Queridos lectores, desde las islas Canarias nuestro amigo Yeray Quejoderse nos envía una misiva hablando sobre un tal L. Fant y su peor enemigo:
“Mi vecino era el típico niño que se burlaba de todos los que eran más débiles que él. Acentuando los defectos de los demás acaso podía pasar desapercibidos los suyos. Una de sus víctimas, con graves problemas de movilidad, creció rodeado de sus mascotas, y por gracia de este chico con el sobrenombre de “El Atrofiao”.
Con el tiempo aquel niño travieso cruzó con éxito su vida, pisoteando todo lo que se le pusiera por delante, y con esta triunfal estrategia para nuestra sociedad, hoy día ya es un directivo de una gran empresa, formal en las apariencias aunque en el fondo le sigue importando un comino de los demás.
Un día de estos recibió visita de “El Atrofiao”, pidiendo trabajo y acompañado de una inmensa manada de animales, todos ellos, dueño y mascotas, entrando por el Hall de las oficinas de su compañía a un paso ralentizado y escalofriante. Marginado y acomplejado, el que había sido renombrado como “El Atrofiao” creció sin oportunidades y careció de esa mentalidad ganadora, amoral, ésa que da siempre la victoria. Efectivamente, era un indigente y sorprendentemente sus mascotas estaban aquejadas de su mismo mal. Desde aquella vez, no sabemos qué pasó, pero se ha transformado en L. Fant, el presidente de la multinacional de su antiguo enemigo. ¿Qué provocó que ahora estos dos sean inseparables amigos y letales ejecutivos?”
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