jueves, 11 de octubre de 2012

LAS 7 VIDAS DEL GAVILÁN

 
Se trata éste de un trabajo realizado por los franceses Patrick Cothias (guión) y André Juillard (dibujo) entre 1983 y 1991, en 7 álbumes de 46 páginas cada uno y recopilados en España por NORMA Editorial en un único tomo integral (45 €). Supone la continuación de una colaboración iniciada por ambos autores en la editorial VAILLANT en 1980 –revista Pif Gadget-, donde narraban las aventuras de Máscara Roja, un justiciero del siglo XVII bajo el que se escondía la baronesa Ariane de Troïl. En 15 relatos cortos de 10 páginas reunían gran cantidad de acción, aunque los autores lamentan no haber podido desarrollar más a los personajes y sus motivaciones. Tras hacer poco ruido en el mercado y la crítica, su contrato con la editorial expiró en 1981 sin ser renovado. No obstante, poco después ficharon por GLÉNAT, dispuestos a continuar el personaje en su revista Circus y darle la profundidad que pretendían; para ello, esta nueva empresa adquirió los derechos de aquella serie inicial a bajo precio y se pusieron manos a la obra.

Los relatos que Cothias y Juillard estaban elaborando sobre Máscara Roja se adentran en los géneros de ficción histórica y capa y espada, en concreto por la época de Los Mosqueteros de Dumas (a los que de hecho se les harán algunos guiños): el fin del reinado de Enrique IV y el comienzo del de su hijo Luis XIII a principios del siglo XVII, entre 1601 y 1625. En la segunda etapa de la serie, “LAS 7 VIDAS DEL GAVILÁN”, el propósito es contarnos el origen de la noble Ariane de Troïl y cómo se va enlazando con el del futuro rey Luis XIII, desde el nacimiento de ambos en el mismo día.

Serán como decimos siete álbumes en los que asistimos al relato de una vieja bruja que nos va mostrando e interpretando los destinos, fortunas y desventuras de sus siete pájaros, relacionados con siete personajes de la trama. Las aves son testigos y guías de sus vidas, en las que como ellos sobrevuelan una época en la que se cuecen ya las ideas de la Revolución Francesa, mientras aún persisten impasibles los linajes de privilegios heredados ante un pueblo que sufre hambre y penurias. No es casual que los dos protagonistas principales, Máscara Roja y el Rey, pertenezcan a la clase acomodada y se vayan mostrando ya receptivos a las pretensiones de justicia que bullen en el pueblo (la misma Historia demostrará que no quedaba otra si pretendían mantenerse en el poder), y que su acercamiento a ellas tenga que producirse de la única forma posible en una corte llena de intrigas, dominio de las religiones y lucha por el poder: mediante la clásica acción del héroe abnegado que anónima y desinteresadamente intenta equilibrar la desigual balanza en una batalla perdida. Así, no sólo se erige un símbolo añorado, que asume en la punta de su espada las disfunciones de la realidad, sino también se lanza la primera estocada de un mundo que ya de forma inevitable va a cambiar para todas las clases en los tiempos venideros.

Cothias y Juillard nos presentan al héroe, al Gavilán, como el abanderado de los grandes ideales pero también como la marioneta del “diablo”, el cual en palabras de la bruja no es más que un invento humano para justificar lo peor de la humanidad. Lo cierto es que en estas más de 300 páginas no es la acción lo que más prima, sino más bien la exploración psicológica de los protagonistas, sus contradicciones y su búsqueda de una respuesta siempre bienintencionada ante un entorno que los somete a gran presión durante las siete entregas:

TOMO I: “LA MUERTE BLANCA”
TOMO II: “EL TIEMPO DE LOS PERROS”
TOMO III: “EL ÁRBOL DE MAYO”
TOMO IV: “HYRONIMUS”
TOMO V: “EL SEÑOR DE LOS PÁJAROS”
TOMO VI: “LA PARTE DEL DIABLO”
TOMO VII: “LA MARCA DEL CÓNDOR”

Desde las provincias (la Auvernia), donde los señores de las tierras luchan entre sí y atemorizan a un pueblo ya descontento, hasta la capital en París, los sucesos se van entrelazando poco a poco, hablándonos de dos familias, la Real y la del Barón de Troïl, enlazadas por la aparición de tres Gavilanes, el soldado Germain Grandpin y la bruja. Ambas historias llenas de matices, desgranadas poco a poco en un relato apasionante y rico en detalles, que te envuelve desde la primera hasta la última página, al estilo de los viejos folletines de aventuras.
 Si el guión está perfectamente atado, contextualizado, medido, elegantemente escrito y lleno de hondas apreciaciones, el dibujo no se queda a la zaga. Contiene la perfección y el dominio de un artista de una talla excepcional formado en las Bellas Artes, tanto en anatomías, expresiones, movimientos, caracterizaciones de personas, animales o lugares, así como en su narrativa gráfica. Pero también presenta una exhaustiva documentación histórica, de escenarios, vestimentas, costumbres, festejos, alimentación, etc. Sin duda, es palpable el enorme esfuerzo de ambos autores tanto en la labor individual como en el mano a mano para que la aventura quede completamente integrada, y cuando los autores disfrutan de su trabajo sin duda alguna el lector lo agradece.

Únicamente he encontrado un poco incoherente la inclusión del anexo de bocetos y textos al principio del libro, porque revelan detalles importantes del argumento, y particularmente lo hubiera presentado al final. No obstante, es un complemento necesario, porque es cierto que los acabados de Juillard a tinta negra muy fina y color quizás denoten demasiado academicismo realista, aumentado por la finura de líneas del entintado (en un interesantísimo artículo aparecido en revista TRAMA nº32 Koldo Azpitarte e Iñaki Gutiérrez utilizan, refiriéndose a ello, la expresión “la fría perfección”). Es una opinión muy personal, pero nos gusta el medio Cómic por aspectos más bien relacionados con la interacción de imagen y palabra, no tanto para captar instantes de la realidad, para lo que ya existen corrientes pictóricas como tal o incluso la fotografía. Sin embargo, contemplar en ese anexo el lápiz tan sucio como acabado, los trazos que van dando forma a ideas, que piensan sobre la historia y la Historia, no hace más que afirmarnos en la idea de que esta obra es tan maravillosa que ni necesitaba de completarse a tinta y color para ser comunicativa; quizás nos hubiera bastado con poner los bocadillos sobre estos bocetos para tener ya la obra maestra que es, de forma mucho más inmediata, alumbrada con los humores de los mismos pensamientos.



Probablemente, un cómic en el que la serie televisiva “ÁGUILA ROJA” debería fijarse más, por sus coincidencias, si quieren que el formato no pierda interés. También, una opción de compra que por su elevado precio nos hace dudar, en estos terroríficos tiempos que nos ha tocado vivir, pero que puedo asegurar que, una vez hecha la inversión, y realizada su lectura, se convierte una pieza esencial para nuestra biblioteca de la que ya nunca nos arrepentiremos.

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