Este libro cómic se
produjo en Atenas en 2009 y Ediciones SINSENTIDO lo editó en
2011 para el público español. Que hablemos aquí de una obra de
este tipo procedente de una industria cultural como la griega, tan
cercana pero a la vez tan lejana, es una rareza a la que no estamos
acostumbrados, y suponemos que ha sido posible por la conexión de
los autores con el mercado francés.
“LOGICOMIX, una
búsqueda épica de la verdad” es guionizado por el
escritor y matemático Apostolos Doxiadis, con ayuda en el
argumento de Cristos H. Papadimitriou, profesor
universitario de informática. El dibujo es realizado por
Alecos Papadatos y el color lo aplica su esposa Annie
di Donna, ambos con experiencia en el mundo de la animación
francesa y griega. Todos intervienen en la trama, pues ellos
mismos van narrando cómo se fue produciendo este trabajo y cómo se
les iban ocurriendo las ideas en relación a su día a día mientras
estaban inmersos en su elaboración.
Pero la trama
principal se basa en la charla que Bertrand Russell imparte en
septiembre de 1939 en una universidad estadounidense sobre “El
papel de la lógica en los asuntos humanos”, que se ve alterada
por una manifestación popular contra la participación de los
EE.UU. en la II Guerra Mundial. Russell ofrece a la multitud
pensar sobre el tema a través de su discurso, y de este modo pasan a
la sala a oír cómo cuenta la historia de la lógica a través de
su propia biografía. Bertrand Russell, autor de teorías
matemáticas y considerado uno de los padres de la lógica moderrna,
fue matemático, profesor, filósofo, y un pacifista activo.
El relato contiene
hechos reales mezclados con una pequeña parte de ficción para
conseguir el artificio narrativo. La vida de Russell sin
contener nada extraordinario es bastante azarosa en su búsqueda
personal de un conocimiento que pueda ser cierto,
absoluto, y es curioso cómo forma parte de ella
continuamente la irracionalidad, la locura.
Desde la formación y descubrimientos de Russell, seremos testigos
de los avances que para lograr esa verdad han ido haciendo las
matemáticas, desde Euclides y sus principios, pasando por las
aproximaciones de Newton hasta los personajes más relevantes de la
materia en el siglo XX, conformando un cuerpo teórico que ha
hecho posible primero los avances en la materia de la lógica y
después en la aparición del ordenador, éste una herramienta
que no ha demostrado todas y cada una de las bases del mundo pero que
en sí contiene una serie de ideas en las que todo es demostrable y
por ello puede crear un mundo alternativo, virtual, donde todas las
reglas sean conocidas (aunque a la hora de la verdad se haya
presentado igual de incontrolable, por “su aplicación para las
armas, el juego y la pornografía”, citando un texto del libro).
Como leeremos por las
páginas, la persecución de la razón desde una realidad que es
defectuosa obedece a un deseo irracional del ser humano de origen
teológico, una batalla perfección/imperfección que siempre se
ha librado en todas las épocas y que nunca termina de solucionarse.
Aparte de acercar estos conocimientos a todos los públicos, una
parte muy interesante del asunto es cómo se han ido creando
corrientes y escuelas científicas a favor de una teoría u otra, y
cómo todo ese hacer y rivalidades se relacionan con los
conflictos bélicos que azotan continuamente a la humanidad. En
concreto, destacamos la genial conclusión de la conferencia
pacifista de Russell: (OJO SPOILER) “Para lograr sensatez
hay que contar con mucho de lo que se descarta como insensato, cortar
de raíz lo anterior en algún punto y crear nuevos axiomas que
eviten la disputa homicida”.
La estructura de la
historia tiene varias capas, como hemos visto, utilizando para
ello un concepto muy matemático: la “autorreferencia”
(un enunciado que se refiere a sí mismo). En general, la coherencia
interna de Logicomix contiene muchos recursos que se pueden
relacionar con la materia, e incluso el grafismo, de estilo
europeo, se parece mucho a las ilustraciones que vemos en cualquier
libro de texto de matemáticas. En la imagen abajo presentada,
por ejemplo, observamos la iconización simplista de la
realidad que permite el dibujo de línea fina a color plano, la
desproporción entre figuras y fondo, las repeticiones
o el empleo/abuso de la escala, todo con fines de esquematizar
la información más relevante, como si se tratara de un problema
o ejercicio a resolver.
Por supuesto, este
cómic no es un manual de matemáticas pero los no iniciados
pueden perderse fácilmente en el relato, por lo que al final del
libro se ofrece un apéndice con información complementaria de
los personajes, conceptos y obras citados, que hacen algo más
accesibles los textos. No obstante, este glosario no es la solución
para “descifrar” las claves más importantes que se tratan, sino
sólo un apoyo útil; hay que reconocer que un lector medio que sólo
vaya buscando evasión puede aburrirse al principio de leer este
trabajo, aunque sí decimos que el esfuerzo merecerá la pena porque
la obra atesora dentro valiosas reflexiones sobre la vida en
general más allá de un intento de instruir en una disciplina como
las matemáticas.
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