sábado, 10 de diciembre de 2011

ALAN MOORE AL DIBUJO

ÍNDICE DE “ALAN MOORE Y NORTHAMPTON”


Aunque Alan Moore comenzó su andadura profesional en el mundo del Cómic ejerciendo como dibujante, su camino más reconocible siempre ha sido el de escritor, tan brillantemente lleva desempeñando estas funciones. Sus labores al dibujo se dieron a conocer a una escala más local o minoritaria y parece que la estrella en que se convirtió luego ha eclipsado esa otra faceta suya, que nos parece que también es esencial para conocer al autor, tanto por el sustento económico que le supuso en sus comienzos y que permitió el débil lazo que le afianzara en la aventura de encaminar sus pasos hacia esta profesión, como por toda la experimentación y aprendizaje que estas prolongadas tareas le brindaron. Él mismo siente que el grueso de su obra al dibujo “no sea lo que los lectores de Alan Moore esperan”, y por eso mismo se mantiene en el deseo de que no sea reeditada, si bien parte de ella ha sido incluida en el magnífico libro -e incomprensiblemente aún sin publicar en nuestro país- “The Extraordinary Works of Alan Moore” de George Khoury (ENLACE).También, cuando en 2008 Pádraig Ó Méalóid le informa que muchos de sus cómics están en Internet, Moore le responde que le parece fantástico que haya una forma no lucrativa de que la gente pueda acceder a esos trabajos suyos. Por otro lado, en una reciente entrevista a Alex Musson (2010) reconoce: “Siempre quise ser dibujante underground, sólo que me quedé en punto muerto”.

Inmersos en desvelar al ser humano surgido de un territorio que se esconde bajo esta celebridad (cultivamos en este Especial el género de la Biografía, que es parte destacada en sus novelas), nos parecía apropiado añadir a este “ESTUDIO SOBRE ALAN MOORE Y NORTHAMPTON” de nuestro BLOG DE ESPIRAL un subcapítulo con una exploración cronológica de sus esfuerzos gráficos, que complementara a la Bio-Localización que precede a este artículo. Aquí podemos encontrar a un Alan Moore elaborando cosas que tenían sentido en su momento y en el ámbito de su ciudad Northampton, o a una escala mayor pero dentro del círculo reducido de sus aficiones. Por supuesto, sabemos que desde esta perspectiva quedaría aún pendiente tratar con más detalle otros apartados de su creatividad como la música, la teorización o la magia, aunque por ser nuestras mayores aficiones el dibujo y la literatura no nos hemos detenido demasiado en esta particular visión nuestra. Como decimos en estos casos, siempre es necesaria la colaboración de diversos puntos de vista para dar una visión más o menos global sobre un tema, y esperamos y deseamos que algún día nuestro propósito tuviera su relevo en un medio accesible en español, porque quedan muchísimas cosas por hacer, de Alan Moore y de otros autores, que sólo la conjunción de un amplio grupo de mentes lograría sacar a flote. Antes de entrar en materia, destacamos que en lo posible hemos adjuntado imagen sobre lo expresado en el texto o añadimos un enlace que nos permita acceder a ese trabajo gráfico.

Como muchos otros amantes del Cómic, Alan Moore se interesó inicialmente en él a través del dibujo. Durante su infancia (años 50) usó este lenguaje como una forma más de aprendizaje y comprensión de lo que le rodeaba, y así se inició primero copiando las historietas de ‘The Beezer and Topper’ que leía, y luego haciendo pequeños trabajos para el colegio. Evidentemente, en eso se parecía a muchos otros niños que luego no desarrollaron la misma afición, pero a él le encantaba, y la cultivaba en muchos ratos muertos en que su familia veía la televisión. Su voracidad lectora hizo que se fueran ampliando sus vías de interés, y le incorporaba todo lo que iba leyendo: mitología griega y nórdica, superhéroes, ciencia ficción, historias de fantasmas, ... Dibujar y leer eran instrumentos que utilizaba para trascender la mediocridad que dictaban sus orígenes humildes y la falta de oportunidades y bienes que ello provocaba. A los 11 años creó su primer fanzine, ‘The Crimebusters’, inspirado en Los Vengadores y que tuvo varios capítulos; lo prestaba a cambio de dinero y es posible que de alguna manera ello despertara su instinto de contador de historias.

Desde los 60 iban llegando a Northampton -al igual que a toda Inglaterra- las ideas hippies y también los referentes americanos. Emular las energías y las aficiones de la juventud norteamericana de aquella época se convirtió en todo un fenómeno cultural británico y aquello coincidió con la adolescencia de Moore. Sin negar su talento propio, lo propicio del momento le destapó lo mejor de sí para tomar la firme decisión de que en el futuro era al trabajo artístico a lo que querría dedicarse, y desde los 14 años comenzó a participar en diversos fanzines de amigos (algo que se convertirá en una constante y que aún mantiene hoy día).
En 1969 contaba 15 años y acudió a la 2ª convención de cómic británica, en Londres, para conocer personalmente a ‘Sunny’ Steve Moore, asistente de editor de una de sus publicaciones preferidas, 'Power Comics'. Asimismo, allí Alan Moore tomó contacto directo con algunos de los trabajos que se autoeditaban talentosos jóvenes autores del momento (David Lloyd, Dave Gibbons, Jim Baikie o Paul Neary, entre otros), y de esta forma él mismo quedó cautivado por este interés, del que dice:

“A veces [los fanzines] pueden llenarte de tremendo orgullo al ser un minúsculo bocado en la Industria de la Felicidad Humana. A veces pueden hacer que quieras arrojar el extremo de tu corbata a los pies de un Ford Poplar y decirle al hombre tras la rueda que pise a fondo.

Todos son tan inspirados, tan estúpidos, tan graciosos, tan difíciles de leer y tan deslumbrantemente precisos como los libros que los inspiran. La única cosa que tienen en común, sin embargo, es que son el resultado de un gran acuerdo entre el amor y el entusiasmo. La única forma de que un fanzine llegue a la existencia es por la acción de montones de personas rabiosas y clínicamente trastornadas esclavizadas en torno a una ardiente máquina de Gestetner en las reducidas horas de la mañana, y haciéndolo sin el incentivo de un engrosado cheque esperándolos al finalizar sus tribulaciones.

Hay una especie de devoción altruista hacia el medio ahí a la que yo genuinamente desearía poder aspirar.”

Se entusiasmó bastante con el fanzine ‘Fantasy Advertiser’ de Steve Moore y Martín Asbury, y él mismo seguiría colaborando en algunos otros más, como ‘Weird Windows’, e incluso lograría que el propietario de la primera librería de cómic y ciencia ficción de Inglaterra“Dark They Were, and Golden Eyed”- publicara una ilustración suya para la revista que sacaba el comercio, ‘Cyclops’. En ella pretendió recrear los efectos de drogarse y experimentar psicodelia, aunque según recuerda aún no se había iniciado en las drogas por entonces.
Al iniciar los 70 fundó una revista de poesía que realizaba con algunos amigos de su escuela -la Northampton Grammar School- y con varias chicas del colegio femenino cercano, a la que titularon "Embryo". En cierto modo reconoce que era una excusa para conocer a las muchachas, pero por otra parte es cierto que respondía a sus apetitos creativos, y gozó de en torno a cinco capítulos, en los que incluyeron poemas e ilustraciones, además de un cómic de 1 página por entregas realizado por el propio Moore al que llamó “Once there were Daemons”. (ENLACE LECTURA)

Como ya comentamos en textos precedentes, "Embryo" llamó la atención del movimiento cultural Arts Lab de Northampton, organizado por jóvenes algo mayores, y pese a esto terminaron por integrarse con ellos. Realizaban encuentros una vez por semana para llevar a cabo actividades artísticas, entre las cuales lanzaron un fanzine titulado 'Fitz Rovel' en el que él firmaba como “James Rupert Moore”.

Acontecimientos dispersos motivaron que el Arts Lab desapareciera y que Moore terminara conformándose en un principio con una vida de trabajo obrero para sacar adelante la vida de casado con su esposa Phyllis. Estaba ocupado muchas horas, y sólo por las tardes-noches podía centrarse en sus hobbies. Por ejemplo, en 1975 participó voluntariamente en un periódico alternativo de Northampton titulado ‘Anon’ que tuvo corta vida y al que envió una tira a la que llamó “Anon E. Mouse”, llegando a realizar sólo 2-3 entregas. Lo cierto es que no está muy orgulloso de esta primera incursión en una publicación regular.

Pasado un tiempo, Moore se proponía dar un giro a una trayectoria profesional que, aunque estable, no lo motivaba demasiado. En 1977 decidió dejar la seguridad de su empleo para un subcontratista de la compañía local del gas y de este modo centrarse en, sin saber muy bien cómo, intentar encontrar alguna manera de vivir de su producción artística, aunque fuera sólo por un tiempo. En cierto modo, había un pequeño mercado en la Inglaterra de esa época que permitía editar a las empresas editoras y dar trabajo a autores. Él, lector atento de todo lo que salía a la venta, creía tener la capacidad para alcanzar el nivel medio que se exigía. Sin embargo, la presión que vivió inicialmente se incrementó porque coincidió con el embarazo de su mujer, Phyllis, naciendo su primera hija Leah en febrero de 1978. Por desgracia, no gozó de ninguna oportunidad laboral durante 18 meses desde que quedó en paro; estuvo probando diferentes alternativas, en la escritura y el dibujo, enviando guiones y viñetas a todos los sitios que encontraba, pero sin suerte.

Mediados los 70 existía en Oxford una revista contracultural titulada ‘Back-street Bugle’ que, en 1978 estaba intentando contactar con alguien que les preparara unas tiras. Unos amigos de Alan y Phyllis acababan de mudarse a la ciudad y al enterarse de ello hablaron de él como un autor de cómic con gran experiencia y los pusieron en contacto. No iban a pagarle, pero al estar cobrando una prestación por ser padre se arriesgó a emprender la aventura. El encargo consistía en realizar una página cada dos semanas, y lo tomó como una forma de adquirir práctica al dibujo, soltarse en contar historias y cumplir plazos de entrega. Ideó un protagonista de nombre St. Pancras Panda que parodiaba al personaje inglés para niños Paddington Bear y se contagiaba de la sátira del periódico sobre aspectos musicales del entorno (como el ascenso del punk rock) o la situación política local, además de incluirse a él mismo como personaje en multitud de ocasiones. La serie tuvo aceptación y serían 10-11 episodios ininterrumpidos los que elaboró hasta 1979.
Consideraba como influencia a todo autor que le gustara, pero sobre todo Moore experimentaba una gran admiración hacia los artistas underground, cuya escena vivía su mayor auge a finales de los 70 y a los que él seguía con interés. Su estilo de dibujo se contagió de ello, y sobre todo intentaba hacerse con el sombreado y el aspecto desarreglado de los personajes de autores como Robert Crumb. Al no contar con una retribución por sus trabajos en el Back-street Bugle, simplemente se dejaba impresionar por todos esos referentes y, principalmente, pretendía divertirse. Allí coincidió con otro autor aficionado al underground, Dick Foreman, que elaboraba para la revista una tira de media página llamada ‘Moeby Paliative’, en la que incluso Moore colaboró en alguna ocasión y así se forjó una amistad que dura hasta la actualidad (Foreman ha participado en el reciente magazine "Dodgem Logic").

Neil Spencer había tenido contacto con la escena del Arts Lab de Northampton y se había convertido en el editor de la revista musical semanal ‘New Musical Exprés’ que se distribuía en Inglaterra. Ofreció a Alan Moore realizar un par de ilustraciones pagadas, de Elvis Costello y también de Malcom Mc Laren y Johnny Rotter. Las realizó con la técnica del punteado, fue su primer trabajo como tal en este campo y tardó una semana entera en terminar cada una de ellas, aprendiendo mucho. No obstante, no hubo más encargos por esta parte.
La revista de rock mensual Dark Star tenía una distribución considerable a nivel nacional y Steve Moore, que ya trabajaba como profesional en la industria del cómic, se enteró que tenían intención de incluir una sección humorística sobre ciencia ficción. Le sugirió a Alan que podían colaborar juntos y hacerla. Como no había remuneración, el trato era que Steve escribiría el guión y lo entintaría, y Alan sólo haría los lápices, para que no se embarcara en muchos trabajos sin pagar. Fueron 4 páginas que hicieron entre 1979-80: “Three Eyes Mc Gurk and His Death-Planet Commandos”, y firmaron como Pedro Henry (Steve) y Curt Vile (Alan). El dibujo era muy detallado, relleno por un detallado punteado, dice Moore que como no dibujaba bien descubrió que así lo compensaba y llegaba más a los editores. El ‘Rip Off’ nº8 de Gilbert Shelton incluyó esta historia en 1981 como muestra de los talentos británicos del momento, y sería el primer trabajo de Alan Moore que se publicó en EE.UU. (ENLACE LECTURA)

La actividad al dibujo era intensa, Moore enviaba continuamente muestras a un sitio y a otro. Por fin, la insistencia dio sus frutos y la revista musical de tirada nacional ‘Sounds’ aceptó los dos capítulos de una serie que había titulado “ROSCOE MOSCOW, en la que un alcohólico creía ser detective y averiguaba el caso “¿Quién mató al rock and roll?”. El trabajo sería pagado (35 libras a la semana), y tuvo lugar entre marzo de 1979 (Moore contaba 25 años) y junio de 1980; en total 60 entregas. Los lectores a los que se dirigía la revista eran jóvenes de corte alternativo y parecía apropiada una historia plagada de referencias musicales y con un tipo de personaje más oscuro, al que Moore describiría: “A riesgo de arruinar un chiste medianamente decente al explicarlo, quizás debería señalar que Roscoe Moscow no pretende ser un personaje muy agradable. Le aterran las mujeres, le aterran los homosexuales, siente un profundo y xenofóbico odio hacia los extranjeros, lleva una tarjeta que recoge a los republicanos que hicieron campaña a Nixon, es alcohólico, un neurótico sexualmente inadecuado que no es capaz de conservar un trabajo y viste como un detective privado en un intento patético de autoestima. Es un gilipollas, simple y llanamente”. Reconoce que, además, la ocasión de estas páginas le ayudó a “luchar contra algunas opiniones políticas asquerosas y radicales”. (ENLACE LECTURA UNO Y DOS)

Como cobraba una prestación por desempleo y aún no estaba seguro de si podría ganarse la vida con sus creaciones, en la autoría de estas tiras mantuvo el pseudónimo Curt Vile (en homenaje al compositor judío Kurt Weill). Tardaba casi media semana en hacer la media página con la tira, y para su estilo de dibujo aplicó la técnica del punteado que ya había estado practicando, así como referencias a autores que le encantaban como Crumb, Steranko, Eisner o Clay Wilson.
Continuando en su empeño, confiando en sus posibilidades, desde agosto de 1979 logró otra fuente de ingresos al adquirir el encargo de la tira semanal “MAXWELL THE MAGIC CAT” para el periódico local ‘Northants Post’, por 10 libras a la semana. Antes ya les había enviado una prueba, “Nuters Ruin”, una parodia del radioshow “The Archers”, pero fue considerada muy adulta para la audiencia a la que el periódico pretendía dirigirse, de tipo familiar. La única entrega sí fue recogida más tarde en el diario Speak Easy nº43. Puede que a modo de broma por ello, Moore utilizaría aquí el pseudónimo Jill de Ray (que alude a Gilles de Rais, asesino en serie de niños del siglo XV). Gracias a estos esfuerzos gráficos y a los de 'Sounds', ya reunía en total 45 libras a la semana, que se acercaban a las 48 que su padre le recomendó para poder llevar adelante su hogar, y de este modo se dio de baja en la prestación que recibía de la Seguridad Social. Como es obvio, este pequeño ingreso ayudaba a que el hogar de los Moore saliera adelante. Cuando es cuestionado sobre la fragilidad de aquel lazo que motivó a que dedicara su carrera profesional al Cómic, responde: “En realidad nunca he pensado mucho sobre el lujo material. Eso se debía al lugar de donde salía. Mi familia nunca había tenido nada. Esto nunca fue tan triste como suena porque era lo normal, en el contexto en el que yo estaba acostumbrado. Nos las arreglábamos, no con facilidad, no con confort, pero nos las arreglábamos. Leah tenía suficiente para comer. Yo y Phyllis comprábamos ocasionalmente algún disco o libro. Ocasionalmente comprábamos ropa. [...] Y todo iba bien. Una vez que conseguí explotar en el mundo del cómic, tras la muy modesta vida que llevábamos, llegaron los ingresos.”

El compromiso con Dark Star también continuaba, pese a que no pagaban; quizás lo tomaba como una forma de que su nombre permaneciera en el panorama. Para ellos desarrollará en solitario “The Avenging Hunchback”, una imitación pervertida de Superman que había ideado junto a Steve Moore en la correspondencia que habían mantenido cuando se conocieron años atrás. El segundo episodio se lo extraviaron y Alan decidió no proseguir, no sin enviar antes una tira parodiando el hecho (“Kultural Krime Komix”). Steve le ayudaba en lo que podía, y como estaba empleado en Marvel UK presentó dos páginas de Alan con chistes mudos sobre Santa Claus, que compraron y publicaron en el especial ‘Frantic Winter’ de la navidad de 1979. (ENLACE LECTURA)

Desde 1980 su economía se consolidaría, porque Alan Moore consigue romper en el mercado como guionista, y ya sabemos que le fue muy bien en ese campo, por lo que pudo al fin llevar una vida de artista profesional que le sustentara en sus necesidades y la de su familia e incluso consiguió vivir holgadamente. Sin duda, el de humorista gráfico era ya el menos lucrativo de sus trabajos, pero lo mantendría aún un tiempo, ocupado por las mañanas en sus dibujos y tiras y por las tardes en la escritura de sus guiones. El principal contratiempo con el que se encuentra para proseguir ambos trabajos es que necesitaba dibujar más rápido porque cada vez disponía de menos tiempo, y en el que le podía dedicar no terminaba satisfecho con el resultado, algo que es vital para un creador.

Al ser un autor reconocible, llegaban otros trabajos que le ofrecían dinero, como el que hizo para "BJ and the Bear Annual" de 1982, donde realizó un par de artículos con texto e ilustraciones. (ENLACE LECTURA)

Aparte de dibujar, Moore ejerció en ‘Sounds’ un periodo como crítico musical y entabló amistad con el otro dibujante de la revista, Lápiz Salvaje -Edwin Pouncey-, con el que colaborará en diversas ocasiones en el futuro (entre ellas en "Dodgem Logic"). Además, justo a continuación de “Rocoe Moscow”, en julio de 1980 comenzó una nueva serie gráfica también para ‘Sounds’: “THE STARS MY DEGRADATION”, que aludía con su nombre a la novela de Albert Bester titulada “The Stars my Destination”. Con ella seguía la estela de los "Future Shocks" que preparaba en la editorial 2000 AD como guionista, parodiando el género de ciencia ficción, y en ella reintrodujo al cyborg Axel Pressbutton, que había aparecido ya en su “Three Eyes Mc Gurk and His Death-Planet Commandos” junto a Pedro Henry (Steve Moore) en Dark Star. Duró 100 entregas, publicadas semanalmente hasta marzo de 1983 (con algunos paréntesis de un par de semanas, que se hacían cada vez más frecuentes conforme Moore iba colmatando su agenda de escritor), y estaban llenas de inventiva, investigación de la técnica y el formato, y un esfuerzo por dominar la construcción de las historias. Contó esporádicamente con la colaboración de Pedro Henry y Lápiz Salvaje. Como curiosidad, el personaje Axel Pressbutton tuvo continuidad en la revista inglesa Warrior, proseguido por Steve Moore y Steve Dillon, y en la actualidad ha vendido sus derechos a la industria del videojuego. (ENLACE LECTURA)

En reflexiones sobre sus labores gráficas, Moore dice: “Me di cuenta que no podía dibujar lo suficientemente bien como para basar mi carrera en ello. Al mismo tiempo me di cuenta que había aprendido bastante de cómo contar visualmente una historia. Probablemente era capaz de escribir un guión de cómic. [...] Podía describir a cualquiera con palabras y podía verlo de forma absolutamente impecable”.

“Cuando decidí que no podía dibujar lo suficientemente rápido o bien como para vivir como dibujante y me convertí en escritor, me llevé esa sensibilidad conmigo.”

La tira semanal para el periódico Northants Post, “MAXWELL THE MAGIC CAT”, se prolongó desde agosto de 1979 hasta octubre de 1986 y siempre la considera “uno de sus proyectos favoritos”. El dibujo era sencillo, mirando en cierto modo a Schulz, y siempre se desenvolvía en cinco viñetas en las que introducía un gag que se inspiraba en algún aspecto de la realidad. El protagonista era un gato parlante con los rasgos de Hitler y que homenajeaba a ‘Tonto’, un felino que Alan y Phyllis tuvieron un tiempo en casa y que se escapó. Al principio el periódico colocaba la tira en la sección infantil, pero Moore cada vez fue complejizando más su argumento y la cambiaron a la página de entretenimiento. Increíblemente, la elaboración de estas viñetas convivió temporalmente con la realización de obras trascendentales al guión como “V de Vendetta”, “Swamp Thing” o “Watchmen”, entre otras muchas de amplia repercusión internacional, y es obvio que no podía dedicar todo el tiempo necesario en atender su perfección en el grafismo. Comentaba: “Observando la dolorosamente incompetente habilidad gráfica y el sinsentido de muchos de los chistes, es ésta la conclusión a la que lamentablemente he llegado. El gato rara vez mueve nada excepto su cola y ojos y a menudo se vuelve más alto o más bajo de viñeta a viñeta. La letra es a menudo más incomprensible que el chiste que incluye. Por otro lado, sólo pagan diez libras a la semana, de modo que ¿qué rayos esperáis?”. Sólo abandonaría el trabajo en la tira por un comentario homófobo que el director del periódico lanzó en la publicación; si no hubiera ocurrido, probablemente la hubiera continuado algún tiempo más, quién sabe. (ENLACE LECTURA)
El mismo Moore se preguntaba sobre el tema mientras aún preparaba la serie (1986): “¿Por qué aún continúo haciéndola casa semana? Ya no necesito el dinero; por estos día espolvoreo trozos de billetes de dólar sobre mis cereales y el hecho de que para conseguir una idea poco convincente para esta tira a menudo me lleve toda la mañana significa que en serio estoy desperdiciando tiempo con el que hacer un trabajo más lucrativo. ¿Entonces es por el prestigio y la expectación? No lo creo. La única carta que recuerdo recibir con un comentario de un lector de las tiras del Northants Post en los enteros siete años estaba dirigida a Jill de Ray y se refería a mí como ‘una vieja bruja frustrada’, lo que pensé que era poco justo teniendo en cuenta que sólo acababa de cumplir treinta por entonces.

En serio, al hacerme la pregunta de más arriba, me cuesta proporcionar una respuesta. ¿Por qué sigo haciéndola? ¿Ha llegado a ser una compulsión, como llevar ropa de mujer o coleccionar brotes de algodón? Supongo que lo más cercano que puedo llegar a un medianamente razonable motivo es que me gusta porque es rápida, accesible y me permite responder rápidamente a nivel local ante cualquier cosa contra la que sienta ganas de expresarme. Al dibujar las tiras sólo tres días antes de que el periódico golpee los felpudos de la ciudad, normalmente puedo sacar los cuchillos sobre temas como el bombardeo sobre los libios o las recientes redadas policiales en Brixton y Handsworth [...] Admitámoslo, nunca tengo nada terriblemente perspicaz u original en la forma de comentar estos problemas, pero en este momento y a esta edad es una gran ayuda personal el poder rugir una respuesta al catálogo diario de atrocidades que nos es presentado, incluso aunque la mayoría de lo que estás bramando sea un galimatías incoherente. No tanto una tira cómica, sino más una fundamental sesión de gritos.”
Maxwelltuvo una reedición, en cuatro libros hoy agotados cuyos beneficios como autor fueron a parar a Greenpeace. Eddie Campbell valora positivamente esta obra: “De todo el trabajo de Alan Moore, Maxwell es la representación más inmediata de los pensamientos e ideas ociosas del hombre; muchos ejemplos son conceptos desechables, juegos divertidos sobre los formalismos del cómic –bocadillos, viñetas, rotulación- pero nos llegan sin ser modificados por un colaborador o los complicados requisitos de las grandes editoriales, ni están contaminadas por la aburrida mordacidad a que se dedican con acritud las editoriales más pequeñas. Desde que Alan ha mostrado sobradamente una tremenda inteligencia al expandir su campo de trabajo, me encantaría ver que establece como uno de sus objetivos el conseguir un espacio diario en algún lugar donde pudiera dar rienda suelta a su talento para la sátira.”

Podríamos decir que la carrera de Alan Moore como dibujante profesional termina en este momento. Pero aún vendrán colaboraciones esporádicas con fanzines, revistas, especiales con fines solidarios o incluso ilustraciones para amigos, que –intuimos- elabora desinteresadamente tan sólo por su amor al cómic. Digamos que aquí se pierde el rastro de las incursiones gráficas de Moore. Hemos recogido algunas de ellas que los compañeros de la Red o los teóricos han detectado hasta fechas recientes, pero en general ha sido una trayectoria intermitente, aunque persistente. Por ejemplo, en 1987 participaría con Dave Gibbons, Peter Milligan, Bill Sienkiewicz y otros muchos en la antología “Strips AIDS”, donde coincidiría con la artista underground que en el futuro sería su pareja, Melinda Gebbie. Ese año, la editorial Dark Horse hizo un especial titulado ‘Godzilla King of the monsters’, con ilustraciones de varios artistas, entre ellos el propio Moore. Este número dio lugar en 1995 a un serie regular en la misma compañía.


En 1988 adaptará en un cómic de 8 entregas la canción “I can hear the grass blow” (escrita por Roy Wood e interpretada por ‘The Move’) para la publicación ‘Heartbreak Hotel’ nº3. Un trabajo muy experimental, que se lee horizontalmente en una larga tira. (ENLACE LECTURA)

Para el “American Splendor” de Harvey Pekar dibujará el guión de una página en 1990, y a su vez colaborará en esta década en varias ilustraciones integradas con otras de sus aficiones como la música, la magia, la literatura, el performance, la psicogeografía, las actividades solidarias, etc. Veremos la portada para el libro “The Risen” de Peter Whitehead, pósters para conciertos o la carátula del CD “Hexentexts”. En estas incursiones a veces supera la técnica del papel-lápiz-tinta con la que siempre había estado funcionando para probar nuevos recursos: hologramas, ceras, collages, fotografía. No hay que olvidar que Moore ha trabajado junto a destacados artistas del panorama, sale con una dibujante profesional (Melinda) y ha adquirido una gran carga visual y práctica, además de contactos que le brindarán consejos. Ahora afronta las experiencias de una forma más investigadora, sin la necesidad de gustar para ganar dinero.

Su segunda etapa en el cómic mainstream desde los 90 hasta mediados de 2000 lo mantendrá muy ocupado en sus tareas, pero coincide con el despertar en su hija Leah de una inquietud por seguir los pasos de su padre. Ello le hará prestar gran atención a los fanzines, en los que ella misma se inicia. Moore comenta:

“Creo que ahí fuera hay una gran fuerza, y de ahí es de donde va a venir cualquier material novedoso. No va a venir de las grandes compañías o de actos oficiales, no va a venir de Frank Miller ni de Art Spiegelman. Va a venir de algún tipo de pelo alborotado como Herbert desde su habitación en alguna parte, y él va a ser el próximo Eddie Campbell o quien sea, y de ahí es de donde viene siempre. La auténtica energía en los cómics siempre viene de abajo.

[...] Por eso es por lo que es un medio superior a, digamos, películas y cosas por el estilo, porque no necesitas todo ese dinero y patrocinadores y tecnología; un papel, un lápiz. Y sólo eso es significativo, me encuentro plenamente feliz y confiado en el medio del cómic porque incluso si, como espero, la industria del cómic fuera a colapsar mañana, entonces aún habría gente que tuviera acceso a un cuaderno de Woolworth y a un barato Biro –eso era todo lo que yo usaba cuando hacía mi primera serie de cómics amateur cuando tenía 11 años.

[...] Soy un auténtico chico de la autoedición. Me encontré algunos fanzines –en las últimas semanas he desechado casi toda mi colección de cómics, la he dado a una tienda local, y cosas de las que nunca hubiera apostado que me desharía pero simplemente es que me aburrí de ellas- he mantenido algunas cosas. He mantenido mi serie completa de Herbie, que es uno de los cómics que yo siempre adoraría, y he mantenido los fanzines raros.”
Su afición por este tipo de publicaciones es tal que ha derivado en su proyecto DODGEM LOGIC, una revista que pretende sea una publicación regular y que definió así: “Encaremos los hechos: la sociedad ha caído y la cultura está azotando como un ciempiés atado. La economía se desvanece, un hada plantada en la que nadie cree. Mientas tanto, nuestros líderes electos exigen una segunda vivienda para sus osos hormigueros. Los coches fúnebres se agolpan en Wooton Bassett, cada ataúd cubierto con la icónica minifalda de Gerry Halliwell sólo para recordar a los muyahidines por lo que están peleando nuestras señoras. En casa en Northampton nuestras vidas diarias se están volviendo raras, consanguíneas con la Atlántida y ya no nos reiremos más de sus habitantes por motivo de sus dedos palmeados. Los icebergs, que necesitamos para polinizar nuestras flores se están muriendo y las abejas se están derritiendo. Yo mismo he investigado todo esto. Claramente, lo que el mundo necesita es una revista underground de mirada fruto del trippy y con una agenda autorrevelada de agresivo azar. Entonces todo estará correcto. Dodgem Logic se hace en Northampton pero se diseña para tener encanto mundial ya que un maltratado, dilapidado y abandonado agujero de mierda es muy parecido a cualquier otro. No somos ni locales ni globales: somos lobales.”

En ella además ha retomado el trabajo a los lápices, con diseños, portadas, historietas cortas e incluso ha realizado un comic book de 24 páginas titulado “Astounding Weird Penises”. Y no queda todo ahí, porque ya prepara el dibujo de la portada para la novela que actualmente está realizando, “Jerusalén”. A lo mejor la libertad creativa actual que Alan Moore ha conseguido por méritos propios nos trae próximamente más novedades en cuanto a su dibujo.

ÍNDICE DE “ALAN MOORE Y NORTHAMPTON”

2 comentarios:

WOLFVILLE dijo...

¡Esto ya rebosa todo intento de análisis! Me temo que voy a intentar contener mi lengua, porque todos los parabienes que suelo soltar acabarán sonando a peloteo sin sentido, cosa que no son. Tan solo diré que no solo es el ensayo más profundo que jamás he leido sobre esta faceta del señor Moore, sino que esto esta tomando forma de libro total. Que si se editara yo sería uno de los primeros compradores, claro está.

Un saludo.

Maese ABL dijo...

Caramba, dudaba si incluir este artículo, porque no lo consideraba en principio con la fuerza suficiente como para formar un capítulo aparte. Pero una investigación es algo vivo y al final necesitaba modificar la rigidez del guión inicial que me marqué yo mismo.

De verdad que me alegro muchísimo por tu interés y seguimiento en este Estudio; hubo amigos que me desanimaron al principio de empezar la labor bloguera (hace tres años y medio), que si es un trabajo en vano, que si al final sólo recibes malas críticas, que si tus aficiones mejor la compartes de manera privada y la disfrutas más que de forma pública...

En fin, sin negar momentos incómodos -que también los hemos pasado, porque yo soy una persona que se entrega mucho, y eso puede llevar a algo bueno o a pifias horrorosas- pero la verdad es que este Blog sólo puede estar agradecido por la atención y consideración que ha tenido en todo este tiempo atrás de personas cultas, amantes del cómic y curiosamente también de otros campos, y la gran mayoría a las que os seguíamos y admirábamos desde la práctica anónima de nuestro tiempo libre. Sin duda, hemos tenido una gran suerte que no pasa todos los días, así que no sé más que decir, sólo que siento bastante presión porque aún restan varias entradas sobre este tema, así que el fantasma del batacazo siempre estará presente. Bueno, y si sale mal tampoco creo que sea algo malo, jolín.

Saludos y buena semana