Damos repaso a esta
etapa de DAREDEVIL “El Hombre Sin Miedo”, realizada por el
escritor Ed Brubaker y el artista Michael Lark, éste
excelentemente sustituido en momentos puntuales por Clay Mann
y David Aja.
El material del que
hablamos comprende los números americanos 111 a 120 del Volumen 2
del personaje, y culminan la etapa de Brubaker al frente
de la colección. Cuando comenzó ésta el personaje venía de un
extenso planteamiento llevado a cabo por otro excelente equipo: Brian
Michael Bendis y Alex Maleev. Siguiendo el modelo
milleriando para el protagonista, lo habían llevado al límite una
vez más y como resultado había acabado en la cárcel. Al comienzo
de la saga “Lady Bullseye”, todos esos cabos sueltos ya están
atados, los personajes están donde el autor quiere y el terreno
preparado para el nuevo gran desafío que se avecina. El conjunto
constituye una saga que se puede leer de manera independiente del
resto, por supuesto con la inestimable ayuda de los comentarios
para contextualizarnos que en cada número redacta Julián
Clemente.
La trama se desarrolla
en dos arcos argumentales, “LADY BULLSEYE” y
“EL RETORNO DEL REY”, que nos traen a viejos
conocidos de la serie, todos enraizados en la obra que dejó Frank
Miller, un buen hacer del que también se toman esquemas
narrativos y se demuestra su profundo conocimiento. De este modo, en
la primera parte Matt Murdock se ha metido en tremendos
aprietos, ya que su esposa Milla está ingresada en una
institución psiquiátrica por su culpa; él se ha convertido en un
insoportable blanco constante de sus enemigos al haber sido revelada
hace tiempo su identidad secreta como Daredevil; su intensa
dedicación a la actividad superheroica choca más que nunca con la
de su socio Foggy Nelson en el despacho de abogados; y para
colmo su relación profesional con la investigadora Dakota North
está empezando a convertirse en algo más (asunto ambivalente que
choca con su férreo código católico). Al mismo tiempo,
interaccionará con otros héroes callejeros de Marvel, de
carácter más secundarios: Puño de Hierro, Tarántula
Negra y Tigresa Blanca; cada uno es un justiciero urbano
independiente, pero se muestra una interesante camaradería que
entrará en juego con la guerra que planea hacerles La Mano.
Esta diabólica organización mística oriental regresa con
fuerza y con ella aparecen dos nuevos personajes, ambos inspirados en
dos de las figuras más destacadas utilizadas por Miller, como son
Bullseye y Stick. El primer personaje, Lady
Bullseye, es una mercenaria al servicio de La Mano aunque con
planes propios; enseguida se hace interesante más allá de una
feminización del legendario asesino. Por otro lado tenemos al
maestro Izo, instructor errante tan sabio como amoral y
temible, que además de presentarse como formador de Stick (que abrió
a Murdock al resto de sus sentidos al quedarse ciego), nos revelará
datos sobre el origen de La Mano.
Para el segundo arco
nos encontramos al antiguo Rey del Crimen de Nueva York, Wilson
Fisk, retirado en Galicia y empezando una nueva vida. Cuando La
Mano lo ataca allí volverá a los EE.UU: y forjará una alianza
temporal con su más encarnizado enemigo, Daredevil. Las
consecuencias del retorno de La Mano trae una batalla crucial para
ambos, que se irá desgranando hasta el sorprendente final.
Ed Brubaker
guioniza cada uno de estos números atrapando nuestra atención con
una facilidad pasmosa. Los planes están claros desde el
principio, y aunque va dejando pistas por el camino, el final
de cada conclusión siempre es sorprendente. A estas alturas,
Brubaker se siente cómodo en la editorial Marvel, le ha tomado el
pulso a la historia y sus actores y había abonado las claves para
cristalizar aquí una sólida trama de despedida. De su trayectoria
anterior, ha consolidado el dominio para describir sentimientos de
soledad, de desesperación, de miedo, que encajan muy bien con
Daredevil y el espíritu de la serie, y ello lo materializa con
numerosos cuadros de texto que consiguen una sensación
intimista. Igualmente redacta diálogos parcos y con frases
cortas, con la información justa, lo que eleva la tensión
narrativa. Esta escasez de literatura es una de las críticas
principales que se le hace al estilo de estos escritores, a
Bendis sobre todo. No obstante, hay que decir que en esta historia al
menos los personajes no desentonan y se hacen creíbles aunque hablen
así; además, es característica general en los cómics actuales de
superhéroes que la imagen predomine sobre el texto, de forma que
cada vez pasan menos cosas en cada número, y la verdad es que no es
que nos parezca bueno, pero se ha convertido en imperativo común
para todos los que trabajan en este género, en demérito del
resultado, claro.
Los dibujantes
que realizan la saga ya habían disfrutado de colaboraciones
anteriores con el escritor y se nota por la facilidad con que diseñan
los ambientes de género negro en que le gusta moverse. No
obstante, su elección tiene otro motivo, y es que sus viñetas
participan del estilo del artista de la etapa anterior, Alex
Maleev. Éste nos proporcionó una obsesiva iconografía, llena
de referentes pictóricos; su labor no buscaba tanto captar el
movimiento como presentar fotogramas que congelaban impactantes
instantes. De nuevo, Lark y compañía, con un trazo sucio
priman más la composición de la escena que la representación
realista (sin desmerecer las proporciones de ésta), y el resultado
ofrece una opresiva atmósfera que nos pide rellenar nosotros
los detalles y además nos absorbe en la lectura.
El trabajo en Daredevil
ha otorgado a sus autores diversos premios como el Eisner.
Como todo buen relato por entregas, entretiene, nos deja con
ganas de conocer lo anterior y por supuesto con muchas ganas de más.
Sin embargo, ¿por qué abandonar la serie justo cuando había
alcanzado su mejor momento? Brubaker nos dice que precisamente
por esa razón, porque “había contado todo lo que tenía sobre
el personaje” y porque “le gustaría convertir en una
especie de tradición el que cada autor herede un desafío con
Daredevil”, como le había pasado a él al aterrizar en la
colección.
La saga de la que hemos
tratado en este artículo sólo ha sido publicada en grapa en España,
y estaría estupendo que se recopilara en tomo como Panini ya
ha hecho con otras sagas, porque merece bastante la pena. Además, el
último capitulo de “El retorno del Rey” se convertiría en
especial al cristalizar el número 500 de la serie desde que
empezó en 1964, y después de él llegarán los autores Andy
Diggle y Roberto de la Torre, parece que también
otorgando algo de ese clásico carácter milleriano al protagonista.
Actualmente, al ser Daredevil propiedad de la compañía se
ha relanzado al personaje de manos del escritor Mark Waid,
en un interesante enfoque aunque muy distinto a éste.
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