viernes, 19 de noviembre de 2010

VÁZQUEZ, AGENTE DEL FISCO

Como cada vez que el cine se fija en algo, primero realza su valor pero al final siempre acaba aprovechándose de sus logros para enriquecerse a sí mismo. Puede que muchos españoles no hayan leído en su vida un cómic de Manuel Vázquez Gallego y sin embargo ahora a raíz de la película que protagoniza Santiago Segura ya sepan algo de él. Bueno, nunca es tarde si la dicha es buena, así que si es su caso, venga, rápido a leer algo de este grande de España.

Vázquez (1930-1995) es un mito del tebeo español, uno de esos dibujantes de los de toda la vida que acompañan y acompañarán siempre a nuestra cultura historietística. Alguien a quien respetar por creaciones como ANACLETO, LAS HERMANAS GILDA, LA FAMILIA CEBOLLETA, ANGELITO GUGÚ, cada cual elija su favorito, entre otros muchos trabajos para todos los públicos que fueron forjados en la escuela Bruguera, esa editorial dueña de la publicación de prácticamente la mayor parte de los cómics que leyeron nuestros padres y/o abuelos. Ya con todas estas creaciones se le podría considerar un auténtico y curtido clásico, pero este hombre -según se describe él mismo- vago, vividor, desvergonzado, amaba tanto al medio de la historieta que paradójicamente hasta sus últimos días estuvo al pie del cañón aportando nuevas cosas.

Siempre se había caracterizado por inducir nuestra mente a cierta crítica social, aunque fue en los 70 cuando se libra de la censura y da el salto al público adulto, y definitivamente se centra ya a él en exclusiva tras el cierre de Bruguera en 1986. La obra que tenemos en las manos se titula “VÁZQUEZ, AGENTE DEL FISCO”, y fue realizada en 1993, tres años después de haber sido galardonado por el conjunto de su obra en el Salón del Cómic de Barcelona. Rescatamos este título porque es su única historia larga, en la que, como en bastantes otras ocasiones, usa del recurso de la autobiografía en el entrañable y picaresco personaje Vázquez.

Todo comienza cuando Vázquez, que vive rodeado de lujo y fama recibe la visita de los agentes del Fisco porque nunca en su vida ha declarado nada a Hacienda. Entonces, pese a sus ruegos para ser perdonado por ser pobre, descubre que no es ése el motivo de la visita, sino más bien el ficharlo para su propia organización. Nadie más que él sabe cómo eludirlos, por lo tanto así con su ayuda podrían cazar a muchos otros evasores de impuestos. Tentado por las ganancias, Vázquez se apunta a eso de traicionar a sus iguales y con esa premisa le es puesta una agente vigilante/ayudante, Aquilina. Con ella vivirá las más absurdas e hilarantes aventuras para cazar al dueño de una galería de arte, siempre tentado descaradamente con meterle mano a la chica, y entre acción y gags continuos desvelará su propio día a día así como muchos de sus recursos a la hora de dibujar, plantearse las historias, etc. Llama la atención cuando a veces bromea demostrando una gran autoestima para luego acabar burlándose de sí mismo, acaso ridiculizándose en exceso.

Parodia de las novelas de espías, by Vázquez (firma más usualmente adoptada) expone aquí sin tapujos y sin cortarse todos sus pensamientos más gamberros. Con un estilo vigoroso a línea negra sin colorear, ya exquisitamente depurado y esquematizado, apenas con un lápiz, tinta y una regla se las averigua para dotar de gran expresividad a los personajes (descaradamente detallista en las anatomías femeninas, las que le interesan, claro, cierto que nunca fue ni pretendió ser un moralista), manejarse con sublime soltura en todo tipo de recursos gráficos y no parar de ofrecernos un hallazgo narrativo tras otro. Viendo cómo se describe a sí mismo en sus aventuras y también cómo según los estudiosos del autor desvelan, tan sólo se sentaba y empezaba a dibujar y dejar correr la historia, sin ningún plan establecido más que el de pasarlo pipa y darle libertad a su trazo.

Personalmente es un privilegio leer trabajos de este autor tan carismático de nuestra cultura. Para muchos, siempre será un ser entrañable que habita en el imaginario de mucha gente de nuestro país; como anécdota cabe destacar que Francisco Ibáñez confiesa que le dedica a modo de guiño uno de sus personajes en “13, rue del Percebe”, el moroso que habita en el ático del edificio. Lamentablemente, Manuel Vázquez falleció joven y en un estado de frescura creativa envidiable, probablemente con mucho más aún por dar, sobre todo en este género de historias largas que a diferencia de sus coetáneos, nunca antes había tocado. En su excelente libro sobre Vázquez, a cuya lectura nos remitimos, Antoni Guiral nos muestra un boceto hallado en su investigación con imagen de Vázquez hurgando un almacén de arte y en el que se puede leer claramente “Las inefables aventuras de Vázquez, agente del fisco. OPERACIÓN LAPICERO”. Probablemente se tratara de la portada que nunca realizó para este tebeo, de hecho en GLÉNAT, editorial que publicó este trabajo, tuvieron que sustituirla por un chiste antiguo sobre Hacienda, la imagen que os mostramos en esta entrada, y si como Guiral aventura el darle título supusiera que lo consideraba el primero de una serie, egoístamente no podemos más que lamentar la desaparición del autor que se llevó tan interesante colección de álbumes.

Mucha de su obra, como la que citamos aquí, se encuentra descatalogada. Pero ante todo decir que este título en concreto acaba de ser incluido en el recopilatorio “LO PEOR DE VÁZQUEZ” que ha editado GLÉNAT. Una estupenda ocasión.

1 comentario:

PAblo dijo...

Tienes mucha razón en lo que comentas del cine. Pero, más allá de calidades cinematográficas, la película ha servido para que se reedite a este genio al que accederán nuevas generaciones y aparezcan libros como el de Guiral que quizás de otro modo no habría visto su publicación... Y la historia de "Vázquez, agente del fisco" es fantástica.

Impacientes Saludos.