Con este título, "GRIP, el extraño mundo de los hombres", en 2001 Beto Hernández publicó su primer trabajo para DC Comics, dentro del sello VERTIGO. Aunque realiza la autoría completa de la obra, es decir, guión y dibujo, presenta la colaboración al color de Pamela Rambo. Otra novedad en la forma de trabajar es que será auxiliado por la editora de la compañía Shelley Bond.
La trama comienza con un tipo con amnesia que aparece en medio de la ciudad llevando el carmín de un beso en la mejilla y la identificación de otro, el señor Clarence Gideon. Al investigar esa única pista irá encontrándose con gente que lo conoce y que parece querer protegerlo o raptarlo, no lo sabe bien: Daisy, Joe Hook, los Overboys o las Chicas Misteriosas. Se llama Mike Chang, y a partir de aquí iremos reconstruyendo su historia a través de esos otros personajes que lo conocen; mientras, él también va tomando consciencia de sí mismo, al igual que sucede con los objetos relacionados con él (a destacar su piel, que será capaz de desprenderse de él y adquirir vida propia).
Se trata de una trama muy densa, no descubierta hasta el mismo final y repleta de revelaciones continuas. El ritmo como es habitual en el autor, lo irán marcando la aparición de ricos y variados personajes, del pasado de Mike Chang, o no necesariamente.
"GRIP" podría traducirse como "control", o también "asidero", y es el
tema principal que nos será relatado, el del dominio sobre las
circunstancias y sobre los demás. Sin ánimo de destripar la lectura del tebeo, pero es necesario aclarar que la historia explica un experimento científico con una chica llamada Ling que será el que derivará los acontecimientos principales. Ella está dotada de enormes habilidades que en el laboratorio pretenden usarse para curar enfermedades; sin embargo, también es capaz de transmitir su poder a otras personas y objetos. Ello hace aparecer como siempre la ambición en el ser humano, capaz de destrozar toda buena intención, pero también la amistad y los sentimientos como el lazo que podría arreglarlo todo.
Como es habitual en Beto, en pocas páginas introduce mucha información y relaciones entre personajes, que van realizando una reflexión continua e integral, ofreciendo también sorpresas para el lector atento. Si bien nos habla de sucesos y gente extraordinarios no es para nada una obra de género superheorico. Sobre todo, se analizará el poder en sí, las ansias de adquirirlo y qué ocurre cuando se tiene, si estamos preparados para él, pues por ejemplo la esencia manipuladora de Ling será capaz incluso de originar artificialmente las conductas o las simpatías, dejando unas ideas muy abiertas e inquietantes.
Fue una miniserie de 5 entregas, repartidas en los siguientes capítulos:1. Grip of fear (control del miedo)
2. Gripping fear and romance (controlando el miedo y el romance)
3. Grippingly romantic western mistery (misterio del oeste romántico y controlador)
4. Mysterious grip of laughs (el misterioso control de la risa)
5. Grip (control)
La aportación del color es brillante. Pamela Rambo lo aplica plano y sencillo, pero en consonancia con el estilo de Beto. A pesar de ello, observamos que este tipo de dibujo coloreado se vuelve más sofisticado y pierde la naturalidad y crudeza del blanco y negro con que nos hablaba el autor en Love & Rockets, desde su mismo corazón. No nos es habitual ver sus trazos coloreados, a no ser en sus portadas, pero en éstas ha sido siempre muy rudimentario. También decir que la paginación aquí se vuelve más elemental, está narrada gráficamente con corrección, pero con menos viñetas y diálogos por hoja, como si se contagiara del dinamismo de los comics de superhéroes de DC.
La historia en sí es interesante, parece quedarse al final algo corta en sus intenciones pero se deja leer entretenidamente. Es posible que la política editorial haya introducido cierta censura en el argumento, no tanto hacia la violencia, pero sí hacia la sensualidad y la sexualidad, dos temas recurrentes e importantísimos a lo largo de la obra principal de Beto. Su ausencia provoca que falten elementos de expresión en el autor, y con toda segruidad toman parte en el hecho de que la trama no raye a un nivel más elevado del que lo podría haber hecho.No obstante, sin duda aportó una buena remuneración que ayudó al autor en una época de la que él mismo nos comenta que no era muy buena económicamente, y que de hecho ha tenido su continuación en otro nuevo trabajo para la línea VERTIGO, con "Sloth" (2006), de nuevo bajo la tutela editorial de Shelley Bond.
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