Hace 7 meses comencé mi experiencia de infiltración en una de las redes sociales en auge: TUENTI. Todo el mundo siempre me preguntaba si estaba dentro, me mandaban invitaciones, ya casi nadie me enviaba correos porque todo el mundo pasaba sus ratos cibernéticos ahí. La presión y la curiosidad me incitaron y entré, a intentar comprender algo de lo que me contaban, ver con mis propios ojos qué era eso; a día de ayer me enteré que la policía está usando TUENTI como una de las vías más importantes de investigación sobre la joven desaparecida el pasado sábado en Sevilla, MARTA DEL CASTILLO.
El concepto de red social tal como existe ahora mismo en la red se inaugura con FACEBOOK, y consiste en una comunidad orientada a dar cabida a gente nacida en los 80 que por estas fechas estaría en la universidad. Gente instruida, de mentalidad tan abierta que anda perdida, en el contexto de la llamada “GENERACIÓN Y”, aquella de la sociedad del consumo y la consentida sobreprotección de los padres. El objetivo básico de la iniciativa es que cada uno de los integrantes tenga su espacio en el que pueda compartir con los demás gustos y aficiones, y con tales protagonistas se garantiza una superficial relación de lo políticamente correcto pero sin ahondar demasiado en los conflictos sociales. Cada joven asume su papel de iluminado capaz de entrever lo que pasa a su alrededor pero desde una óptica suave y azucarada.
TUENTI es en concreto la versión española de Facebook, nacida en 2006 a manos de tres socios y sin aparente financiación inicial, aunque conforme la sociedad va creciendo se va pensando en ello. El nombre proviene de la palabra inglesa para referirse al perfil que se dirigían (“twenty”), gente que ahora tendría entre 20 y 30 años. La comunidad es cerrada, sólo se entra por invitación de alguien que ya esté dentro, lo que garantiza el filtro y también la visita frecuente provocada por la impresión de intimidad (la sensación de pertenencia un grupo chic en realidad no deja de ser un reclamo que maximiza los agregados). Cada integrante tiene su propia página en la que puede aportar todos los datos sobre sí mismo que desee y también puede actualizarlos constantemente y elegir quiénes los podrán ver. Otra opción consiste en subir imágenes que se pueden compartir con sus contactos mediante lo que se denomina “etiquetas”; los comentarios que se produzcan en ellas son vistos por todos los integrantes, posibilitando una conversación abierta en la que además pueden participar los contactos que tengan tus amigos a los que tú no conocías. No todo es visto por tus amigos, porque también puedes dirigirte de manera privada a cualquiera, incluso aunque no esté en tu red cercana. Un diario personal abierto; la posibilidad de hacer un cómic con tu vida privada; una forma de encontrar y conocer información de gente a la que hacía tiempo perdiste el rastro, espiarlos incluso sin que los sepan; la creación de un “muro de las rarezas” en el que compartir a través de imágenes y comentarios lo que más te inquieta; también una posibilidad de seducir, hacer daño personal, crear dobles sentidos y juegos a través del poder de lo visual y sin reconocer la malicia... son muchas las definiciones y utilidades que la gente le da, hasta el punto que el lugar tradicional en el que nos veíamos, la calle, está siendo sustituido por las relaciones en la red, es la nueva “plaza virtual”. Y ya no sólo están en ella la gente de veintitantos, también de otras edades, incluso se están formando falsas intranet de empleados de empresas (porque más tarde o más temprano alguna información se escurre por los intestinos de la red), personalidades famosas necesitadas de requiebro, aceptación y prestigio.
Por medio de iniciativas como esta, Internet deja de ser un medio para convertirse en fin. Toda la conjunción de tecnología y avances que se han realizado para hacer posible lo virtual tienen como conclusión que yo pueda enseñarle mi perro a la gente o que mi ex - novia vea qué bien me lo paso sin ella. Nos asaltan dudas, porque el hecho de pasar todo el día delante de la pantalla escribiendo sobre ti, recreándote en tu imagen, avivando el ego, mirando a tus vecinos y su vida, no es más que una forma de fomentar la SOLEDAD, ¿no?. Y el pánico llega porque ves que hacerlo supone que estás integrado socialmente, son las nuevas formas de convivencia social del siglo XXI, a las que algunos aún no nos acostumbramos, echando de menos el abrazo fraternal e incluso la reprimenda cara a cara. Me siento caminando por un sendero de oscuridad que es muy atractivo, tan cálido que me gusta, me duermo, me pierdo...
Y mientras, con la sonrisa en los labios le ofrecemos en bandeja a unos pocos en la élite todos nuestros datos pormenorizados: personales, por poblaciones, ocupaciones, actividades, intereses, etc. porque casi nadie miente ni suplanta personalidad. Y recuerden, hoy día la información es poder.
El concepto de red social tal como existe ahora mismo en la red se inaugura con FACEBOOK, y consiste en una comunidad orientada a dar cabida a gente nacida en los 80 que por estas fechas estaría en la universidad. Gente instruida, de mentalidad tan abierta que anda perdida, en el contexto de la llamada “GENERACIÓN Y”, aquella de la sociedad del consumo y la consentida sobreprotección de los padres. El objetivo básico de la iniciativa es que cada uno de los integrantes tenga su espacio en el que pueda compartir con los demás gustos y aficiones, y con tales protagonistas se garantiza una superficial relación de lo políticamente correcto pero sin ahondar demasiado en los conflictos sociales. Cada joven asume su papel de iluminado capaz de entrever lo que pasa a su alrededor pero desde una óptica suave y azucarada.
TUENTI es en concreto la versión española de Facebook, nacida en 2006 a manos de tres socios y sin aparente financiación inicial, aunque conforme la sociedad va creciendo se va pensando en ello. El nombre proviene de la palabra inglesa para referirse al perfil que se dirigían (“twenty”), gente que ahora tendría entre 20 y 30 años. La comunidad es cerrada, sólo se entra por invitación de alguien que ya esté dentro, lo que garantiza el filtro y también la visita frecuente provocada por la impresión de intimidad (la sensación de pertenencia un grupo chic en realidad no deja de ser un reclamo que maximiza los agregados). Cada integrante tiene su propia página en la que puede aportar todos los datos sobre sí mismo que desee y también puede actualizarlos constantemente y elegir quiénes los podrán ver. Otra opción consiste en subir imágenes que se pueden compartir con sus contactos mediante lo que se denomina “etiquetas”; los comentarios que se produzcan en ellas son vistos por todos los integrantes, posibilitando una conversación abierta en la que además pueden participar los contactos que tengan tus amigos a los que tú no conocías. No todo es visto por tus amigos, porque también puedes dirigirte de manera privada a cualquiera, incluso aunque no esté en tu red cercana. Un diario personal abierto; la posibilidad de hacer un cómic con tu vida privada; una forma de encontrar y conocer información de gente a la que hacía tiempo perdiste el rastro, espiarlos incluso sin que los sepan; la creación de un “muro de las rarezas” en el que compartir a través de imágenes y comentarios lo que más te inquieta; también una posibilidad de seducir, hacer daño personal, crear dobles sentidos y juegos a través del poder de lo visual y sin reconocer la malicia... son muchas las definiciones y utilidades que la gente le da, hasta el punto que el lugar tradicional en el que nos veíamos, la calle, está siendo sustituido por las relaciones en la red, es la nueva “plaza virtual”. Y ya no sólo están en ella la gente de veintitantos, también de otras edades, incluso se están formando falsas intranet de empleados de empresas (porque más tarde o más temprano alguna información se escurre por los intestinos de la red), personalidades famosas necesitadas de requiebro, aceptación y prestigio.
Por medio de iniciativas como esta, Internet deja de ser un medio para convertirse en fin. Toda la conjunción de tecnología y avances que se han realizado para hacer posible lo virtual tienen como conclusión que yo pueda enseñarle mi perro a la gente o que mi ex - novia vea qué bien me lo paso sin ella. Nos asaltan dudas, porque el hecho de pasar todo el día delante de la pantalla escribiendo sobre ti, recreándote en tu imagen, avivando el ego, mirando a tus vecinos y su vida, no es más que una forma de fomentar la SOLEDAD, ¿no?. Y el pánico llega porque ves que hacerlo supone que estás integrado socialmente, son las nuevas formas de convivencia social del siglo XXI, a las que algunos aún no nos acostumbramos, echando de menos el abrazo fraternal e incluso la reprimenda cara a cara. Me siento caminando por un sendero de oscuridad que es muy atractivo, tan cálido que me gusta, me duermo, me pierdo...
Y mientras, con la sonrisa en los labios le ofrecemos en bandeja a unos pocos en la élite todos nuestros datos pormenorizados: personales, por poblaciones, ocupaciones, actividades, intereses, etc. porque casi nadie miente ni suplanta personalidad. Y recuerden, hoy día la información es poder.
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