A veces
cerramos una puerta de forma aparentemente imprudente y abrimos otra
que nos ha cautivado. En muchos casos, nos aguarda un fracaso, o tal
vez una larga espera que nos desmotiva; por supuesto, también
podemos estar de suerte. Con todo ello, el camino sigue adelante por
esos nuevos senderos.
Alan
Moore deja de lado un trabajo obrero estable en 1977 para intentar
ocuparse en otro que le haga vivir de su producción artística,
y al poco se entera de que su mujer Phyllis se ha quedado
embarazada. La razón para este cambio tan aparentemente poco
idóneo es que no estaba satisfecho con su vida hasta la fecha y, a
pesar del “contratiempo” familiar, decidió proseguir con su
empeño. Evidentemente, en la distancia ya sabemos que tomó una
decisión acertada que proporcionó mucho bien tanto a sí mismo como
a la Cultura en general.
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Pero
volvamos a aquellos años de finales de los 70. Moore, seguidor de
todo lo que se iba publicando, observó que en la Inglaterra de
aquella época había una industria de cómic “pequeña y
oscura”, como él mismo nos dice, pero que editaba a autores
cuyo nivel confió poder alcanzar. Su pasado había estado ligado
a movimientos artísticos underground de Northampton, en diversas
facetas como la música, la actuación, la escritura o el dibujo, y
por tanto estas labores le motivaban. Entonces, se afanó
fervientemente en la creación, enviando multitud de trabajos a un
sitio y a otro esperando encontrar alguna oportunidad de obtener algo
de dinero. Fueron 18 meses de infructuosa búsqueda, muchas de
aquellas historias se perdieron y sólo quedaron en su propio
recuerdo (pues al principio enviaba los originales); otras sin
embargo fueron publicadas aun de forma no lucrativa, como ésta
de la que hablamos en el presente artículo: “SAN PANCRAS
PANDA”.
Parece
ser que unos amigos de Moore se habían mudado a Oxford por esa época
y tuvieron conocimiento de un periódico local de corte
alternativo, el “Back-Street Bugle”.
Publicaba noticias sobre política y música locales, y también
buscaban un humorista, para lo que ellos les presentaron a Alan
Moore como un experimentado dibujante. Es verdad que él buscaba
trabajo en el sector por aquellos momentos, pero ese currículum no
era del todo cierto, pues lo único que había conseguido publicar
antes era “Anon E Mouse”, y sin cobrar. No
obstante, la colaboración se llevó a cabo y quedó compensada de
sobra, pues el trabajo tampoco esta vez iba a ser pagado, si bien
serviría como promoción del autor. La petición estribaba en
realizar una página cada dos semanas.
La
ocasión fue definida por Moore como “una tremenda oportunidad
de pulir su dibujo y técnicas narrativas, y someterlos a los plazos
de entrega”. Para dar forma a su aportación, partió del
rótulo que adornaba cada portada del periódico, en el que
aparecía un oso panda tocando una corneta. Con ello, y
parodiando al popular personaje de la literatura infantil inglesa
el “Oso Paddington”, creó SAN
PANCRAS PANDA. Como aquél, es un viajero con trenca y sueste
(un sombrero impermeable con el ala levantada por delante y caída
hacia atrás) al que le van sucediendo todo tipo de
acontecimientos, pero en nuestro caso llenos de infortunios y
contados con mucho humor y cinismo. Pancras proviene del Tíbet,
donde lleva una santurrona vida de bondad hasta que es capturado por
unos peleteros y llevado hasta Londres. Allí escapa para ir
acaparando sobre sí todo tipo de penalidades en episodios
autoconclusivos de una página. Le esperarán una secta, un juicio
por plagio, la cárcel, una abducción, una sociedad secreta
(inspirada en la trilogía literaria “The Illuminatus!” de 1975,
narrada con humor por Robert Anton Wilson), un concierto, un viaje
alucinógeno y finalmente el encuentro con el mismo Creador de su
mundo (el propio Alan Moore caricaturizado, nombre con que firma en
esta publicación). Sobre esto último, señalamos que en toda su
etapa como dibujante fue muy habitual que Moore se incluyera como
personaje en sus historias.
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La
narración es bastante lineal, y llena de sátira de mil y
un aspectos de la sociedad, la cultura y la vida británicas de
aquella época, y por supuesto de la candidez de las historias de
Paddington. Además demuestra ser un lector atento al panorama
cultural y editorial de la época, usando como motor de cada
historia algún tema de su actualidad que pudiera ser fácilmente
reconocible por los lectores del periódico.
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El
protagonista no habla, sólo piensa, e interviene de manera
pasiva en cada situación, poco puede hacer ante lo que se le
viene encima. Todos lo manejan como les da la gana, como una metáfora
del carácter apocado o de los que callan y que no luchan por lo que
creen, y con esta acción de ridiculizarlo nos anima justo a todo lo
contrario. El resto de personajes son imaginativos, ni mucho menos
ideales, pues reflejan fealdad, deformidades y todo tipo de defectos
y vicios. La historia fue desarrollada esencialmente durante todo
el año de 1978, nos imaginamos que compaginándose con otras
cosas mientras Moore va buscando trabajo en la industria del cómic.
Incluso queda inconclusa cuando encuentra el trabajo en Sounds
–marzo de 1979- con su primera historia profesional “ROSCOE
MOSCOW” (de hecho, la última página de San Pancras Panda
publicada anunciaba para la siguiente entrega la que iba a ser la
penúltima entrega: “¡El infierno de Panky!”, que nunca
llegó a realizarse). Un dato curioso es que en los capítulos 6 y 7
se presenta, respectivamente, al psiquiatra Zoltan Von
Zigoto y a la raza alienígena de los taucetianos,
que serán reutilizados más tarde en Roscoe y tendrán un papel
destacado.
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Quizás
no es ésta aún una serie con toda la potencia literaria que
atesoraba el autor, si bien es simpática, bien documentada en lo
que expone y muestra un torrente de ideas y recursos a los que irá
dando forma en el futuro. A pesar de ello, en las páginas
finales se va apreciando evolución hacia una mayor riqueza técnica
y argumental; por ejemplo, fruto de una página de colaboración que
hizo para esta serie el otro dibujante del periódico, Dick Foreman,
se crea una paradoja espacio-temporal que Moore no ignorará, pese a
que por las razones laborales citadas dejará inconclusa (en las
viñetas donde reza: carretera que va de Penge a Blackpool). Nos
parece que ello empieza a despuntar ya cierta habilidad en la
escritura, y además nos deja en la última página realizada una
interesante reflexión sobre el concepto de lo que para Moore es Dios
para nuestra cultura occidental.
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En el
apartado gráfico podemos decir algo parecido, pues va
desarrollándose de una forma muy experimental, tomando elementos
underground, lovecraftianos, de Schulz, etc. (se
revela muy promiscuo en sus gustos) así como cultivando y ensayando
los tramados, punteados y sombreados. La composición
de página básica que emplea contiene numerosos recuadros
pequeños y recargados de dibujo, bocadillos e información.
Prueba rotulaciones, trabaja a partir de fotografías,
variando cosas pero invirtiendo siempre un gran esfuerzo en cada
viñeta, con lo que podemos afirmar que aquí en esta serie comienza
a definir ya un estilo personal.
No faltó
la crítica a “San Pancras Panda”, como lo atestigua el
texto de Sed Reeves incluido en el número 23 del periódico, en el
que sale en defensa de las aventuras del personaje. Parece ser que no
gustaban a Michael Green, canónigo del Rectorado de St.
Aldate, y especialmente molesto por la viñeta donde Moore se
dibujaba a sí mismo exclamando “¡¡¡Jodido Jesucristo!!!”,
escribió en el periódico Oxford Star: “Es claramente
sacrílego sobre Jesucristo. Me molesta ver una tira como ésta del
Bugle disponible para la venta a un público de todas las edades. Es
de excesivo gusto pobre, usa lenguaje soez, y es definitivamente
sacrílego”, amenazando además con que trasladaría el asunto
al Superintendente Jefe de la Policía de Oxford. También hubo
respuesta del propio Moore y una ilustración cómica sobre la
cuestión.
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Por otra
parte, esta aventura en Back-Street Bugle permitirá que Alan Moore
conozca a otro humorista: Dick Foreman, autor en dicho
periódico de la tira “El Paliativo Moeby”. Harán
bastante amistad, intercambiando incluso su página respectiva en
una ocasión, hecho que se revela significativo; como ya hemos
señalado más arriba, el San Pancras Panda de Foreman será
tenido en cuenta en el guión de esta serie, y el carca Moeby
Palliative que realiza Moore nos parece un antecedente de su
posterior personaje Roscoe Moscow, que es crítico
con la moral de derechas. Foreman y Moore seguirán perpetuando sus
colaboraciones en el futuro, como en Sounds (1979) y hasta
llegar a Dodgem Logic nº4 (2010).
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Un paso
clave en el camino o una anécdota curiosa nos podrá resultar “San
Pancras Panda”, a vuestro criterio. Lo cierto es que para los
estudiosos de Alan Moore sí nos es necesario conocer a fondo su obra
y agradecemos la oportunidad de tener acceso a estas páginas,
proporcionada -una vez más- por cortesía de Pádraig Ó Méalóid
en estos enlaces.
http://glycon.livejournal.com/15353.html
http://www.flickr.com/photos/slovobooks/sets/72157632587241328/with/8413873883/
Y a modo
de catalogación, presentamos el siguiente listado sobre todo lo
concerninte a Alan Moore en Back-Street Bugle con desglose de fechas,
a la vez que cada material correspondiente (traducido y cocinado
especialmente para la ocasión por Maese ABL):
-BACK-STREET
BUGLE nº6, 7-19 Febrero, 1978. “Las aventuras de San
Pancras Panda”.
-BACK-STREET
BUGLE nº7, 21 Febrero - 6 Marzo, 1978. “San Pancras
Panda”.
-BACK-STREET
BUGLE nº8, 7-20 Marzo, 1978. “Las panorámicas
aventuras de San Pancras Panda”.
-BACK-STREET
BUGLE nº9, 21 Marzo-3 Abril, 1978. “San Pancras
Panda, su nombre en luminosos”.
-BACK-STREET
BUGLE nº10, 4-17 Abril, 1978. “El juicio de San
Pancras Panda”.
-BACK-STREET
BUGLE nº11, 18 Abril - 2 Mayo, 1978. “Los escritos de
prisión de San Pancras Panda”.
-BACK-STREET
BUGLE nº12, 4-15 Mayo, 1978. “San Pancras Panda se
topa con la enfermedad mental”.
-BACK-STREET
BUGLE nº13, 16 Mayo – 5 Junio, 1978. Por el nacimiento
de Leah, la primera hija de Alan y Phillys, no hay tira de San
Pancras Panda en esta ocasión, aunque Moore remite un dibujo sobre
el acontecimiento.
-BACK-STREET
BUGLE nº14, 6-19 Junio, 1978. “Las asombrosas
aventuras de San Pancras Panda”.
-BACK-STREET
BUGLE nº15, 20 junio – 4 julio, 1978. Intercambio de
creaciones: “San Pancras Panda encuentra la ‘normalidad’”
por Dick Foreman y “La sensual pelota de playa”,
tira de Moeby Palliative a manos de Alan Moore.
-BACK-STREET
BUGLE nº16, 4-17 Julio, 1978. “San Pancras Panda se
levanta de inmediato.. ¡La nariz de la pirámide!”.
-BACK-STREET
BUGLE nº18, 15 Agosto - 11 Septiembre, 1978. “San
Punkras Panda se enfrenta a la apatía en el Reino Unido”.
-BACK-STREET
BUGLE nº21, Noviembre 1978. Phyllis Moore interviene
en el periódico con una tira llamada “Spudland”
(La tierra del esputo).
-BACK-STREET
BUGLE nº22, Diciembre 1978. “San Pancras Panda el tío
más grande y electrizante”.
-BACK-STREET
BUGLE nº23, Enero 1979. Se presenta artículo de Sed
Reeves en respuesta a una crítica del periódico Oxford Star sobre
San Pancras Panda. No hay nueva entrega del
personaje en este número, pero sí ilustración publicitaria de
la revista Fortean Times y una historia titulada
“Tiras con jugosas difamaciones a los japos”,
precedida del siguiente texto: “Aquellos de vosotros ansiosos de
más sacrilegio y blasfemia de parte de nuestro amigo el panda estáis
condenados a la decepción. ‘Habiendo invertido un día entero
haciendo los lápices / composición etc.’ dice Alan Moore sobre el
siguiente episodio, ‘al ir a entintarlo por desgracia descubrí que
la superficie del papel se había ido al carajo .. consecuentemente
era como dibujar sobre 2 capas de papel higiénico superblando’.
Panky volverá en el siguiente número – pero si estáis
preguntándoos qué pensó él sobre el artículo del Star
mirad la página 5. Tristemente tampoco contamos con Spudland de
Phyllis Moore que ‘ha sucumbido a un debilitador y horrible virus’
– del que esperamos que ya se haya recobrado. Alan considera que es
de origen asiático – y se venga con ‘Fat Jap Defamation
Funnies’”.
-BACK-STREET
BUGLE nº25, Marzo 1979. “San Pancras Panda tiene un
poco de esa religión a la vieja usanza”.
-BACK-STREET
BUGLE nº34, Diciembre 1979. Página de Moeby Palliative
firmada por Dick Foreman y Mr. &
Mrs. Curt Vile.
Otro
último apunte curioso es el que hace Raymond van der Geugten
sobre una posibles tira de Alan Moore en Back-Street Bugle aún no
recuperadas a día de hoy:
Nº42
- "Just Another Day" por 'Curt Vile' y Dick Foreman
Recopilación
de Back-Street Bugle y digitalización: por Pádraig Ó Méalóid.
Reseña,
traducción y maquetación del especial “San Pancras Panda y
todo Alan Moore en Back-Street Bugle”: por Maese ABL.
1 comentario:
Soberbio trabajo el que te has pegado!!! Cada vez más "Embryo" se esta convirtiendo en un referente ;)
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