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Gilbert Hernandez (nacido en Oxnard, California, 1957), apodado Beto, se interesó en su juventud no sólo por el cómic, también por la música punk. Su madre era aficionada al rock y le gustaba poner música en la casa, afición que heredaron los hijos y cuando alcanzaron la adolescencia quedaron seducidos por las corrientes musicales del momento. Gilbert comenzó su camino a la profesionalización realizando carátulas y posters para bandas de música locales. Contando 25 años, en 1982 su hermano mayor Mario lo incita a participar en la iniciativa familiar de crear un fanzine: “Love and Rockets”. Pronto su estilo adquiere vida propia y se consagra como un autor de gran interés.
Cuando sacan el fanzine “Love and Rockets” (L & R), se convierte enseguida en revista -publicada en la editorial Fantagraphics- y sus historias cortas entrelazadas sobre el pueblo latinoamericano de “PALOMAR” en una de las obras más destacadas del medio cómic. En lo que constituye el VOLUMEN I de “L & R” desarrolló lo que posteriormente se recopiló en dos grandes sagas: “Palomar” (512 páginas) y “Más allá de Palomar” (256 páginas). El primer libro recoge las “Historias de Sopa de Gran Pena” ambientadas en el pueblo, y el segundo explora en el tiempo algunos personajes ya aparecidos en la historia (en “Río Veneno” y la pornográfica “Birdland”). Este trabajo lo realizará desde 1982 hasta 1996.
En España lo hemos podido disfrutar de manos de Ediciones La Cúpula: dos tomos que contienen “Palomar” y otro con “Río Veneno” (pero éste no incluye “Birdland”, que se publicó aparte y hoy día es difícil encontrar en el mercado español):
En su carrera en solitario a partir de esa fecha abordará la vida de Luba, una de las protagonistas de Palomar, y toda la pléyade de personajes a su alrededor: “Luba en América” (168 páginas); “Luba. El libro de Ofelia” (260 páginas); “Luba. Tres hijas” (136 páginas). Terminar la saga le llevará hasta 2006, y mientras tanto le dio tiempo de volver a reunirse con su hermano Jaime en 2000 para restaurar “L & R” en su Volumen II. Aquí realiza historias sobre Mark y Fritz, dos personajes salidos de Palomar. Con ellas Fantagraphics extraerá posteriormente el recopilatorio “The High Soft Lisp” (144 páginas). Por otro lado, elabora un nuevo trabajo, independiente del universo de Palomar, titulado “Fear of comics” (112 páginas).
El estilo de dibujo de Gilbert es correcto, pero con el tiempo no ha contado como prioridad el perfeccionarlo; más bien lo ha simplificado en pos de avanzar en la narración. No obstante, es un excelente comunicador gráfico. Sabe establecer adecuadamente los encuadres, el ritmo narrativo y las pausas, y destaca por su sensibilidad hacia la singularidad racial, así como por la representación dibujada de las emociones. Pero el efecto más intenso que su estética produce en mí es la manera en que su blanco y negro captura el ardor y profusión de la gama de colores tropicales.
En la escritura es donde a nuestro parecer Beto despunta más sobresalientemente, atento a otras fuentes diferentes del cómic, como la literatura o el cine, cultivando múltiples referencias en sus historias y haciéndolas complejas, vivas y llenas de ricos personajes, demostrando una gran capacidad para crearlos, darles interés e ir convirtiéndolos en protagonistas. Sus inquietudes son amplias, y eso marcará su carácter y la fertilidad de su obra. La operación con la que comienza su trayectoria huye de la realidad diaria de su entorno, asfixiante a veces, y se asienta en un mundo pequeño y abarcable, con unos personajes comprensibles. Se apoya mucho en “Cien años de soledad” de García Márquez a la hora de labrar su narración, y también en muchas otras obras que están en el imaginario del autor, aunque opinamos que el homenaje es sólo un recurso y no el fundamento de su trabajo.
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Sin embargo, su lectura no acaba en los sencillos hechos que plantea en cada capítulo corto que presenta, sino que una vez que terminamos la lectura de su historieta nos hace pensar más allá. El compromiso que mantiene Beto con su realidad y su tiempo se deja hundir en sus raíces y desde estas va construyendo su propia comprensión de aquellos, llegando todo lo lejos que puede, es decir, a su presente, que siempre quedará como algo inabarcable. Esto será permitido en buena parte por el uso estilístico que hace del tiempo: al avanzarlo aceleradamente enfoca importancia sobre hechos concretos, provoca ausencias y los personajes adquieren gran intensidad.
Cuando da por terminada la 2ª etapa de “L & R” en 2007 le llega el ofrecimiento de volver a abordar “PALOMAR”, creando así las “Nuevas Historias del Viejo Palomar”, tres números de 32 páginas cada uno donde experimenta con otro tipo de narrativa más sencilla, dinámica, autoconclusiva y abierta visualmente. En 2010, La Cúpula las publicó recopiladas en un libro.
En España lo hemos podido disfrutar de manos de Ediciones La Cúpula: dos tomos que contienen “Palomar” y otro con “Río Veneno” (pero éste no incluye “Birdland”, que se publicó aparte y hoy día es difícil encontrar en el mercado español):
En su carrera en solitario a partir de esa fecha abordará la vida de Luba, una de las protagonistas de Palomar, y toda la pléyade de personajes a su alrededor: “Luba en América” (168 páginas); “Luba. El libro de Ofelia” (260 páginas); “Luba. Tres hijas” (136 páginas). Terminar la saga le llevará hasta 2006, y mientras tanto le dio tiempo de volver a reunirse con su hermano Jaime en 2000 para restaurar “L & R” en su Volumen II. Aquí realiza historias sobre Mark y Fritz, dos personajes salidos de Palomar. Con ellas Fantagraphics extraerá posteriormente el recopilatorio “The High Soft Lisp” (144 páginas). Por otro lado, elabora un nuevo trabajo, independiente del universo de Palomar, titulado “Fear of comics” (112 páginas).
El estilo de dibujo de Gilbert es correcto, pero con el tiempo no ha contado como prioridad el perfeccionarlo; más bien lo ha simplificado en pos de avanzar en la narración. No obstante, es un excelente comunicador gráfico. Sabe establecer adecuadamente los encuadres, el ritmo narrativo y las pausas, y destaca por su sensibilidad hacia la singularidad racial, así como por la representación dibujada de las emociones. Pero el efecto más intenso que su estética produce en mí es la manera en que su blanco y negro captura el ardor y profusión de la gama de colores tropicales.
En la escritura es donde a nuestro parecer Beto despunta más sobresalientemente, atento a otras fuentes diferentes del cómic, como la literatura o el cine, cultivando múltiples referencias en sus historias y haciéndolas complejas, vivas y llenas de ricos personajes, demostrando una gran capacidad para crearlos, darles interés e ir convirtiéndolos en protagonistas. Sus inquietudes son amplias, y eso marcará su carácter y la fertilidad de su obra. La operación con la que comienza su trayectoria huye de la realidad diaria de su entorno, asfixiante a veces, y se asienta en un mundo pequeño y abarcable, con unos personajes comprensibles. Se apoya mucho en “Cien años de soledad” de García Márquez a la hora de labrar su narración, y también en muchas otras obras que están en el imaginario del autor, aunque opinamos que el homenaje es sólo un recurso y no el fundamento de su trabajo.
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Sin embargo, su lectura no acaba en los sencillos hechos que plantea en cada capítulo corto que presenta, sino que una vez que terminamos la lectura de su historieta nos hace pensar más allá. El compromiso que mantiene Beto con su realidad y su tiempo se deja hundir en sus raíces y desde estas va construyendo su propia comprensión de aquellos, llegando todo lo lejos que puede, es decir, a su presente, que siempre quedará como algo inabarcable. Esto será permitido en buena parte por el uso estilístico que hace del tiempo: al avanzarlo aceleradamente enfoca importancia sobre hechos concretos, provoca ausencias y los personajes adquieren gran intensidad.
Cuando da por terminada la 2ª etapa de “L & R” en 2007 le llega el ofrecimiento de volver a abordar “PALOMAR”, creando así las “Nuevas Historias del Viejo Palomar”, tres números de 32 páginas cada uno donde experimenta con otro tipo de narrativa más sencilla, dinámica, autoconclusiva y abierta visualmente. En 2010, La Cúpula las publicó recopiladas en un libro.
Mientras tanto, en todo este tiempo se ha mostrado un autor prolífico. También ha trabajado para otras editoriales, como DC en su sello VERTIGO, para Dark Horse y para Titan Books, o incluso para la misma Fantagraphics, realizando trabajos independientes del unido a “Love and Rockets”. Entre otros, “Hablando del Diablo” (2007, 132 páginas, está editado en España), y para Fantagraphics hará “Una oportunidad en el infierno” (2006, 120 páginas, también la tenemos por aquí), “The Troublemakers” (2009, 128 páginas) o “Love from shadows” (2011, 120 páginas). Están basados en novelas pulp y películas de serie B, y como novedad en su carrera se alía con otros dibujantes para que hagan sus portadas, como es el caso de Rick Altergott o Steven Martínez.
Esta nueva etapa la combina a partir de 2008 con el Volumen III de “Love and Rockets”, cuando vuelve a reunirse con sus hermanos. A día de hoy, una vez al año la oportunidad le reúne con sus viejos personajes, ampliando las Nuevas Historias sobre Palomar que retomó en 2007 y a la vez ha creado otra protagonista femenina llamada Killer, una actriz adolescente de éxito.
1 comentario:
Al fin alguien lo explica bien, he leído Moore, Gaiman, Clowes y otros y siempre dejaba para "otro día” a “LyR" básicamente porque en mi país (chile) no se encuentra, y sumado a que nadie explicaba como es que recopilaban la serie... bueno supongo que nunca es tarde. Gran Blog!
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