rincones del mundo: Sudamérica, EE.UU. Hong Kong, Reino Unido, etc. (de momento de España aún no se ha registrado nadie y el más cercano es ENTOMO, en Nápoles) y algunos con indumentarias que imponen miedo, otros burla, pero siempre pienso en lo estrafalario que resultaría ver a pie de calle fuera de carnaval a alguien que pretende ayudar al más débil vestido de tal guisa. Quizás yo más bien me cuidaría de acercarme él, o quizás no, pero me asaltan dudas sobre si de verdad la gente de la calle siente tanta inseguridad, tanto abandono y desidia por parte de los poderes públicos y tantas dudas que necesita otra contrajusticia, inventarse un recurso, una historia que les dé confianza, esperanza y les haga dormir mejor por las noches.

Porque héroes en la realidad para mí hay muchos, aunque no van disfrazados ni filtran lo que para ellos es o debe ser un mundo más justo. De hecho, los mejores son esos con barriguita, feos y calvos, esos padres de familia que contra viento y marea se levantan a diario a buscar de entre las piedras el pan para sus hijos.