Recién terminado de ver el último capítulo de la
8ª temporada de SMALLVILLE me gustaría hacer una reflexión sobre lo que me lleva aportando esta serie de ficción norteamericana que narra la adolescencia y juventud de
Superman, época en la que forja su personalidad y férreos principios.
Las tres primeras temporadas plantean la vida del adolescente extraterrestre
Clark Kent - futuro
Superman - en su pueblo de adopción
Smallville. A su llegada a la Tierra en una nave espacial, siendo niño, provocó la destrucción casi total de la urbe, y también que meteoritos y rocas del espacio contaminaran a muchos de sus habitantes, dándoles poderes que en ocasiones usan malintencionadamente. En cada capítulo, Clark aprovecha sus poderes para solventar los problemas que en el fondo él mismo causó; normalmente siguen el esquema de acabar con la muerte accidental de la persona que descubre su identidad y él permanece anónimo. Además, se muestran otras situaciones: su relación con unos
padres excesivamente protectores a los que siempre respeta y que se afanan en ocultar las habilidades de su hijo al mundo; su amor indeciso por
Lana, una chica popular y que le corresponde pero con la que siente el remordimiento de que la lluvia de meteoritos de su advenimiento mató a sus padres;
Chloe es su mejor amiga y está obsesionada con las actividades sobrenaturales que se producen en su pueblo y cierran el cerco sobre él mismo; la intrigante
familia Luthor,
Lionel y
Lex, padre e hijo, que pese a ser grandes empresarios realizan sus negocios en el pequeño Smallville interesados por estar cerca de la extraña fenomenología del lugar, manteniendo una inquietante relación de confianza/desconfianza en Clark, lo que no parará de ocasionarle problemas. De fondo, la trama acompaña a la búsqueda constante de Clark Kent sobre sus orígenes, destacando la aparición de
Christopher Reeve como el doctor
Virgil Swann.
Su sentimiento de culpa, la estricta educación terrestre que ha recibido, la segunda formación que obtiene por parte de su verdadero padre
Jor-El (no siempre casada con los valores de los Kent) o la facilidad con que los problemas mundanos afectan a su heroico destino hacen que Clark Kent sea un héroe vulnerable y atormentado,
quizás más cercano en sus comienzos a lo marveliano que a DC. Las siguientes temporadas intentan aproximarlo más a los motivos y temáticas de su propia editorial, suponiéndolo pieza central del comienzo de una nueva era de superhéroes destinados a hacer grandes hazañas. Tras la
7ª temporada, el paulatino
abandono de muchos actores provocan una crisis de supervivencia argumental al no poder disponer de estos personajes (
Pete Ross, Jonathan y Martha Kent, Lana Lang, Lex Luthor).
Como viene siendo habitual en esta serie, tras un final de temporada apoteósico, el primer capítulo de la siguiente, la 8ª, nos devuelve al
status quo que hace fluir de nuevo todo muy lentamente. Y es que tal vez esa pretensión de estirar al máximo posible esta etapa de Superman, unida a las reticencias del actor protagonista Tom Welling acerca de las características inherentes del género de superhéroes (
a volar, a llevar disfraz, a usar el nombre de Superman) hacen que la lentitud dificulte su comprensión y en capítulos todo parezca repetitivo. Estamos de acuerdo en que se ha abierto una nueva continuidad para el personaje, pero por favor ¡que esto avance!
Hablemos del desarrollo de la historia en la
temporada octava. Comienza con Clark Kent sobreviviendo sin poderes cerca del Polo. El descubrimiento de Lex Luthor de la forma de controlar al “Viajero”, última vuelta de tuerca al origen del personaje y que pretende, definitivamente, cerrar el universo de su génesis en la serie, ha supuesto que el multimillonario haya desaparecido y conozca al fin el secreto de Clark. En este punto entran en escena una pléyade de secundarios (
Flecha Verde, Acquaman, Canario Negro, el Marciano) que ya habían ido apareciendo en otras temporadas y que rescatan a Clark y le ayudan a recobrar sus poderes, en plena intención de ir haciendo grupo con los componentes de la
Liga de la Justicia. También los guionistas sacan aquí a escena la hipótesis de que
la insoportable Lois y Clark descubran ya un amor incipiente, y que éste dedique gran parte de su tiempo a usar sus habilidades en
Metrópolis saliendo cada vez más del anonimato. Por tanto, nos adentramos en la narración del
Superman adulto, aunque para la asunción de su destino como Protector de la Humanidad se va a adoptar el tópico del
símil cristiano, una caída que toca fondo y que provoca el mayor Alzamiento,
comparando a Clark Kent con Jesucristo, al igual que hiciera ya
Frank Miller con Daredevil en Born Again (de nuevo,
más referencias Marvel). La némesis del superhombre ya no puede ser Luthor, pues el actor
Michael Rosembaum ha abandonado la serie, así que se va a adaptar libremente la saga del Hombre de Acero sobre
Doomsday (
Juicio Final) y así convertirlo en su verdadero enemigo, rescatando incluso imágenes de las primeras temporadas para hacerlo más creíble. En mi opinión tal vez se pasan un poco al querer forzar esta sustitución y hacernos olvidar a uno de los personajes más interesante de la serie.
Lo cierto es que se da un digno cierre a la relación con Lana y Lex Luthor, personajes de los actores salientes, pero por otro lado no podemos obviar que su aparición motiva la
desaparición de gran parte de los otros personajes durante esos episodios y provoca un argumento globalmente inconsistente. El ejemplo más claro es Lois, que es borrada del mapa cuando Clark se relaciona con Lana y viceversa
(¿le molan las dos a la vez? ¿Cuál más? ¿Montarán un trío? ¿O es que en la realidad Tom Welling prefiere al calvete? No me aclaro). De lo mejor, como de costumbre, el personaje de
Chloe, en su papel de amiga, acompañante, admiradora, confidente, protectora de Kent; acaso la proyección del propio espectador, lector de cómic y fan del personaje en la serie. También la aportación de
Flecha Verde en el papel de millonario oscuro y con otros principios divergentes a los del Superhombre, pero se hace necesitar para obtener recursos y ayuda (una suerte de Batman); además sostiene al flojo personaje de Tess Mercer, sustituta de Lex Luthor al frente de su imperio.
Recapitulando, la serie se mantiene, un año más, entretenida, con algunos momentos incluso de brillantez aunque, por autorresignación, sin aspiraciones de hacer algo más. Es un ejemplo manifiesto de objetivo–resultado conseguido. Ahora, lo próximo en venir será la
película para TV “Justicia Absoluta” y posteriormente la
9ª temporada en la que definitivamente se pudo contar con el actor protagonista Tom Welling (estuvo a un paso de irse) y en la que irá dando forma a su personalidad de justiciero público.