Mirando esta mordaz y nada fantasiosa tira cómica de Bernardo Vergara, publicada recientemente en DIARIO PÚBLICO, sobre la situación actual de crisis, me viene a la cabeza un hecho que me gustaría denunciar, diciendo el pecado aunque manteniendo al pecador en el anonimato, y esto por dos razones: una por discreción y otra por ver si así se sienten más de esta calaña ofendidos. Trata de empresarios, altos cargos de empresas, esa élite que ellos solos cobran más que toda la plantilla junta y gozan de privilegios reales; peces gordos que aprovechan además estos tiempos de crisis como excusa para aliviar impunemente su carga de empleados con objeto explotar más si cabe a los que tiene.
Por las casualidades de la vida me crucé recientemente con uno de estos tipos, forrado hasta las cejas y con ganas de ser escuchado. Venía en un coche de lujo, y empezó la conversación, sonrisa de medio lado en ristre, diciendo que era su vehículo para el viernes, que tenía uno para cada día de la semana. Comenzó un largo monólogo sobre sus posesiones: casas aisladas en medio de parajes de ensueño, caballos, fincas, viviendas andrajosas para alquilar a precios desorbitados, tratos abiertos y cerrados que olían a billetes, empresas de construcción, hostelería, etc. Un largo etcétera que nos enseñaba fotografiado en su móvil.
Más tarde salió con el típico tema de la CRISIS. Esta vez tomó una apostura triste e impotente: qué malos tiempos, que estaba todo estático, que no había dinero para nada, que ya no se podía hacer más esfuerzo, que eran tiempos de austeridad, etc. bla, bla, bla. Y QUE NO HABÍA TENIDO MÁS REMEDIO QUE DESPEDIR A 19 EMPLEADOS.
Por las casualidades de la vida me crucé recientemente con uno de estos tipos, forrado hasta las cejas y con ganas de ser escuchado. Venía en un coche de lujo, y empezó la conversación, sonrisa de medio lado en ristre, diciendo que era su vehículo para el viernes, que tenía uno para cada día de la semana. Comenzó un largo monólogo sobre sus posesiones: casas aisladas en medio de parajes de ensueño, caballos, fincas, viviendas andrajosas para alquilar a precios desorbitados, tratos abiertos y cerrados que olían a billetes, empresas de construcción, hostelería, etc. Un largo etcétera que nos enseñaba fotografiado en su móvil.
Más tarde salió con el típico tema de la CRISIS. Esta vez tomó una apostura triste e impotente: qué malos tiempos, que estaba todo estático, que no había dinero para nada, que ya no se podía hacer más esfuerzo, que eran tiempos de austeridad, etc. bla, bla, bla. Y QUE NO HABÍA TENIDO MÁS REMEDIO QUE DESPEDIR A 19 EMPLEADOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario