OTROS ACERCAMIENTOS A JAPÓN
En esta primera entrada dedicada al País del Sol Naciente nos inspiramos en una mirada a Japón a través de los ojos de un occidental. Hemos elegido a JAN, uno de nuestros autores predilectos, que pone a nuestra disposición todo su arte y su lenguaje gráfico para destilarnos este álbum fruto de su observación de aquel territorio, que pasamos a comentar.
En su web particular, JAN recopila diversos escritos que realizó por la época de la revista “Superlópez” (desde 1988). En ellos nos habla de muchas cosas interesantes que tiene en cuenta en su hacer, pero hoy queríamos detenernos en la cuestión de las ambientaciones de sus tebeos, de las que allí da buena cuenta. Sobre todo, nos dice que ve necesario que los escenarios sean diferenciables para un personaje tan particular que tiene poderes para desplazarse aquí y allá, y destaca la relevancia de la documentación para un dibujante que quiera reflejar lo que observa a su manera propia. Si bien antes en su obra ya eran perfectamente reconocibles los fondos de sus viñetas, con su entrañable visión de Cataluña (Barcelona se la recorría a menudo, atento con su cámara) y las imágenes de otros lugares que sacaba de postales, recortes de periódicos, revistas o libros, todo se transformó en 1989 cuando se lanzó a viajar más lejos, tomar sus propias fotografías en esos lugares y estudiar personalmente a pie de campo las localizaciones. Comenzó con Bulgaria, luego Japón, Grenoble, Sevilla (qué recuerdos...), Méjico. El resultado que comenzaron a ofrecer esos álbumes fue el de una auténtica guía turística en formato cómic (y muchos más que eso, pues contienen su valoración sobre los lugares, es un cuaderno de viaje, un block de espiral colmado de subjetividad) y conducidas a través de una entretenida aventura del superhéroe de Bruguera.
Lo de Japón surgió como un desafío que se impuso, una apuesta lanzada en los textos de la revista Superlópez: “Ya..., estás pensando que con una aventura en Bulgaria o en el Japón no saldría a hacer fotos... ¡Pues a que lo hago...! pero deja, cosas mías...” Por otro lado, una fuente diferente que podría convencernos sobre si JAN viajó realmente al País Nipón es la maravillosa página dedicada particularmente al personaje Superlópez y en general a la obra de JAN que conduce David Fraile Vieyto. Allí se expone en sus FAQ: “¿Ha viajado realmente a todos los países dónde transcurren sus historietas? Sí, a casi todos. Para cada historia viajaba a tomar fotos y volvía con un montón de diapositivas, ¡de 600 a 800! y no sólo de monumentos sino hasta de las papeleras. Sólo el primero, el de Bulgaria, quiso que pareciera un verdadero viaje turístico pero eso marcó los siguientes y se ganó la crítica de que hacía catálogos turísticos en vez de cómics. Lo cierto es que se pateó esos sitios y más por su propia cuenta.”
En esta primera entrada dedicada al País del Sol Naciente nos inspiramos en una mirada a Japón a través de los ojos de un occidental. Hemos elegido a JAN, uno de nuestros autores predilectos, que pone a nuestra disposición todo su arte y su lenguaje gráfico para destilarnos este álbum fruto de su observación de aquel territorio, que pasamos a comentar.
En su web particular, JAN recopila diversos escritos que realizó por la época de la revista “Superlópez” (desde 1988). En ellos nos habla de muchas cosas interesantes que tiene en cuenta en su hacer, pero hoy queríamos detenernos en la cuestión de las ambientaciones de sus tebeos, de las que allí da buena cuenta. Sobre todo, nos dice que ve necesario que los escenarios sean diferenciables para un personaje tan particular que tiene poderes para desplazarse aquí y allá, y destaca la relevancia de la documentación para un dibujante que quiera reflejar lo que observa a su manera propia. Si bien antes en su obra ya eran perfectamente reconocibles los fondos de sus viñetas, con su entrañable visión de Cataluña (Barcelona se la recorría a menudo, atento con su cámara) y las imágenes de otros lugares que sacaba de postales, recortes de periódicos, revistas o libros, todo se transformó en 1989 cuando se lanzó a viajar más lejos, tomar sus propias fotografías en esos lugares y estudiar personalmente a pie de campo las localizaciones. Comenzó con Bulgaria, luego Japón, Grenoble, Sevilla (qué recuerdos...), Méjico. El resultado que comenzaron a ofrecer esos álbumes fue el de una auténtica guía turística en formato cómic (y muchos más que eso, pues contienen su valoración sobre los lugares, es un cuaderno de viaje, un block de espiral colmado de subjetividad) y conducidas a través de una entretenida aventura del superhéroe de Bruguera.
Lo de Japón surgió como un desafío que se impuso, una apuesta lanzada en los textos de la revista Superlópez: “Ya..., estás pensando que con una aventura en Bulgaria o en el Japón no saldría a hacer fotos... ¡Pues a que lo hago...! pero deja, cosas mías...” Por otro lado, una fuente diferente que podría convencernos sobre si JAN viajó realmente al País Nipón es la maravillosa página dedicada particularmente al personaje Superlópez y en general a la obra de JAN que conduce David Fraile Vieyto. Allí se expone en sus FAQ: “¿Ha viajado realmente a todos los países dónde transcurren sus historietas? Sí, a casi todos. Para cada historia viajaba a tomar fotos y volvía con un montón de diapositivas, ¡de 600 a 800! y no sólo de monumentos sino hasta de las papeleras. Sólo el primero, el de Bulgaria, quiso que pareciera un verdadero viaje turístico pero eso marcó los siguientes y se ganó la crítica de que hacía catálogos turísticos en vez de cómics. Lo cierto es que se pateó esos sitios y más por su propia cuenta.”
“LA BANDA DEL DRAGÓN DESPEINADO (YAKUZA)” (46 páginas, 1989) y “LA BOMBA” (16 páginas, 1990) son las dos historietas que el autor de origen leonés emplazó en Japón y que fueron recopiladas en el nº18 de la colección de Superlópez. Normalmente, en sus cómics de viajes, aparece un grupo de turistas en los que se integra un hombre con barba blanca y una cámara de fotos que podríamos identificar como el propio JAN, aunque en este caso concreto no lo hemos conseguido encontrar por ninguna página. Cada obra suya es gráficamente muy rica, abundante y profusa en referencias, y tal vez se nos escapa algún detalle sutilmente deslizado; no sabemos si esto podría alimentar la duda de si estuvo realmente o no en Oriente. No queriendo redundar más sobre este tema particular, pues en verdad da lo mismo, visto el despliegue de conocimientos que nos ofrece, pasemos a comentar el tebeo en sí.
Desde el nº8, ya todos las historias de Superlópez comenzarán con una cita inventada/adaptada que evoca alguna idea de las que se tratarán a continuación, separada en una página con dicho texto y una ilustración. En este caso, la frase aparece en caracteres japoneses y se podría traducir al alfabeto occidental como "Nihon mo ingenmame wo tsukurimasu", lo que según Eric Meurée no es japonés auténtico, sino que si traducimos palabra por palabra, directamente nos sale en español: “En Japón también cuecen habas”.
Desde el nº8, ya todos las historias de Superlópez comenzarán con una cita inventada/adaptada que evoca alguna idea de las que se tratarán a continuación, separada en una página con dicho texto y una ilustración. En este caso, la frase aparece en caracteres japoneses y se podría traducir al alfabeto occidental como "Nihon mo ingenmame wo tsukurimasu", lo que según Eric Meurée no es japonés auténtico, sino que si traducimos palabra por palabra, directamente nos sale en español: “En Japón también cuecen habas”.
El argumento nace como casi siempre en LLAUNA (la empresa donde trabaja el alter ego López), punto de encuentro de los protagonistas principales y donde por lo general se entretejen muchos de los hilos que JAN irá manejando al avanzar la narración -¿adivinan ahora por qué la sede web de nuestro BLOG DE ESPIRAL toma la denominación “llauna”?-. El gag cómico del que hace gala la generación en que se formó JAN está presente, no lo abandona, y sin embargo sus historias tratan de buscar un apoyo más realista, hacerse más orgánicas y tener en cuenta la continuidad. El Jefe ha mandado a Jaime y a Luisa (derivados de Jimmy Olsen y Lois Lane) a Japón a firmar unos contratos con la Mishmishima Company, empresa que quiere crear en Barcelona sus cadenas de montaje para un robot tripulado. Serán 5 días de viaje en una época en la que no existen medios de comunicación tan rápidos y eficaces como el móvil o Internet. Entonces, el Jefe es atacado por mafiosos japoneses y envía a Superlópez a paralizar el acuerdo. Allí, también Jaime y Luisa son sorprendidos por una banda de yakuzas y el héroe los salva y se les une. Entablarán conversaciones con el señor Mishmishima, empresario innovador de tecnología, y saldrá a la luz su rivalidad con otro empresario más anclado a las tradiciones niponas, el señor Gonikito. Por medio, un grupo extorsionador -“La banda del dragón despeinado”- ha sido contratado por Gonikito para forzar que la construcción del robot permanezca en su propio país. La madeja se enredará y cada uno jugará sus diferentes cartas, surgiendo la cuestión de una bomba H de la Segunda Guerra Mundial que descansa en el fondo del mar y que sólo alguien con las habilidades de Superlópez podría recuperar. Eso es, básicamente, lo que discurre por las 62 páginas en total, ya que las dos partes en que se divide la narración entran en concatenación.
El despliegue gráfico que JAN establece es, en nuestra opinión, monumental. Abraza una composición de página móvil, dinámica, con viñetas trapezoidales que suben, bajan, entran en tensión al ritmo que pide el guión. Podríamos decir que esto no es nuevo, pues sus dibujos siempre han evolucionado para buscar el símil con la realidad (abundando la crítica social), han gozado de acción y quizás de caracterizaciones más poliédricas que los de la mayoría de títulos de su editorial, orientados más al humor y al absurdo; esto se derivaba en una buena dosis de plasticidad para captar esos saltos temporales, emociones e intensas peripecias, aquí llevado a un extremo para ponerse en paralelo al estilo de la composición de página del manga en general, que suele seguir pautas de este tipo. Uno a uno, la inmensa mayoría de recuadros se llena de un paisaje diferenciado y rico por el que los personajes se desenvuelven. Además, está presente el paso de los días, la aventura va desarrollándose en diferentes lugares y con tan sólo una doblez en una viñeta, sin hacer falta cuadro de texto explicativo, producimos esos cambios. Hacemos hincapié en lo bien atado que el autor ha puesto el guión al servicio del recorrido que nos sugiere por Japón, todo parece encajar y hacerse necesario. La forma de comenzar y la de terminar es asimismo bastante hermosa, diluyendo los márgenes de las viñetas como fundiéndolos con el papel y conectándolos a algún lugar profundo de nuestra imaginación.
Los personajes en esta serie siempre suelen representar, por lo general a lo largo de toda la obra de JAN, tres generaciones: la mayor, la adulta y la juvenil. Aquí, los jefes de las empresas harían el papel de ese tipo de gente experimentada, ya con una carga de valores consecuencia de sus rutinas vitales; Superlópez, o Juan López, que son la misma persona (clara proyección del propio JAN), Jaime González, Luisa Lanas y Arigato Gozaimas supondrían la segunda generación, ésa que acomete la acción principal de la historia. López es despistado, despeinado, siempre con un chichón por sus descuidos; Luisa, insoportable, con carácter y muy crítica; Jaime, racional, paciente, aventurero; Arigato es una japonesa cercana a la cultura occidental, un nexo de unión narrativo. En estas dos edades nos parece siempre que habitan diversas perspectivas del propio JAN, poniendo personajes para expresar distintas las apreciaciones de su personalidad. Pero tampoco olvida a los jóvenes, el tercer caso de los que hablamos, un grupito de amigos japoneses que contrastan su visión más inmadura pero sí más enérgica y apasionada, y que nos evoca quizás a cómo ve él a sus lectores. Ni malos ni buenos, todos se interrelacionan, en este mismo álbum y a través de todos los demás dedicados al título Superlópez, cada cual parece representar su papel, y en el fondo realizan un debate sobre temas reales enmascarados en la chispa de la aventura y la evasión.
En un apunte sobre los rasgos de los personajes orientales que se crean, destacamos que para un estilo caricaturesco generalmente es fácil caer en tópicos de exageración (y por consiguiente deformación) sobre todo aquello que al dibujante –y a la sociedad en que está inscrito- le resulta más lejano. El mismo Osamu Tezuka, maestro del manga, ha pecado de estos vicios y actualmente en sus obras que se reeditan se expresa una disculpa por esta razón. En el caso de JAN, la verdad es que nos parece que, aunque su forma de dibujo es satírica y desde ella representa siempre la realidad, ha tratado el tema con bastante atención y sensibilidad, tanto al dibujo como al guión se muestra natural y respetuoso con todas las presencias y culturas que ejercen protagonismo.
Un detalle que nos llama la atención es el hecho de que la mayor parte de personajes que JAN crea repiten apariciones en diferentes títulos; sin embargo, hasta la fecha han aparecido 58 números de Superlópez y los japoneses no han vuelto a concurrir en ellos, esperemos que de alguna forma puedan ser recuperados en el futuro, pues creemos que contenían un potencial interesante.
Como hablamos más arriba, en este trabajo y al igual que en todos los dedicados a viajes, JAN determina un recorrido por tierras niponas, su propio itinerario, el que él ha ideado para aproximarse a las circunstancias de Japón y explicárnoslas a través de un guión aventurero. Es éste un recurso que el autor ha usado ya en diferentes ocasiones para entretener a una audiencia pero al mismo tiempo conectarlos con su visión de la realidad, pues siempre pretende que su trabajo tenga alguna significación. La cultura japonesa que nos desvela se va desarrollando en las siguientes etapas:
La acción comienza en Tokio, en un ambiente urbano colmado de neones y anuncios. Aparecen comercios, grandes edificios y nos describe una población muy ordenada y educada. La acción se desplaza al rascacielos de la Mishmishima Company, de aspecto occidentalizado. Excepto por los personajes orientales, nos parecería estar en el interior de una empresa europea o americana. Más tarde, Superlópez cruza los cielos de la ciudad en busca de la residencia particular del señor Gonikito, un escenario arquitectónico más conservador, rodeado de jardines y naturaleza humanizada, con múltiples referencias a la tradición. En su dibujo nos parece destacar la necesidad de cada pieza de la composición, la serenidad y espiritualidad de los espacios.
En un apunte sobre los rasgos de los personajes orientales que se crean, destacamos que para un estilo caricaturesco generalmente es fácil caer en tópicos de exageración (y por consiguiente deformación) sobre todo aquello que al dibujante –y a la sociedad en que está inscrito- le resulta más lejano. El mismo Osamu Tezuka, maestro del manga, ha pecado de estos vicios y actualmente en sus obras que se reeditan se expresa una disculpa por esta razón. En el caso de JAN, la verdad es que nos parece que, aunque su forma de dibujo es satírica y desde ella representa siempre la realidad, ha tratado el tema con bastante atención y sensibilidad, tanto al dibujo como al guión se muestra natural y respetuoso con todas las presencias y culturas que ejercen protagonismo.
Un detalle que nos llama la atención es el hecho de que la mayor parte de personajes que JAN crea repiten apariciones en diferentes títulos; sin embargo, hasta la fecha han aparecido 58 números de Superlópez y los japoneses no han vuelto a concurrir en ellos, esperemos que de alguna forma puedan ser recuperados en el futuro, pues creemos que contenían un potencial interesante.
Como hablamos más arriba, en este trabajo y al igual que en todos los dedicados a viajes, JAN determina un recorrido por tierras niponas, su propio itinerario, el que él ha ideado para aproximarse a las circunstancias de Japón y explicárnoslas a través de un guión aventurero. Es éste un recurso que el autor ha usado ya en diferentes ocasiones para entretener a una audiencia pero al mismo tiempo conectarlos con su visión de la realidad, pues siempre pretende que su trabajo tenga alguna significación. La cultura japonesa que nos desvela se va desarrollando en las siguientes etapas:
La acción comienza en Tokio, en un ambiente urbano colmado de neones y anuncios. Aparecen comercios, grandes edificios y nos describe una población muy ordenada y educada. La acción se desplaza al rascacielos de la Mishmishima Company, de aspecto occidentalizado. Excepto por los personajes orientales, nos parecería estar en el interior de una empresa europea o americana. Más tarde, Superlópez cruza los cielos de la ciudad en busca de la residencia particular del señor Gonikito, un escenario arquitectónico más conservador, rodeado de jardines y naturaleza humanizada, con múltiples referencias a la tradición. En su dibujo nos parece destacar la necesidad de cada pieza de la composición, la serenidad y espiritualidad de los espacios.
Luisa y Jaime acudirán mientras a la factoría Mishmishima, un emplazamiento amplio y tecnológico, donde construyen un robot, y que conecta a la ciencia ficción del manga. El robot escapa y se inicia una persecución por las vías de comunicación japonesas, hasta llegar al Santuario del Gran Buda de Bronce. Los sucesos de los personajes nos ofrecen diferentes perspectivas de este lugar, se aprecia que JAN quiere detenerse en su descripción. Poco después terminan en un enorme lago surcado por embarcaciones turísticas.
El grupo continúa dividido en dos, y unos van hacia Kyoto usando los trenes de alta velocidad y otros visitan un pachinko, sitio de juegos. Ya en Kyoto, pisarán un mercado y calles de carácter más residencial, alojándose en un hotel tan caracterizado que suponemos que existe realmente. Luisa completará la acción en esta ciudad al ser raptada en el entorno de un santuario ajardinado y poblado de ciervos.
Enseguida pasaremos a visitar los fondos marinos de la costa, en opinión de JAN unos espacios tristes, colmados de chatarra militar, fruto de la tragedia de las guerras en las que Japón se embarcó en el siglo XX. A continuación los hechos nos llevarán hasta otra ciudad, Okinawa, de nuevo poniendo de manifiesto el contraste de unos espacios con un corte más tradicional y otros totalmente occidentalizados, y se dará cuenta del desenlace de la historia. A modo de despedida de Japón, acabamos las últimas viñetas en el aeropuerto.
El grupo continúa dividido en dos, y unos van hacia Kyoto usando los trenes de alta velocidad y otros visitan un pachinko, sitio de juegos. Ya en Kyoto, pisarán un mercado y calles de carácter más residencial, alojándose en un hotel tan caracterizado que suponemos que existe realmente. Luisa completará la acción en esta ciudad al ser raptada en el entorno de un santuario ajardinado y poblado de ciervos.
Enseguida pasaremos a visitar los fondos marinos de la costa, en opinión de JAN unos espacios tristes, colmados de chatarra militar, fruto de la tragedia de las guerras en las que Japón se embarcó en el siglo XX. A continuación los hechos nos llevarán hasta otra ciudad, Okinawa, de nuevo poniendo de manifiesto el contraste de unos espacios con un corte más tradicional y otros totalmente occidentalizados, y se dará cuenta del desenlace de la historia. A modo de despedida de Japón, acabamos las últimas viñetas en el aeropuerto.
Otros paisajes surgen de un vistazo a vuelo de pájaro, mientras Superlópez navega por el cielo. Aunque JAN a lo mejor no haya revisado a fondo estos escenarios (o tal vez no encajaban en su guión) al menos sí los menciona con sus lápices, observamos su compromiso con su labor de documentación, no dejando ningún cabo suelto del entendimiento que ha hecho del país, y contemplamos arrozales, montes del interior del país, monumentos que le parecen destacables. También, detalla explicaciones sobre la mafia y la delincuencia japonesa; el estilo de vida de la población; las circunstancias naturales (número de terremotos al año y actividad volcánica); la afición por la lectura del manga; la comida y los utensilios a la mesa; el mobiliario urbano propio de la zona (uno de los temas favoritos a lo largo de toda su obra); la escritura japonesa, todo el tiempo en un ejercicio detallado de representación. El número de hallazgos que ha hecho es largo y variado, y se introduce sutilmente a veces, otras parándose en extensos textos que se comen parte del dibujo.
En suma, la lectura de este trabajo nos aporta una perspectiva muy completa de cómo es percibido Japón desde una localización lejana, mediante la sensibilidad de alguien de la talla de JAN. Y por si fuera poco, es un autor muy unido a su público, y busca retroalimentación continua, dirigiéndose directamente al lector y haciéndole partícipe de sus sensaciones y estado de ánimo al dibujar. Para nosotros, supone un viaje en papel único.
OTROS ACERCAMIENTOS A JAPÓN
OTROS ACERCAMIENTOS A JAPÓN
4 comentarios:
Por fin un artículo sobre un tebeo de Superlópez que ahonda de verdad en él y no se limita a "los que eran buenos de verdad, son los primeros".
Me parece muy acertado tu análisis sobre los personajes y lo que representan (¡tomo nota sobre lo de las 3 generaciones!), cómo va cambiando el escenario japonés en que transcurre la aventura y la propia realización de la historia.
¿Puedo repetir lo mismo que Kaximpo? ¿Que no? Bueeeee...
No estoy de acuerdo con absolutamente todo, pero al menos es un artículo que no se para en "las primeras sí que eran buenas, juajua, con el superhéroes chapuzas". ¿Con qué no estoy de acuerdo? Con que intuyo que hoy en día no sería necesario viajar a otro país para establecer relaciones comerciales con otra empresa, y eso no es así. De hecho, las Cámaras de Comercio suelen efectuar caravanas de empresas para darse a conocer.
Y hablas sobre los recursos narrativos y visuales que utiliza, que parece que, fuera del foro de superlópez, nadie los conoce, cuando son clave. Se puede contar la misma historia de otra manera... y sería más aburrida.
Gracia por tu artículo.
Hola, Kaximpo y Maginelmago,
Me alegra que os parezca constructivo mi artículo sobre este tebeo (que destaco que no habría sido posible sin todo el trabajo y dedicación vertido en la Página Escarolitrópica, el foro,... "hay tanto bueno por ahí"). Así que gracias en todo caso a vosotros, yo sólo he puesto en orden un par de ideas de las que tanto he disfrutado.
Pero como habéis intuido de alguna forma, extraigo lo mejor de este cómic para un propósito concreto, un recuento de dónde proceden mis ideas sobre Japón, y entiendo que no todo el análisis que hago de "La banda del dragón despeinado" sea completo y seguro me dejo atrás cosas importantes. Mis disculpas por ello, porque destaco que de todos y cada uno de los tebeos que he leído de Jan se puede decir mucho (y los he leído casi casi todos).
Un saludo
Yo nada más tengo que decir que has despertado en mi unas ganas inmensas de buscar y leer tebeos de Superlópez, siempre me había gustado, pero por alguna razón solo lo recuerdo de suplementos dominicales, con la poca continuidad que eso presupone.
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