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El CAPITÁN BRITANIA comenzó una nueva andadura cuando
en 1981 la filial Marvel UK recupera a este personaje creado en EE.UU.
por Chris Claremont y Herb Trimpe en 1976.
El editor en Londres Paul Neary dispone de un
presupuesto muy reducido como para contar con profesionales contrastados, y por
ello sondea entre aficionados, encontrando a DAVE THORPE al guión y a ALAN
DAVIS para los dibujos, a los que incluso él mismo deberá instruir al
principio para que aprendan las bases del oficio. La recientemente creada
compañía (1978) contaba con gran expectativa entre los lectores anglosajones, y
se dedicaba en exclusiva a reeditar en blanco y negro obras del otro lado del
Atlántico para facilitar la labor de difusión a Marvel Comics. Por tanto, el
espacio para desarrollar las historias de un personaje propio será
reducido, 5-6 páginas mensuales.
En septiembre de 1981 debuta el nuevo Capitán Britania dentro
de la colección ‘Marvel Superheroes’. Las páginas son en blanco y negro
y presenta un nuevo traje diseñado por Alan Davis. Sitúa al protagonista
en una Tierra paralela a la nuestra ajada por una prolongado tiempo sometida a
ideologías de derechas. Ha sido enviado por su mentor Merlín como el
mayor desafío posible, combatir el más retrógrado de los mundos donde hasta se
han exterminado los superhéroes en favor de un control único del gobierno.
Thorpe manifiesta un dolor patriótico y utiliza este recurso de las dimensiones
para hacer su crítica política; de esta forma va sometiendo al personaje a una
serie de combates continuos con este nuevo orden. Para ello sus poderes son
el vuelo, una fuerza ampliada y un campo protector, todo ello fruto de los circuitos
arcanos colocados en su uniforme.
El Capitán cuenta con un sidekick, el duende Jacdaw,
que ofrece una perspectiva cómica pero que no termina de cuajar, de hecho
Thorpe lo mata para luego revelar que ha sobrevivido. Asimismo, destaca la
aparición del personaje femenino Saturnina, enviada por el Consejo de
Desarrollo Dimensional para darle un “impulso” que haga avanzar a esta
realidad “hacia una era de razón y entendimiento”.
Si Claremont empleó la mitología artúrica en los
orígenes del personaje, Thorpe sigue acudiendo a los referentes y se
decanta por otro clásico de la literatura inglesa: ALICIA (1885)
de Lewis Carroll. Inspirándose en el reparto de esta obra, crea el grupo
de villanos “La Banda Loca”, liderados por el Sombrerero Jim Jaspers
y eso obliga a Davis a documentarse en la imaginería en torno al libro,
en concreto a su dibujante original, John Tenniel. Éste, aunque aúna
rasgos del dibujo tradicional estilizado y dinámico de los superhéroes también
realizó unas ilustraciones muy imaginativas, con animales y objetos
antropomorfizados; experimentar con documentación ajena al mundo de los cómics
nos parece que supuso un salto importante en el estilo de Davis, que elaboraba
su primer trabajo profesional con el Capitán Britania y página a página se
aprecia que está aprendiendo todavía y consolidando una manera propia de
formalizar ideas visuales, que en poco tiempo desvelarán a un auténtico
maestro.
En julio de 1982 debuta el guionista ALAN MOORE en
esta serie desarrollada en capítulos cortos mensuales. Su comienzo acepta
las referencias a la Mesa Redonda y a Lewis Carroll, enlaza directamente con
los últimos acontecimientos narrados por Thorpe y además dispone una reconstrucción
completa del protagonista, haciéndolo caer a lo más bajo hasta hacerlo
crecer, a la forma que más adelante se hará célebre con el ‘Born Again’ de
Frank Miller, pero no olvidemos que esta publicación británica era
exclusivamente producida para el mercado inglés y por tanto desconocida en
estas fechas por los lectores en USA.
Moore repasa los acontecimientos más importantes de la vida
del Capitán Britania, mata de una vez a Jackdaw y enfrenta al héroe desde el
principio a dos villanos temibles y aparentemente invencibles: el Loco Jaspers
y su monstruosa creación, la Furia, un “cybiote de carne y metal
cuyo único objetivo es la erradicación de los seres con poderes”. Sin dejar
cabos sueltos emplea un rico reparto de secundarios nuevos y del pasado,
va llevando los acontecimientos a terreno propio, y da por buenos los
argumentos políticos de la saga anterior, motivos que ya anteriormente
había demostrado de su gusto en trabajos como Roscoe Moscow. La
utilización de un mundo atrasado al que enviar al Capitán que ha heredado Moore
se convierte aquí en el futuro apocalíptico que espera a las demás Tierras si
no paran a Jaspers. De modo que la Furia continúa su exterminio a través
de las dimensiones y el conflicto pone en jaque al resto de realidades. La
presencia de estos villanos es aterradora y transmite una sensación de
fatalismo y desesperanza que tintará cada página de la serie hasta el
final, hablando del poder humano y divino, y de la inmensidad y vació que
supone poseerlo.
En cada una de estas realidades existe una versión de
héroe británico y Ópalo Luna Saturnina (ampliado su nombre)
se revela como la Majestrix Omniversal, el máximo cargo ejecutivo y
jurídico de dichos mundos, una mujer ambiciosa que actúa con crueldad y egoísmo
en pos de un bien común. Por encima de ella está Merlín, el dios que todo lo
ve, y también se verá afectado por la amenaza de la Furia.
En principio se da por bueno el tema patriótico de
que el Reino Unido es el ombligo de cada Tierra y por tanto allí se origina al
campeón planetario señalado por el dios para proteger a los débiles y elevar
los colores de su bandera; no obstante, la trama es conducida a través de
dos héroes que no comprenden bien su misión y que tienen miedo del asesino que
va a por ellos: el Capitán Britania ha comprobado que nada puede
hacer contra la Furia, y la Capitana UK, aterrada tras haber visto morir
a sus seres queridos y luego huir de la Tierra de Jaspers, donde era la
correspondiente superheroína anglosajona. El Mal en esta obra es un Mal
supremo y terrorífico, pero el Bien no aparece con el brillo que se espera,
sino que es oscuro y refleja múltiples matices y debilidades.
El crecimiento de Alan Moore como guionista
experimenta una progresión geométrica. Su técnica narrativa va pasando de
correcta hasta convertirse en algo original para el medio, y destacamos
episodios como “Acción Ejecutiva” donde usa hábilmente la
narración en futuro o multitud de elementos que saldrán en Watchmen, V
de Vendetta o Swamp Thing y que ya estaban presentes aquí, de manera
explícita o implícita.
Pese a la profundidad de las reflexiones que
destilamos y por cómo se llevan hasta último término los hechos y las
características de cada personaje, no es ésta una obra filosófica. También presenta
las características del folletín clásico de aventuras superheoricas:
amores, desencuentros, relaciones cruzadas, giros, intrigas, el encanto de un
‘continuará’ bien planteado y en gran medida sentido del humor (aunque
pareciera difícil de calzar en esta historia). A cualquier joven inquieto
seguro le cautivará esta saga donde todo tiene cabida y en gran medida el éxito
de comunicación creadores/lector se debe a la magistral puesta en escena del
dibujante Alan Davis, revelado como un narrador visual excelente que
aprende rápido y crece exponencialmente. Su capacidad de diseñar espacios,
controlar la anatomía y fisonomía humana, moverlas y hacerla bellísimas, la
aparentemente inagotable imaginación para dar vida a personajes
antropomorfizados extraordinarios, construir espacios, vestimentas, utilizar
motivos de la iconografía fantástica y componerlo todo en páginas cada vez más
depuradas. Se aprecia auténtica pasión vertida por un dibujante en el
trabajo que le dio la oportunidad de trabajar en el medio que más amaba. No es
casual que el Capitán Britania le fuera abriendo poco a poco nuevas puertas en
su país hasta conseguir cruzar el charco en 1985 hasta DC Comics.
La serie fue apareciendo en diversas colecciones, como Marvel
Super Heroes, The Daredevils y The Mighty World of
Marvel. La aventura será extensa y a un ritmo medido
milimétricamente para mantener nuestra emoción, y nos irá llevando sin aliento
hasta concluir en junio de 1984, dando paso a partir de aquí a “Capitán
Britania”, una publicación con cabecera propia para el personaje de la
que se ocuparán diversos escritores como Jamie Delano y continuando todo
el tiempo Alan Davis al dibujo (éste permaneció como dibujante
regular hasta la cancelación del personaje en 1986; por tanto, se mantuvo de
principio a fin en la etapa Marvel UK).
Una vez finalizaron las andanzas inglesas del personaje y
conforme sus autores se iban haciendo célebres en el panorama comiquero –Moore,
Davis y Delano- así como la editorial Marvel Comics apreció los logros y
aportaciones que estas creaciones podían aportar a su universo, el Capitán
Britania quedó incorporado por derecho propio en el patrimonio de la Casa de las
Ideas. Pese a esto, es curioso que mientras discurrían estas aventuras en
ellas apenas se hace referencia al resto del universo Marvel (una
alusión gráfica aquí y allá) y los personajes viven en un mundo propio.
Lo cierto es que los cómics de la Marvel UK sobre el
Capitán Britania no necesitaron aludir a los héroes archiconocidos y
consagrados de Marvel para vender más. Supieron ganar un espacio propio y en
cambio sí tomaron elementos de otras publicaciones británicas que
estaba haciendo la filial inglesa (igualmente en historias cortas de
complemento a reediciones de material USA). Moore lo explica así: “Como la
mayoría de los fans más antiguos, abrigo una secrerta e insana pasión por la
continuidad entre historias aparentemente no relacionadas”. De hecho, el
escritor acude a personajes de Doctor Who como Wardog, Cobweb, Zeitgeist
o Millenium, o cita míticamente a Marvelman, Garth, el Arácnido,
el Marionetista o Garra, entre otros, e incluso podemos decir que les da
mayor dimensión de la que tenían (algunos como Millenium apenas habían salido
en escasas viñetas), creando la falsa ilusión de que verdaderamente existe
un universo vivo y un panteón de rarezas inglesas.
En años posteriores se ha reeditado el Capitán Britania
en otros países, pero ya a color, realizado por Helen Nally y
Andy Seddon. En España disfrutamos de dos ediciones: FORUM
(1996) y PANINI (2005). La primera está descatalogada ya, pero es
curioso que ambas no se excluyen entre sí, puesto que en el primer caso se
incluyeron las páginas de Dave Thorpe, esenciales para entender la trama de
la que parte Alan Moore, y en el segundo caso aunque se eliminaron
dichos capítulos pero contienen una página perdida además de un artículo
sobre la recopilación del propio Alan Moore en 2001, realizando un
análisis a vista de pájaro que le proporciona el distanciamiento temporal.
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