lunes, 11 de julio de 2011

ARTEFACTUM Y LAS NOCHES EN EL ALCÁZAR DE SEVILLA

Disfrutar en la actualidad del Alcázar de Sevilla, conjunto de palacios que han cobijado en su interior a la sangre azul desde el siglo X, siempre es un privilegio por el cuido con que fueron construidos. Sobre terrenos habitados por la civilización romana, primero la cultura árabe y más tarde la cristiana dieron forma a las construcciones y espacios reales que nos han llegado hasta hoy. Pero el atractivo de este palacio no viene únicamente de sus edificaciones, porque la sabiduría de sus autores supo desde el principio incorporar las zonas verdes alrededor, y sucesivamente y hasta el siglo XX han conformado un espacio libre de 7 hectáreas, amurallado para garantizar la exclusividad de su disfrute a los privilegiados monarcas. Todavía hoy día sigue siendo alojamiento para personajes “ilustres” (es el palacio real en uso más antiguo de Europa), aunque su aprovechamiento ya se comparte con cualquier persona interesada que se acerque a visitarlo.

Durante el día, los jardines ofrecen un escenario de color, tamiz para el sol, fragancias naturales, rumor de las fuentes y la fauna que habita los recorridos, y murmullos de las personas que pasean por allí. Curiosamente, aún conserva trazas de su origen como huerta, no sólo posee ese carácter ornamental que a simple vista parece, y si pasean por allí a lo mejor encuentran a Luna, una asidua visitante que conoce al dedillo cada especie y cada planta de los jardines y que suele recolectar frutos y hortalizas. Y desde el año 2000 se concibió la idea de ofrecer el uso de este lugar también por las noches, cuando ya se ha ocultado el abrasador astro, ofreciendo aquí músicas que podrían haber sonado por la Sevilla de épocas pasadas, como un plan veraniego de ciudad de interior (experiencia que ya se ha extendido a algunas otras localidades, como las “Noches de San Pedro” en la hermosa Sanlúcar la Mayor).

En la otra parte de estos dos caminos que pretendo converger se encuentra ARTEFACTUM, un grupo que fue creado en 1995 para recuperar música de la Edad Media. Con el nombre inicial de “Música en las Cocinas Medievales”, estaba compuesto inicialmente por José Manuel Vaquero, Juan Manuel Rubio, Álvaro Garrido, Ignacio Gil y Vicente Parrilla, a los que se han ido sumando con el tiempo otros colaboradores. Su intención era “desacralizar” las composiciones de aquella época, que sí contenían mucho de religiosas, pero en el sentido de ofrecerlas desde un punto de vista más fresco y espontáneo, cercano al pueblo. La música siempre ha sido una compañera imprescindible e inseparable del hacer humano, y su apuesta es volver a representar los sonidos de una época en la que no sólo se tomarían como algo ceremonial, sino que seguramente serían llevados por la gran mayoría fuera de los templos, para acompañarles en sus tareas del día a día, y en eso es en lo que inciden estos autores.

Por la noche, todo cambia en el Alcázar. Cada velada del verano (que nos cita a diario con un grupo), las puertas de sus jardines se abren un tiempo antes para que caminemos en grata compañía por el paisaje, que a oscuras es silencioso, embrujado, y oculta misteriosamente los tesoros que en las horas diurnas dora y desvela el sempiterno sol del sur. Llega la hora del concierto, suena el viento que corre libre entre las copas de los árboles, y quizás algún pájaro trasnochador, y los asistentes son convocados junto al Pabellón de Carlos V, salón a cielo abierto donde al fondo, con el telón de un lienzo de muralla, ya ensayan los músicos.

Artefactum empieza a tocar las piezas que ha preparado para la ocasión, principalmente compuestas por viento, percusión y cuerda. Tras cada tema, cambian de instrumento, esos tan extraños que seguramente han fabricado ellos mismos, conversan entre cántiga y cántiga a viva voz, y notamos su complicidad y compenetración. Parte fundamental son los comentarios previos sobre cómo han llegado a la hipótesis que nos hacen oír, nos hablan de la labor de investigación de la partitura (a menudo, pieza única de museo), de los riesgos y aventuras que les llevaron, de la interpretación, del contexto, si han añadido algo de su cosecha, de las voces.

Las jornadas sevillanas son más largas en el estío, por la amplitud de horas de luz, por las vacaciones, por el vacío que reina las calles. Los días parecen aprovecharse mejor, y una ocasión y otra, cuando reina la tranquilidad de la noche en el Alcázar, el lugar, el día, la hora, los asistentes, la cita se vuelve mágica. Desde que conocí a Artefactum en estos conciertos procuro encontrarme allí en cada oportunidad, y no puedo más que recomendar la experiencia. El año pasado no acudieron, y eso me hizo acercarme a otros grupos (me encantó ZEJEL, que interpreta música andalusí). Pero este verano Artefactum vuelve a Sevilla, los días 1, 15 y 29 de agosto, y11 de septiembre, y por los buenos ratos que me han hecho pasar me sentía obligado a dar cuenta de la experiencia por esta bitácora en Internet. Así que por aquí dejo un enlace a una muestra de su trabajo.