A principios de lo años 80 Neil Gaiman (nacido en
1960) no se imaginaba que acabaría convirtiéndose en uno de los autores de
cómic más destacados del panorama. Todo comenzó cuando consiguió un trabajo
como escritor de crítica literaria, cinematográfica y música (rock). Poco a
poco, realizando trabajos de investigación y entrevistas a sus artistas
favoritos se avivó su pasión por este mundo y decidido a elaborar sus propias
creaciones fue adoctrinado por Alan Moore -a quien conoce en esta época- en
cuanto a la técnica de escritura, según nos cuentan ellos mismos.
Tras realizar encargos cortos para editoriales inglesas
entró en contacto con Dave McKean, un innovador dibujante aún desconocido, y
con él desarrolló varios proyectos de los que tuvo conocimiento DC Comics,
buscando a los jóvenes talentos ingleses. Obtuvieron la oportunidad de publicar
la obra Orquídea Negra, sin nada que ver con la que nos ocupa aunque sí
respecto a la faceta de reciclar personajes de la compañía.
En septiembre de 1987 Gaiman le propuso a la editora Karen
Berger una actualización del antiguo personaje de DC Sandman; ésta le pedirá
una versión completamente renovada y demostrando un audaz olfato le otorga una
serie regular que pese a todo estuvo en la cuerda floja durante los primeros
números por unas ventas por debajo de lo esperado. Así nació THE SANDMAN,
pensado inicialmente para 40 números pero la buena marcha con que evolucionó
hizo que se extendiera hasta los 75, culminando en marzo de 1996.
La historia cuenta básicamente cómo durante 70 años es
atrapado Morfeo, el señor del Sueño, y
lo que por esta causa acontecerá después, tanto en su deber de recuperar su
reino y los objetos robados de él como en las consecuencias que se derivan de
ese periodo de ausencia. Por medio, una completa obra pensada de principio a
fin y a la que da lugar a contener todo sin sobrarle nada: aventura, misterio,
romance, amistad, horror, superhéroes, historias dentro de otras, personajes de
todo tipo, un largo etcétera. Pero aclaremos aquí algunas de las bases
fundamentales en las que se asienta la narración.
Morfeo es como decimos señor del Sueño y uno de los siete
Eternos; estos seres son hermanos y están por encima de los dioses de toda
mitología y religión, siendo definidos como los “que son, han sido y siempre
serán”. Cada uno de ellos personifica un estado, idea o lugar más allá de
nuestra comprensión pero que actúan en nuestras pasiones y vidas: Destino,
Muerte (Death), Sueño (Dream), Deseo, Desespero, Destrucción y Delirio –nótese
que todos comienzan por la letra D. Según la mitología de esta serie se
encuentran presentes en todas las existencias y juegan y alteran sus vidas;
representan lo que hay en el Más Allá, aunque dejan siempre espacio a algo
todavía mayor por encima suya, permaneciendo como unos emisarios de las leyes
del mundo.
De esta forma, cada Eterno posee un reino donde lo más
importante se encuentra en su corazón aunque cada uno es inmenso y por otra
parte también tienen cabida islas que se pierden del control de su señor o
señora, incluso lugares blandos que son atemporales. Por estos sitios pueden
aparecer además otros servidores. Nótese que Gaiman rastrea la presencia de cada
uno de estos seres y nos demuestra constantemente que forman parte del
imaginario colectivo y por ello se encuentran en prácticamente todas las
culturas avanzadas. Por ejemplo, Morfeo, que es el protagonista, era el dios
romano del sueño, derivado de morpho, forma, y por eso lo alude a veces como el
“Dador de Forma”; y también se referirá a él a través de las páginas como
Oneiros (para los griegos), Kai’ckul (para tribus africanas), el Tejedor o
Sandman, personaje de una canción infantil inglesa que protegía a los niños
mientras dormía poniendo arena mágica en sus ojos. Y hay bastantes referencias
más... pero no sólo con el rey del Sueño.
Al mismo tiempo, existen dioses por debajo de los Eternos
con sus propios feudos, con la diferencia de que pueden morir y dejar de
existir. Incluso se contempla un Cielo y un Infierno, Neil Gaiman explora
pacientemente cada tradición, cada rincón de la historia, la literatura, las
religiones.
Un papel importante desempeñarán los personajes de las
publicaciones de terror y misterio de DC, e incluso se dará su sitio a los dos
personajes Sandman de la compañía previos al que nos ocupa (el de la Edad de
Oro, Wesley Dodds, y el Sandman creado por Jack Kirby en 1974-76). Ésta labor
de recuperación se inspira en el proceder que siguiera Alan Moore en “La Cosa
del Pantano”, si bien aquí se le da un mayor peso en la historia principal.
Todo el conjunto es amplio y complejo, lleno de referencias
que quedan perfectamente integradas entre sí y con los nuevos personajes y
situaciones que introduce Neil Gaiman. Todo aparece sencillo, claro y hasta se
difuminan los límites entre las fuentes que toma el autor y los frutos de su
trabajo. Detrás de ello hay un meticuloso trabajo creativo y un soberbio
estudio de religiones y mitos de todos los tiempos y rincones, de la literatura
fantástica de los siglos XIX y XX, de la literatura en general, también de esos
muchos personajes de la editorial DC que permanecían en el olvido y a los que
se les da un lugar coherente dentro de esta continuidad. La carga cultural es
múltiple y variada aunque no lleva a pérdida, pues reiteramos que Gaiman lo va
desmigajando todo con una sencillez y claridad pasmosas, acomodando cada
elemento, relacionándolos entre sí y justificándolo convenientemente, volviendo
este sólido fruto del intelecto en algo digerible y entretenido que acaso pueda
parecer engañosamente fácil.
Tan sólo hay que empezar a leer y todo irá fluyendo ya por
nuestra mente, porque además el escritor dispone las palabras y los
acontecimientos de una manera elegante, tranquila, casi poética. No sólo nos
despierta interés el conocer más sobre el protagonista, sino que unos y otros
de los personajes que van surgiendo son capaces de tomar en momentos concretos
el peso del relato con convicción, lo que probablemente se debe a la habilidad
del escritor; no obstante, nos gustaría añadir que si bien las personalidades
que va creando Gaiman son muy variadas, se puede deber a que es común estar
dotadas de un optimismo y bondad de intenciones que nos hace empatizar
gozosamente con ellos. Otro aspecto importante del estilo del guionista, como
nos señala Stephen King, es su habilidad para adelantar el clímax de la
narración al “corazón de la historia”, dejando unos finales más contemplativos
en los que se analiza la relevancia de lo que hemos asistido y comprendemos
mejor la forma de ser de los participantes.
Pasando a hablar de la parte gráfica, la autoría es
compartida y extensamente variada. Los primeros números de The Sandman fueron
dibujados por Sam Kieth, quien se marchó pronto tras desavenencias con el
guionista, dejando su sitio a su entintador Mike Dringenberg. Señalados por la crítica por
presentarnos un grafismo algo distorsionado y a veces por no planificar la
página con todo el potencial que atesoraba la escritura, sobre todo en el caso
del segundo autor, lo cierto es que fueron ellos los creadores de toda la
iconografía y el estilo de la serie. Su trazo sucio y a ratos desgarbado
refleja mil y un aspectos cada vez que aparece Sueño o alguno de estos seres
tan especiales y nos ofrecen un visitación poliédrica a cada personaje, es
decir, esboza sus figuras de manera diferente desde cada punto de vista como si
nuestra mente también participara en su interpretación, en un proceder muy
onírico.
A ellos les sucederán otros dibujantes contrastados que
seguirán más o menos con esta línea: Kelley Jones, Brian Talbot, Michael Zulli, Charles Vess o
Mike Allred, entre otros muchos y destacados. Cada uno se irá haciendo cargo de un arco argumental y Gaiman a su
vez se irá adaptando a la forma de dibujar de cada cual para sacar todo su
potencial. Sí ha sido más criticado el artista Marc Hempel, que ofreció un
estilo más simplificado y sobrio en detalles casi al final de la serie, en un
momento crucial para la historia; personalmente señalo que a mí no me desentonó
por esa sensación de que el grafismo del personaje tiene que ver con su
idiosincrasia, esa multitud de facetas, de puntos de vista; como dice Morfeo en
un determinado momento: “Soy de todas las fes, a mi manera”.
Todas las portadas corrieron a cargo de Dave McKean,
compañero fiel de Gaiman en sus proyectos más importantes. Cada una de ellas
son como una puerta que abre a la narración posterior, y se plantean en forma
de representación surrealista aunque sí tome elementos de cada argumento.
McKean utilizará diferentes técnicas: dibujo, pintura, collage, fotografía,
maqueta, efectos.
Nuestro protagonista, el Dador de Forma, es en sí un personaje
tremendamente rico. Es muy cercano a su hermana Muerte, pues ambos son
sensibles a los seres humanos y a los animales, incluso se relacionan
amistosamente con ellos (eso no ocurre en el resto de la familia, como se verá
a lo largo de la obra). Y si aquella es una joven simpática y agradable que se
presenta como inevitable, él, Morfeo, es un tipo reservado y oscuro, de
carácter variable, invirtiendo de forma interesante sus papeles. Precisamente,
este último tiene mucho del propio Neil Gaiman, no sólo gráficamente -que sí
que está inspirado en su fisonomía-, sino también en su vocación como contador
de historias. El personaje del soñador aparece en muchas culturas, como podemos
comprobar, aunque aquí es considerado un creador nato que utiliza los anhelos y
recuerdos de la gente para elaborar relatos con que impresionarlos,
divertirlos, perturbarlos, entretenerlos y hacerles comprenderse mejor a sí
mismos en el momento que duermen y viajan a su reino onírico. Para elaborar
este artificio tiene en cuenta cada aspecto, cada detalle de nuestro
subconsciente y todo a su tiempo: la aportación personal que cada uno hace,
esos motivos que se repiten en el imaginario colectivo (por ejemplo, soñar que
volamos), el momento de vigila en que el sueño nos parece claro y en cuanto
despertamos lo olvidamos, cómo somos capaces de retomar sueños de un día para otro, la facilidad con que cambian de escenario, etc. La de creador de fantasía es una importante
aportación que Gaiman le hace al mito sin desmerecer lo demás.
DC se comprometió a no tocar al personaje un vez que la serie
culminara, aunque sí acordó con su creador una explotación comercial controlada de la
buena base que poseía la franquicia, comprensible por el éxito y premios
adquiridos; entre ellos, destacamos en World Fantasy Award de 1991, con el nº19
“El sueño de una noche de verano”, primer cómic en hacerlo.
Con guión de Neil Gaiman tenemos los especiales de “Al filo
del invierno” (centrados en Muerte y Deseo), así como los números únicos de
Muerte “Lo mejor de tu vida” y “El alto coste de la vida”. El recopilatorio
“Dust Covers”, con todas las portadas de Dave McKean y conteniendo una historia
de Gaiman y dicho artista en la que relacionan la creación de la serie con sus
vidas personales. Por otro lado, realizado ya por otros autores, se inauguraron
las series directamente derivadas THE DREAMING (1996-2001, con personajes del
reino del Sueño), THE SANDMAN PRESENTS (miniseries entre 1997-2004 con
secundarios del universo) y LUCIFER (2000-06). También dio paso a la
recuperación del primer soñador de DC en la serie “Sandman Mistery Theatre” y a
un surtido de números especiales.
Sin duda, estamos ante un trabajo clave de los años 90 y
esencial para la cultura del Cómic en general. Probablemente su lectura se
disfrute mejor de manera continuada, sin grandes pausas intermedias por la
enorme cantidad de detalles que se nos podrían pasar por alto en ese caso. Y
ahí estriba el aspecto más negativo para recomendar a los lectores españoles la
obra THE SANDMAN: su accidentada presencia en el mercado de nuestro país.
En principio, por los 90 la editó Ediciones Zinco, dejándola
incompleta para luego ser retomada en el punto donde se dejó por Norma
Editorial, quien poco a poco también fue rescatando lo anterior en forma de
recopilatorios. Cuando Planeta de Agostini adquirió los derechos de DC Comics
comenzó a publicar a partir de 2006 de
nuevo la serie en unos cómodos y económicos cuadernillos mensuales que
contenían dos números americanos; sin embargo, abandonó el formato tras
terminar la saga “Un juego de ti” (nº37) para reimprimir la obra en unos
lujosos volúmenes.
A pesar de estos esfuerzos editoriales, actualmente por
petición de la empresa se han destruido los ejemplares de The Sandman de
Planeta que teníamos a nuestro alcance en las estanterías, al haber pasado los
derechos de DC Comics a ECC Ediciones, quien al menos a día de hoy aún no ha
ofrecido este trabajo en su catálogo. Actualmente tan sólo podemos encontrar
números sueltos descatalogados de Norma o Zinco aquí y allá, y reunirlos puede suponer
una endemoniada labor. Es una pena que esta serie clave no permanezca accesible; no obstante, para el que desee emprender esa aventura en el mercado de descatalogados o de segunda mano,
aquí dejamos el listado completo de números de la serie:
Nº 1_ EL SUEÑO DE LOS JUSTOS
Nº 2_ MALOS ANFITRIONES
Nº 3_ ... SUEÑA UN POQUITO CONMIGO
Nº 4_ UNA ESPERANZA EN EL INFIERNO
Nº 5_ PASAJEROS
Nº 6_ 24 HORAS
Nº 7_ EL RUIDO Y LA FURIA
Nº 8_ EL SON DE SUS ALAS
Nº 9_ HISTORIAS EN LA ARENA
Nº 10-16_ LA CASA DE MUÑECAS
Nº 17_ CALÍOPE
Nº 18_ EL SUEÑO DE UN MILLAR DE GATOS
Nº 19_ EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
Nº 20_ FACHADA
Nº 21-28_ ESTACIÓN DE NIEBLAS
Especial: LA CANCIÓN DE ORFEO
Nº 29-31_ FÁBULAS Y REFLEJOS: “Thermidor”, “Augusto”, “Tres
septiembres y un enero”
Nº 32-37_ UN JUEGO DE TI
Nº 38-40_ FÁBULAS Y REFLEJOS: “La caza”, “Lugares blandos”,
“El parlamento de los grajos”
Nº 41-49_ VIDAS BREVES
Nº 50_ FÁBULAS Y REFLEJOS: “Ramadán”
Nº 51-56_ EL FIN DE LOS MUNDOS
Nº 57-69_ LAS BENÉVOLAS
Nº 70-75_ EL VELATORIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario